Los ministros de Relaciones Exteriores del Mercosur se reúnen este lunes en un encuentro que tiene como ejes de debate el arancel externo común (ACE) y la flexibilización comercial del bloque regional, y en el que la Argentina reafirmará su postura de negociar en unidad acuerdos comerciales con otros mercados.
La XII Reunión Extraordinaria del Consejo Mercado Común que se desarrollará a partir de las 11 desde el Palacio San Martín en forma virtual, ante el fuerte avance de la pandemia en la región, estaba convocada inicialmente para el jueves pasado, pero debió postergarse ya que ese mismo día tuvo lugar la Cumbre contra el Cambio Climático, de la que participó el presidente Alberto Fernández, entre los 40 líderes mundiales.
Así, los cancilleres de los socios plenos del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) volverán a verse las caras luego del contrapunto que se produjo hacia el interior del bloque regional a raíz del reclamo del presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, para que se «flexibilicen» las condiciones de comercio de los Estados miembros, propuesta que es resistida por la Argentina.
El canciller Felipe Solá, en uso de la presidencia pro témpore del bloque por parte de Argentina, es el anfitrión de la cumbre que reúne al uruguayo Francisco Bustillo, al paraguayo Euclides Acevedo y al brasileño Alberto Franco França, quien tendrá su primera participación en estos encuentros ya que asumió a principios de abril en su cargo, en reemplazo de Ernesto Araújo.
Por el perfil económico que tendrá el cónclave, también fueron invitados a participar los representantes de las carteras económicas de los cuatro Estados partes del Mercosur
Junto a Solá estarán desde el Palacio San Martín los ministros de Economía, Martín Guzmán; de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra.
En la cumbre, la Argentina ratificará su postura sobre la necesidad de que el Mercosur encare en conjunto negociaciones con otros mercados, tal como adelantó el propio Solá, el lunes pasado, al encabezar un encuentro organizado por la Fundación Embajada Abierta y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).
«Nosotros creemos que es el momento de unirnos más que nunca. Es el momento de ir mirando con prudencia dónde podemos ayudar, no es el momento de cortarse solos. Esa es la idea que vamos a llevar el 26 a la reunión de cancilleres del bloque», adelantó Solá, quien llamó a defender el «activo muy fuerte» que representa el Mercosur para el desarrollo de los Estados parte.
En ese foro, el canciller argumentó que «el mundo va hacia una regionalización, va a un cierre económico que no sabemos cuánto puede durar, con más prudencia con la cuestión arancelaria y más protección por la cuestión de la pandemia, y al mismo tiempo la posibilidad de acuerdos regionales más fuertes».
Fuentes de la Cancillería indicaron a Télam que en esta cita el Gobierno argentino reiterará su «vocación de unidad» y su posición de «conversar» y «negociar» las distintas propuestas del resto de los Estados miembros, en relación al pedido uruguayo de «flexibilización» comercial y el reclamo de Brasil por la modificación del Arancel Externo Común (AEC), que es la barrera arancelaria que todos los países del bloque adoptan ante mercados extranjeros.
El reclamo uruguayo -acompañado por Brasil- para que los Estados socios puedan entablar acuerdos comerciales directos con otros países o bloques del mundo, puso en evidencia las diferencias hacia el interior del bloque durante el encuentro virtual de presidentes por el 30 aniversario de la creación del Mercosur.
En esa cumbre, Lacalle Pou sostuvo que su Gobierno «no está conforme» con las condiciones actuales y que genera «frustración» la imposibilidad de avanzar en acuerdos extrarregionales, al considerar que esos límites son un «lastre» y un «corsé» para el desarrollo.
Esas definiciones motivaron la respuesta de Fernández, que sostuvo que el Mercosur no debe ser una «carga ni un lastre para nadie» e invitó a quienes puedan sentirse disconformes a «tomar otro barco».
Se espera que en el encuentro de este lunes Uruguay presente una propuesta concreta para flexibilizar la agenda de negociación con terceros países y permitir que cada socio pueda manejarla con cierta autonomía
Brasil «apoya» el pedido de «flexibilizar» el Mercosur para que un socio con problemas no sea «obstáculo para que los demás avancen», declaró días atrás al medio uruguayo Búsqueda el director del Departamento de Mercosur e Integración Regional de Itamaraty, Michel Arslanian, aunque advirtió que esa solicitud necesariamente requiere de un «consenso intra-Mercosur».
Paraguay, en cambio, al igual que la Argentina, «no está de acuerdo con la derogación de la decisión 32/00″, que prohíbe negociar acuerdos comerciales por fuera del bloque sin el aval de los socios, por entender que avanzar en conjunto permite «mejores condiciones de negociar», según declaró al mismo medio el viceministro de Relaciones Económicas e Integración de Paraguay, Raúl Cano Ricciardi.
Argentina mantendrá su posición de «discutir todo en el marco del Mercosur» y buscar las «estrategias técnicas y legales» para que los países que quieren avanzar con otras negociaciones puedan hacerlo con los «requisitos adecuados», según señalaron a esta agencia fuentes de la Cancillería.
Uno de los objetivos principales de Brasil en la cumbre y en lo que queda del primer semestre del año es modificar el Arancel Externo Común del Mercosur, con una reducción del 10% de todo el universo arancelario del bloque, algo rechazado por el Gobierno argentino, que propone una disminución focalizada del AEC y solo aplicable a insumos.
En los primeros días de abril, Argentina formalizó su propuesta de modificación del AEC del Mercosur ante el Grupo Mercado Común (GMC) del bloque regional: una reducción del 2% al 0% en todos los productos que sean insumos, con el fin de favorecer a las industrias, lo que en total representa una rebaja del 10,5%, indicaron a Télam fuentes de la Cancillería.
Al respecto, el Ministerio de Relaciones Exteriores planteó la necesidad de que los bienes finales sigan con la protección actual del AEC, que es la alícuota que deben tributar productos de terceros países para poder ingresar al mercado regional.
Telam