Día del Panadero: Juan Hoppe, 44 años con las manos en la masa

Juan tuvo su primer acercamiento a una panadería a los 17 años porque estaba buscando trabajo. Desde ese momento aprendió los secretos de la profesión se especializó en diferentes panes y facturas lo que lo llevó a ser reconocido en Iguazú y también a dar cursos en Brasil. Actualmente es el jefe de panaderos de El Pan de la Abuela donde tiene a cargo 9 panaderos y pasteleros profesionales.

Iguazú (LaVozDeCataratas) El  4 de agosto de 1887 se creó el primer Sindicato de panaderos en el país respondiendo a las pésimas condiciones laborales que tenían estos trabajadores en el país y en muchos otros países del mundo. En conmemoración de esa fecha se conmemora desde 1957 el Día del Panadero, como homenaje a los trabajadores.

Ejemplo de este rubro en Iguazú es Juan Hoppe, un panadero que desde hace 44 años se dedica al mundo de los panificados en el cual ya es un referente. Sobre sus inicios relató «tenía 17 años cuando me fui a buscar trabajo en una panadería, le conocía a los dueños y me dieron.  Yo no conocía nada cuando entré pero después me dediqué y hace 44 años que es mi profesión» dijo a LaVozDeCataratas.

Cuando Juan empezó las masas se cocinaban en el horno de barro, su primer tarea fue la de abastecerlo con leña para mantener el  fuego y «todas las cosas básicas hacía, engrasar las latas, hacer mandados, empaquetar esos fueron mis primeros pasos en la panadería. Tuve la suerte que me apreciaban mucho y me dieron la oportunidad de aprender, empecé a practicar despacito. Después me enseñaron como hacer las medialunas y me dediqué 30 años solo a hacer facturas y así es como todos me conocen, como  medialunero».

También su profesionalismo lo llevó a dictar cursos en Brasil, «venía gente de afuera y probaba las medialunas y quería saber quien era el que hacía y así me conocieron y me invitaron a dar cursos en una fabrica grande de todo tipo de masas y galletitas».

Respecto a las herramientas de trabajo a través del tiempo explicó que fueron evolucionado: «Antes las máquinas eran más peligrosas, no era cualquiera la que tocaba las máquinas» relataba mientras mostraba uno de sus dedos con una cicatriz provocada por una cortadora de galleta y que forma parte de sus «recuerdos». «Ahora son más seguras y también va cambiando el sistema de preparación, cada vez son más nuevas y modernas las máquinas. Por ejemplo cuando yo trabajaba era todo horno a leña, ahora ya eso no existe más, son todas rotativas» añadió.

Actualmente, Juan es el Jefe de Panaderos de la panadería El Pan de la Abuela, allí lidera una cuadrilla de 10 trabajadores que trabajan 24 horas para llevar el pan, facturas, chipitas y demás productos a todas las mesas de Iguazú. «El grupo que entra a las 3 de la mañana primero rellenan las facturas, con dulce de leche, membrillos, lo que llevan las facturas y eso se cocina. También se cocina la chipita, el pan de queso, jamoncitos y luego se controlan los pedidos a las sucursales. Los que entran a las 11 de la mañana comienzan nuevamente con las producciones para que salga pan fresco para la tarde también y todo lo que es pastelería fina, grisines, italianos, conitos , alfajores. También entran los maestros medialuneros que hacen todas las facturas. La última tanda es la producción para que al otro día se cocina» explicó sobre el trabajo diario del panadero.

 

Respecto a los productos de El Pan de la Abuela destacó que son «trabajamos con productos artesanales. Ahora hay muchos productos químicos que compras por paquete y le ponés agua y ya está, pero eso no es muy sano. Acá hacemos todo desde cero, trabajamos más y demoramos más pero es un alimento artesanal, sano y natural con productos de la mejor calidad y sin química. Esa es la características que tenemos en El Pan de la Abuela, que vos comés una medialuna y sabés que es un producto sano, no está hecho con químicos, es casero y se nota la diferencia».

Por otro lado, afirmó que es importante la capacitación constante «También nos capacitamos siempre, el año pasado le enseñamos a los chicos a hacer todos productos navideños, budines, pan dulce, todo eso y fue una experiencia muy linda porque siempre se puede aprender a hacer cosas nuevas» expuso.

Sobre el trabajo del panadero reflexionó: «es como toda profesión, si a vos te gusta y le ponés corazón a lo que haces te va a salir bien. Yo soy muy delicado y exigente y eso requiere dedicación, pero si te gusta no es un sacrificio. Es una profesión muy linda y muy buena».

A pesar de llevar casi una vida en el rubro todavía «No pienso en jubilarme, vivo el día a día. Todavía me faltan 4 años para pensar en eso y me gusta mi trabajo, es una linda profesión, le recomiendo a los jóvenes que quieran elegir. Ahora es más completa la profesión, antes vos hacías una cosa y listo, ahora podés saber un montón de cosa y también es más seguro  y más sencilla» finalizó

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