Con la llegada de las altas temperaturas las personas comenzaron a realizar cada vez más actividades al aire libre y de cara al verano buscan un bronceado ideal. Sin embargo, alertan que demasiada exposición, a la larga, puede ocasionar daños irreparables e incluso cáncer de piel.
En comunicación con FM 89.3 Santa María de las Misiones, la dermatóloga Gabriela González Campos aclaró que “hay que tomar conciencia que el daño solar es acumulativa. Esto quiere decir que, todo lo acumulado no se saca de la piel y eso genera manchas, arrugas y puede ocasionar un cáncer”.
La doctora explicó que exponerse al sol, “puede hacerse en los horarios adecuados, donde hay menor radiación, que sería antes de las 10 de la mañana o después de las 16 horas”. En tanto que recomendó salir al sol, “hay que disfrutar del aire libre y la pileta, pero el pretender un bronceado, lleva implícito un concepto de daño en la piel”.
González Campos detalló que “el bronceado es un intento desesperado de la piel por protegerse del sol. Un ojo dermatológico ve en una piel bronceada, una piel dañada”. Sin embargo, incentivó a que “con una actividad deportiva se puede lograr un bronceado. También, respetando los horarios, usando la ropa adecuada, con protector solar que se aplica cada tres horas, voy a lograr un bronceado saludable, con un color y un daño mínimo en la piel”.
Un color en la piel sucede por “un mecanismo para defenderse del daño. En el primer escalón, se produce una sustancia que se llama melanina, depositada en la capa superficial de la piel para tratar de aumentar la función de barrera. Así funciona el bronceado”, detalló.
Esa capa superficial de la piel “se renueva cada mes, por eso el bronceado se va yendo. A pesar de que se va el color, las otras capas de la piel no se renuevan y reciben el daño, que se va acumulando. A largo plazo, se pueden generar alteraciones en la información genética de esas células y dar un paso hacia un cáncer de piel”, agregó.
La dermatóloga indicó que “a lo largo de la vida, uno va recibiendo el impacto solar, pero lo ideal es que sea mínimo en el tiempo”. Precisó además que “un cáncer de piel no es por la exposición de 15 días en el verano, sino que es daño solar acumulado. Por ese motivo, es muy frecuente que un cáncer de piel se dé en cara, escote, nucas, orejas o en los brazos. Las personas con más riesgo son los trabajadores rurales y los deportistas”.
Recordó que el protector solar “debe ponerse en los horarios adecuados, acompañados de sombreros, ropa cómoda y con buena trama para actividad al aire libre. Un protector solar con un número de 30 para arriba, indica la cantidad de tiempo que puedo estar expuesto antes de que mi piel se ponga roja. Esos números hablan de filtros UV, una de las radiaciones solares dañinas, pero la otra es la UVA, la cual se expresa en los envases con un círculo”.
Cuando se habla de pieles sensibles al sol, explicó que “son aquellas que tienen menos capacidad de producir pigmentos. Las personas rubias, pelirrojas, tienen una menor capacidad y están más expuestas a que la piel les quede roja, además de que se genere cáncer de piel. Sin embargo, las personas morenas están expuestas a que la piel se manche”.