Iguazú (LaVozDeCataratas) Tras un 2020 lleno de dificultades, al igual que en otros niveles o modalidades de enseñanza, la educación para jóvenes y adultos, mediante la puesta en marcha de distintas estrategias de intervención, el trabajo de directivos y docentes que contempla el abordaje pedagógico, pero también la contención emocional a sus estudiantes, se lo logró revertir la matrícula, y en el corriente año más gente mayor regresa a la escuela u opta por una taller con rápida salida laboral.
Luis Capaia, director de enseñanza de Escuelas Para Jóvenes y Adultos (EPJA) aseguró que hubo un crecimiento de asistencia a la terminalidad en la franja entre los 35 y 55 años.
“La ciudadanía quiso salir del encierro y buscar algún tipo de actividad, de aprendizaje y que los contenga. Necesita el relacionamiento social. Esa franja que antes tenía posibilidad y no asistía, hoy recurre a la terminalidad y a un taller”, afirmó.
“Es posible que en esta franja etaria, haya influido la desocupación, ya que durante la pandemia la economía se vio afectada”, añadió.
Capaia comentó que este año “empezamos a trabajar en burbujas, pero gracias a que nuestros estudiantes son muy previsores y que los grupos para las escuelas de adultos son menores, rápidamente pasamos a una apertura más amplia”.
Respecto a la matrícula, indicó que hubo un notorio crecimiento respecto al año anterior, donde solo se trabajó a un 35 por ciento. “Hoy estamos por encima del 80 por ciento de lo que normalmente tenemos en las unidades escolares”, aseguró.
“Trabajamos con una franja etaria que no solamente atendemos la terminalidad primaria, sino que también tenemos una gama interesante de talleres de salida laboral rápida”, explicó Capaia.
En ese sentido, citó los talleres que más se eligen. En primer lugar Peluquería, seguido por Operador de PC, y Electricidad Domiciliaria y del Automotor.
Por último recordó que durante el 2020 “atravesamos una situación bastante difícil. Tuvimos dificultades de conectividad, y la no posibilidad de hacer prácticas en los talleres nos bajó enormemente el proceso de enseñanza y salida laboral con los talleres, bajando ampliamente la matrícula”, lamentó.
“La terminalidad primaria requiere el contacto del docente porque se necesita un acompañamiento diferente. Una persona de 30 o 40 años que ha dejado mucho tiempo la escolarización primaria, necesita el acompañamiento, la confianza y contención, que no se pudo dar el año pasado, pero que sí se pudo retomar en el presente”, cerró.
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