Cristina Fernández de Kirchner rompió su silencio público para cuestionar las acciones diplomáticas en permanente construcción de Alberto Fernández. La vicepresidente defendió el principio de territorialidad, que el Presidente obvió en su primera condena a la invasión de Rusia a Ucrania. Y a continuación planteó en su cuenta oficial de Twitter que Estados Unidos manipula a las Naciones Unidas acorde a su agenda geopolítica, cuando el jefe de Estado ya decidió que mañana votará junto a la Casa Blanca en la Asamblea de Emergencia de la ONU, convocada para repudiar las acciones ilegales cometidas por Vladimir Putin.
Alberto Fernández tuvo una estrategia en zigzag respecto a la invasión de Putin a Ucrania. Autorizó un comunicado de la Cancillería que no mencionaba a Rusia, ni hacía una reivindicación formal del Principio de Territorialidad. Esa grave omisión técnica puede facilitar los argumentos legales del Reino Unido para repudiar la soberanía de la Argentina en las Islas Malvinas.
Ese primer comunicado del Palacio San Martín fue diseñado por el vicecanciller Pablo Tettamanti y el embajador argentino en Rusia, Eduardo Zuain. Tettamanti y Zuain responden a CFK y llegan al corazón del Kremlin sin demasiados esfuerzos protocolares.
En esa misma línea argumental, la Cancillería fijó su posición en la Asamblea General de las Naciones Unidas. “La Argentina expresa su preocupación por el desarrollo de la situación generada en Ucrania. Nos alarma la crisis actual, así como la posibilidad de que esta se siga agravando. Es necesario dar pasos sustantivos para entablar un diálogo constructivo y de buena fe a fin de encontrar una salida pacífica y concertada”, señaló Fabian Oddone, representante Permanente Alterno en la ONU.
Oddone no hizo mención a Rusia, Putin y la invasión a Ucrania. Habló en lugar de María del Carmen Squeff, embajadora argentina en Naciones Unidas, que está de vacaciones en Santa Fe y eligió seguir el conflicto por televisión.
Una copia del primer comunicado de la Cancillería y del discurso del representante Oddone llegaron al Departamento de Estado y a la ala oeste de la Casa Blanca. Fueron leídos con malestar, y ese malestar se comunicó a Balcarce 50 y al Palacio San Martín.
La sutil presión desde DC cumplió su objetivo. Un día después de la Asamblea General de la ONU, Alberto Fernández volvió a cambiar de posición. Mientras tanto, Cristina Fernández de Kirchner estaba en modo silenzo stampa y aguardaba su oportunidad política.
“La República Argentina, fiel a los principios más esenciales de la convivencia internacional, hace su más firme rechazo al uso de la fuerza armada y lamenta profundamente la escalada de la situación generada en Ucrania. Las soluciones justas y duraderas sólo se alcanzan por medio del diálogo y compromisos mutuos que aseguren la esencial convivencia pacífica. Por ello llama a la Federación de Rusia a cesar las acciones militares en Ucrania”, leyó la portavoz Gabriela Cerruti en su habitual comparecencia de los jueves.
Esta fuerte posición de condena, que esquivó la presión de los cuadros kirchneristas Tettamanti y Zuain, fue elogiada por el Departamento de Estado. Y en este sentido, se solicitó desde la Casa Blanca que Argentina acompañe en el repudio a la invasión de Putin que se trataría en una reunión de emergencia de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Alberto Fernández dijo que no.
El jefe de Estado y CFK no conversaron una sola vez sobre la invasión de Rusia a Ucrania. Y Alberto Fernández se enteró sobre la hora que Cristina fijaría su posición de manera unilateral. Casi como una extraña de un gobierno que construyó desde las bases partidarias y es Vicepresidente.
La postura de Cristina encriptó cuatro mensajes diferentes:
1. Ignora al Gobierno y las decisiones de Alberto Fernández.
2. Evita condenar la invasión de Rusia a Ucrania.
3. Reivindica su propia perspectiva de la política exterior.
4. Cuestiona la arquitectura geopolítica del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Zuain informa a Cristina sobre todo lo que sucede en la Cancillería. El embajador argentino en Rusia no guarda detalle a la Vicepresidente, y cuando pudo influyó en la posición del gobierno respecto a la crisis en Europa. CFK manejó la información, no tuvo contacto con Alberto Fernández y al momento de opinar sólo hizo referencia a su administración y al entonces canciller Héctor Timerman.
Durante la dictadura militar, los presidentes Gerald Ford, James Carter y Ronald Reagan respaldaron sus sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Igual que el Kremlin que necesitaba de los granos argentinos para mantener su seguridad alimentaria.
Pero la Guerra de Malvinas trastocó las alianzas del régimen castrense: Washington se puso al lado del Reino Unido, y Moscú junto al general Leopoldo Fortunato Galtieri. Así funcionaba el mundo durante la Guerra Fría, y Cristina no lo explicó en su cuenta oficial de Twitter.
Aún más, la Vicepresidente comete un error al cuestionar al Consejo de Seguridad Nacional. Es cierto que un veto de cualquiera de los miembros permanentes del Consejo (Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido y Francia) traba las iniciativas diplomáticas, pero también es inequívoco que una mayoría especial puede salvar esa decisión geopolítica.
A través de esa mayoría especial, el Consejo convocó para hoy a una Asamblea General de Emergencia para tratar la invasión de Rusia a Ucrania. En la Asamblea General se tratará una proyecto de declaración que hace tres días veto Rusia. Es decir: hay veto como señaló CFK, y está la Asamblea General de Emergencia para remediarlo, como no señaló CFK.
Por último, Argentina votó en contra del resultado del referéndum de Crimea porque violaba acuerdos preexistentes firmados entre Estados Unidos y Rusia cuando había implosionado la Unión Soviética. Ucrania devolvía las armas nucleares al Kremlin, y Boris Yeltsin respetaba la integridad territorial de Ucrania.
Alberto Fernández cometió el error de prescindir del concepto de integridad territorial al iniciar la crisis en Ucrania, pero Cristina Fernández de Kirchner optó por callar cuando Zuain le contó qué se estaba analizando en la Cancillería.
Alberto Fernández no permaneció inmóvil cuando se conocieron los tuits de Cristina Fernández de Kirchner. Aprovechó un encuentro virtual que compartió con el canciller Santiago Cafiero y Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, para marcar una nueva distancia con la Vicepresidente.
Un comunicado emitido por la Cancillería aseguró que, durante ese zoom que unió Olivos con Ginebra, Alberto Fernández rechazó “el uso de la fuerza armada por parte de la Federación de Rusia y reclamó el cese de las hostilidades, esencial para retomar una camino de diálogo y negociación”.
Asimismo, el comunicado oficial sostuvo que durante la reunión Alberto Fernández “remarcó que las acciones de Argentina siempre se basan en la defensa y el pleno respeto del derecho internacional, la soberanía de los estados y su integridad territorial, la solución pacífica de las controversias y el pleno y profundo respeto por los derechos humanos”.
El Presidente y la Vicepresidente chocaron en público por la invasión de Rusia a Ucrania. Alberto Fernández ahora condena a Putin, mientras Cristina recuerda hechos del pasado y calla sobre la situación presente.
El Gobierno tiene en crisis a su política exterior, cuando el mundo arde y el futuro es incierto.
Fuente: Infobae