El accidente cerebrovascular (ACV) representa la primera causa de discapacidad, la segunda causa de demencia y la cuarta causa de muerte en el mundo. Teniendo en cuenta esos parámetros, dos datos preocupan y encienden la alarma en la comunidad médica local: por un lado, hay cada vez más casos de ACV en adultos jóvenes cuando es una dolencia propia de la tercera edad, y por otro lado, el 80% de los cuadros que se atienden son prevenibles.
“En general los cuadros de ACV van aumentando conforme aumentan las décadas de la vida. La edad más común es entre la sexta y la séptima década de vida porque ya hay una predisposición por el mismo envejecimiento de sufrir estos episodios. Lo que pasa es que estamos viendo estos casos cada vez en edades más jóvenes, 40 o 50 años. Si bien no es la mayoría, estamos viendo que no son nada despreciables los accidentes cerebrovasculares en personas de 40, 50 o 60 años. También estamos viendo un aumento de ACV en mujeres”, explicó en diálogo con El Territorio, Hugo Solís González, responsable del Servicio de Neurología Clínica del Hospital Escuela Doctor Ramón Madariaga.
“Es una enfermedad neurológica causada por un trastorno en la circulación cerebral en el que se interrumpe súbitamente el flujo de sangre a una parte del cerebro. Existen dos tipos: el isquémico, en el que se tapa una arteria cerebral, y el hemorrágico, en el que se rompe una arteria cerebral”, deslizó el especialista.
El tabaquismo lidera las causas que inciden directamente en un ACV. Le siguen la obesidad, el sedentarismo, la hipertensión arterial, la mala alimentación y, por supuesto, el estrés.
“Es imposible en la vida moderna no tener una cuota de estrés, pero, por otro lado, hay que alcanzar cierto equilibrio”, señaló Solís González.
Si bien no precisó cifras respecto a la cantidad de pacientes que requieren atención en el Hospital Madariaga, aseveró que son muchos los que ingresan en crisis por el servicio de Emergencia.
“Nosotros vemos al paciente cuando ingresa a la guardia y la demanda es muy alta. Hay un número muy elevado de ACV en el día a día, muchos, muchos casos. Es un flagelo que no se toma vacaciones, ni por pandemia ni por nada, esta muy presente”, sostuvo.
“Desde el mismo día que el paciente ingresa al hospital por un ACV, iniciar la rehabilitación, que es un trabajo de todos los días y tratar de volver a la mayor funcionalidad que tenía esa persona antes del episodio”, remarcó.
“Hay varias medidas para prevenir un ACV. El cuidado de la comida en primer lugar. Una alimentación más mediterránea, con pocas grasas, con más pescado, verduras, semillas. Y además de la dieta saludable, no fumar, usar sal lo menos posible, tener un control muy bueno de colesterol, triglicéridos, de todos esos factores de riesgo que conllevan a que se puedan depositar placas de ateromas y llevarnos a un accidente cerebrovascular”, indicó.
Hizo hincapié en la actividad física y en los controles periódicos con el cardiólogo cumplidos los 40 años de edad.
“En el cuidado de la salud es importante, de la alimentación, la actividad física, y con respecto a eso, si es posible todos los días 15 o 20 minutos de caminata; control de la presión arterial y un buen control cardiovascular, anual después de los 40 años, a ver si no hay arritmias, porque otra fuente de los ACV son las arritmias”.
“Es impresionante cómo fumar aumenta el riesgo de tener un ACV”, reiteró el especialista.
“Casi el 80 % de los accidentes cerebrovasculares son prevenibles atendiendo a estas causas; después hay causas más complejas, en las que puede haber situaciones que se llaman trombofilias, donde hay una predisposición genética de un paciente a formar trombos, especialmente en las mujeres. Es una situación más delicada en la que hay que sospechar este cuadro para hacer el diagnóstico y en ese caso, anticoagular al paciente. Pero por suerte no son de los casos más comunes, los más comunes se deben a la hipertensión arterial, al hábito tabáquico, al sedentarismo, al sobrepeso, a una mala alimentación, sobre eso tenemos que trabajar para prevenir”.
“El estrés es un factor que complejiza todo. Estar en estrés permanente por supuesto que nos predispone a tener enfermedades coronarias, gastrointestinales, cerebrovasculares, desde ya que hay que combatir el estrés. No es sencillo, pero todo ser humano debería tener su momento de hacer una caminata, despejarse de los problemas, hacer meditación”
Consultado sobre en qué medida influyen la cantidad de horas de sueño, es decir, el descanso nocturno, respondió: “Una persona debe dormir entre siete y ocho horas por día, y hay quienes sólo duermen cuatro o cinco horas diarias; eso influye en toda la salud, desde la memoria porque no tiene la potencia que uno espera y el mismo organismo va perdiendo sus defensas naturales con una mala calidad de sueño. Es muy importante el buen descanso nocturno”.
“De alguna manera en las mujeres la protección hormonal que tienen antes del climaterio y antes de la menopausia, me parece que están más protegidas y posterior a la menopausia ya se emparejan mucho con los hombres e incluso estamos viendo que prácticamente el 55% de ACV isquémico en Argentina son mujeres”, comentó Solís González.
“Después hay una categoría de ACV en mujeres que también es importante: son aquellas con migrañas con auras visuales y están tomando anticonceptivos, sobre todo los que tienen estrógenos, entonces ahí se aumenta diez veces la posibilidad de tener un ACV en relación a una mujer de la misma edad que no sufre de ese tipo de migrañas. Son migrañas tienen como luces centellantes en los ojos y después comienza un dolor muy intenso de cabeza. Esa mujer debería saber que no debería fumar ni tomar anticonceptivos con estrógeno”.