*Por Kelly Ferreyra
..Y nadie puede tan siquiera imaginar esa sensación de haber salido casi huyendo de uno de los países que ya hacía casi un mes estaba en lockdown (cuarentena).
No entendía, no creía, parecía estar en una de esas películas Hollywoodense, y veía todo el mundo corriendo, abasteciéndose de agua, de papel higiénico, y los supermercados ya exhibían góndolas vacías, porque la población había comenzado a aislarse. Y…No conseguimos barbijos, ya no había.
El conseguir un vuelo para volver fue complicado, porque había salido por Argentina, Ezeiza, pero ya no podía volver, no había vuelos de cabotaje en el país del norte..y para Argentina estaban completos.
Ese 15 de marzo de 2020, el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson el más grande de EEUU, con poco más de 1,000 vuelos diarios a 225 destinos nacionales e internacionales, es el centro de conexiones de Delta, estaba vacío… y tuve que salir literalmente “volando”, y con lágrimas en los ojos porque no sabía que iba a pasar, tuve miedo, y reconozco que lo sigo teniendo.
Pensaba que seguía en una película, cuando caminaba hacia la puerta de embarque y no había nadie en los subtes… hasta que respiré..había llegado a mi avión, y estaba lleno, había gente..
Toda cubierta, con guantes y con el corazón en la boca porque sentía como que nos íbamos a transformar en zombies, y cientos de ojos asustados mirándote como si en algún momento algo extraño iba a ocurrir.
En ningún aeropuerto hubo control, y la gente tosía, quizás eran los nervios, el aire, el cambio de clima, que se yo, pero todos corrían y yo temblaba, con tanta gente a mi alrededor. No dormí nada en casi dos días de viaje. Para eso me asesoré como debía hacer al ingresar a Iguazú, pero nadie me controló, igualmente por precaución me quede 20 días encerrada.
Al comienzo todos teníamos miedo, creo, la gente pensaba que te estabas transformando, y no vi a nadie, solo a través de la ventana. Mis amigas me dejaban los alimentos..
Me dijeron aíslate, y lo hice, y quizás por el calor, sentía como que tenía fiebre, y me estaba enfermando de solo pensar, pero con el tiempo me hice las pruebas y no llegue a tener el virus..
Todo se paró… y no pudimos bajarnos del mundo… y pensar que ya pasó un año y las cosas se ven con menos expectativas.. un desafío no viene solo así porque sí.
Vino a reflejarnos algo, a enseñarnos, a abrirnos los ojos donde elegimos cerrarlos. A golpearnos para despertar, cuando no lo hacemos. Tal vez…A detener la loca cultura de compras y consumo, detener la carrera loca de la vida. Aislarnos y pegar una mirada introspectiva, y entender que estar aislados no significa que estamos solos.
A aprender que estar con nosotros mismos es algo grande.
Tal vez… para a prender que en lugar de desarrollar armas de combate, encontremos juntos una cura para la enfermedad. Para aprender a liberar, a dejar ir, aprender a ser uno. A cancelar vuelos, planes, conferencias y eventos, y elegir algo nuevo, algo que no sabíamos que queríamos o podíamos, Tal vez ….
Hace un año nuestra frontera se cerró, si, la que nos une con los “brazucas”, “brasileños”, amigos, hermanos, compañeros, colegas… y esa imagen de tantos de ellos bebiendo una “gelada” en la feirinha quedó en las fotos, en los recuerdos. Las idas de muchos al supermercado en Foz, otros al cine, otros al médico, al shoping, o simplemente a pasear a una hermosa ciudad nos hace sentir nostalgia..
Brasil siguió su curso e Iguazú se paró por completo y sentimos todos los embates de la pandemia. Iguazú se volvió por un momento un pueblo fantasma, increíble para lo que estábamos acostumbrados con miles de turistas, escuchando todos los idiomas al salir a la calle..y no hubo trabajo y menos dinero, y muchos nos arreglamos como pudimos sin recibir ni un tipo de ayuda. En nuestro caso nos consideraron esenciales, y salimos a la calle, pero no se acordaron que también comemos y pagamos impuestos…salgo algunos de los empresarios que nunca dejaron de sostenernos..
Y el gobierno prometió y hasta hoy, después de un año, llegan funcionarios nacionales prometiendo ayuda a Iguazú, y somos tan sumisos que seguimos creyendo. Muchos con mucha inteligencia se re inventó y eso me llena de orgullo, saber que muchos piensan, crean y salen adelante con poco, pero la noticia tiene seguir y nosotros seguimos..
En los grupos de whatsapp seguimos todo lo que sucedía en la triple frontera, y los brasileños festejaban que allí el turismo estaba funcionando, que muchos seguían la vida normal, hasta el lockdown nuevamente. Porque apareció una nueva sepa, y la P1 amazónica ya comenzó a sentirse.
Ver hoy a la ciudad de Foz y a Ciudad del Este peor que al inicio de la pandemia, nos deja helados. Porque cada vez se ve más lejana la apertura del puente Tancredo Neves que nos une a solo unos minutos de nuestros vecinos, a quienes les llegó la vacuna más tarde que a nosotros los misioneros, pero ya llevan en la ciudad de Foz mas vacunados que en todo Misiones.
Para muchos la vacuna es una esperanza, para mí lo es, como lo fue para mi padre de 90 años que falleció de covid. No llegó para vacunarse, y así se fueron amigos, conocidos, hermanos… y el dolor de esta pandemia se siente en lo más profundo de nuestro ser, porque pedimos.. y mucho más que dinero y trabajo, también perdimos vidas.
Hoy, el barbijo nos deja marcas, más allá de los elásticos y del sol, porque lo usamos para todo, y ya forma parte de nuestro vestuario diario..
Estamos separados a metros de distancia de las personas que más queremos, y a muchos hace un año no abrazamos. Deseo abrazos apretados como los que me gustan a mí, pero te respeto. No es que te tenga miedo, es que quiero ser parte de la solución y no del problema… y lloré tanto cuando vi a mi colega Cris Loose en medio del Tancreo Neves y no podía abrazarla, y solo nos miramos a los ojos, llorosos, dos países hermanos sin poder abrazarnos, sin poder continuar con esa vida que teníamos de largas filas en el puente de tanta gente entrando y saliendo de los dos países… porque también quiero salir, y re encontrarme con mi familia.
Si todos pudiéramos contar con la consideración de los demás, este mundo sería un lugar mejor. Un año de pandemia, un año que se alarga por la irresponsabilidad de muchos… me quedo con esta reflexión de mi colega Cris.
“Usar una máscara, quedarme en casa todo el tiempo que pueda, mantener la distancia de 2 metros de los demás no me convierte en una persona débil, asustada, tonta o ′′ controlada «; me convierte, sí, en una persona responsable, atenta y respetuosa”
Yo cuido de mí, de mi familia y de vos y de tu familia. Vamos a ser más empáticos con las circunstancias.. Quizás así, no debamos seguir esperando otro año más.
* Periodista, Directora de LaVozDeCataratas
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