Pandora Papers: Argentina, protagonista en otro escándalo de cuentas offshore

Políticos, empresarios, deportistas y celebrities. Quiénes son los personajes que aparecen en la investigación basada en la mayor filtración de documentos en la historia.

La Argentina es una de las protagonistas de los Pandora Papers, la filtración de documentos de paraísos fiscales más amplia de la historia y que desde ayer sacará a la luz el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).

El nuevo trabajo colaborativo global, en el que trabajaron varios de los medios más importantes del mundo, incluye secretos financieros de 35 líderes mundiales, de más de 330 funcionarios públicos de unos 90 países, de empresarios que figuran en los rankings de Forbes, y una larga lista de evasores que operaron en las sombras.

El capítulo argentino de los Pandora Papers incluye historias de interés público sobre figuras del kirchnerismo y del macrismo, de financistas vinculados a casos de corrupción y de grandes empresarios. Revelará datos comerciales, tributarios y societarios hasta ahora desconocidos sobre futbolistas de elite y celebrities locales.

Recurrir a una sociedad offshore o abrir una cuenta bancaria a través un paraíso fiscal no es, en sí misma, una actividad ilícita. Muchas personas que hacen negocios internacionales afirman que necesitan de estas firmas para llevar a cabo sus asuntos financieros. Pero si el responsable de esa operatoria no declara debidamente su dinero o cualquier otro activo a las autoridades tributarias, podría incurrir en elusión fiscal o en los delitos de evasión o lavado, entre otras figuras penales.

La Argentina está en el podio de los Pandora Papers: es el tercer país con más beneficiarios finales detectados. Es decir, personas que son las verdaderas dueñas y tienen el control final de las sociedades offshore analizadas en los documentos, más allá de quiénes sean los “prestanombres” que aparezcan en los papeles de esas firmas en esas jurisdicciones de baja tributación.

Con 2.521 beneficiarios finales argentinos, el país sólo se ubica debajo de Rusia (4.437) y del Reino Unido (3.501). La mayoría de los argentinos optó por crear sus empresas de papel en las Islas Vírgenes Británicas (1.981 compañías), un pequeño archipiélago volcánico del Caribe. El resto se distribuyó entre Belice, Panamá y Estados Unidos, más otros destinos menores.

¿Cuán amplia es la filtración?

Si en 2016 los Panamá Papers abarcaron más de 11,5 millones de documentos del bufete Mossack Fonseca -equivalentes a 2,6 terabytes de información-, los Pandora Papers levantan ahora la apuesta: son más de 11,9 millones de registros (2,94 terabytes de datos confidenciales) vinculados a 14 proveedores de servicios offshore que ofrecen compañías de papel para mover -u ocultar- dinero en los principales paraísos fiscales del planeta.

La Argentina tiene su propio capítulo: el país aparece mencionado 57.307 veces en los documentos analizados durante meses por el equipo argentino. Se encuentran, entre otros, el fallecido exsecretario personal de Néstor Kirchner, Daniel Muñoz y el financista estrella y confeso de la causa de los “cuadernos de las coimas”, Ernesto Clarens.

También el gurú y consejero indispensable del Pro, Jaime Durán Barba, y Mariano Macri, el hermano menor del exmandatario. La investigación ofrece, además, datos desconocidos hasta ahora sobre Zulemita Menem y Humberto Grondona, hijos de dos íconos de la historia argentina reciente. Y de astros del fútbol como Ángel Di María y Javier Mascherano, además del DT del Paris Saint-Germain, Mauricio Pochettino.

Entre los argentinos que aparecen mencionados en los papeles, pero que ICIJ corroboró con documentos que declararon sus estructuras financieras y sus activos offshore ante las autoridades tributarias correspondientes, figuran, por ejemplo, los dos empresarios más vinculados al desarrollo de vacunas contra el COVID-19: Hugo Sigman (Insud) y Marcelo Figueiras (Richmond).

El diario La Nación investigó estos datos junto a periodistas de Infobae y elDiarioAR. Se trata de la mayor alianza periodística mundial que lideró ICIJ desde su creación. Convocó a más de 600 reporteros de 117 países que compartieron un año de trabajo en el más profundo secreto.
Entre los más de 150 medios que participaron junto a los medios argentinos se encuentran The Washington Post y Miami Herald (Estados Unidos), BBC y The Guardian (Reino Unido), Le Monde (Francia), El País y La Sexta (España); Süddeutsche Zeitung (Alemania); entre muchos otros. Se conformó, así, la investigación periodística colaborativa más grande de la historia.

Si se analiza la información por cantidad de compañías involucradas, la Argentina también se posiciona en el “top five” de los Pandora Papers: es el quinto país con más sociedades controladas desde nuestro territorio en el más absoluto secreto. Al menos 1.448 compañías aparecen vinculadas a controlantes argentinos, detrás de Reino Unido (3.936), Rusia (3.694), Hong Kong (2104) y China (1.892).

Los números son conservadores. Entre otros motivos, porque sólo abarcan a los beneficiarios finales (verdaderos dueños) identificables. Pero otros roles societarios -accionistas, directores y apoderados, por ejemplo- no se tomaron en cuenta para los rankings que desarrolló el equipo de ICIJ, la asociación sin fines de lucro con sede en Washington que comandó la investigación.

El material analizado revela movimientos financieros de figuras argentinas de alto y bajo perfil. En 57.307 documentos de la filtración apareció la palabra “Argentina”, en diferentes formatos. Desde documentos de texto y hojas de cálculo, hasta PDFs y mails. Algunos de esos archivos contenían una carilla; otros, más de 1.000 páginas.

Entre los archivos a los que tuvo acceso el equipo argentino de ICIJ aparecen más de 2.500 argentinos dueños de empresas creadas en paraísos fiscales, con nombres de fantasía y directores “prestanombres” que cumplen ese mismo rol para cientos de firmas. ¿Para qué las utilizaron? Desde adquirir propiedades en el extranjero sin estampar sus nombres en las escrituras y eludir al fisco, hasta evitar pagar el impuesto a la herencia en Estados Unidos el día que sus hijos tramiten la sucesión. Desde tramitar poderes para movilizar fondos en forma opaca, hasta armar estructuras y fideicomisos que dificulten rastrear la ruta del dinero.

 

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