Iguazú (LaVozDeCataratas) Según la última Encuesta de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes, en Argentina cerca de 764 mil niñas y niños de entre 5 y 15 años habían realizado al menos una actividad productiva (entendiendo por ello, actividades remuneradas para terceros, trabajo doméstico o bien tareas de autoconsumo) en las semanas en que se efectuó el relevamiento, durante octubre de 2016 y septiembre de 2017.
Esto representa al 10% de los niños y niñas del país. Más allá de que esta metodología implica un subregistro la fuente indica que en cuanto al ámbito de residencia urbana o rural, cerca de 207 mil niños que trabajan viven en zonas rurales, mientras que 557 mil viven en zonas urbanas, lo que implica tasas de incidencia de 19,8% y 8,4%, respectivamente. Si bien la incidencia es mayor en las zonas rurales, la mayoría de los niños que trabajan (73%) lo hacen en zonas urbanas, a causa de la alta concentración de la población en dichas zonas.
En la región del NEA trabajan en el sector rural un 25,8% de niñas y niños de 5 a 15 años. Este porcentaje es el más alto de todo el país. En el caso de Misiones, la cosecha de yerba mate es la actividad rural de mayor incidencia del trabajo infantil, aunque es una realidad que atraviesa a un variado grupo de actividades que se desarrollan en la provincia, tales como la producción tabacalera, horticultura, industria forestal, así como también actividad turística. En la cosecha de yerba mate, la jornada comienza cuando pasa el contratista con un camión a buscar a los obreros en su domicilio, entre las 4 y 5 de la mañana y el tiempo de trabajo por día varía de 10, 12 e incluso 14 horas.
Históricamente ha sido una práctica frecuente que el tarefero (como se denomina a los obreros ocupados en la cosecha) se emplee junto a su familia –niños, adolescentes y adultos- para cosechar en menor tiempo la mayor cantidad posible. Precisamente, este cultivo presenta las características generales que se señalan como factores principales que favorecen la incorporación de menores en actividades agrarias a nivel mundial: producciones no mecanizadas que demandan gran cantidad de fuerza de trabajo y escasa calificación que requieren esas actividades. A lo que se agrega, acentuando esa tendencia, ciertas formas de contratación precarias muy extendidas en las zonas rurales, particularmente el pago a destajo de obreros transitorios.
Si se trata de un yerbal alejado, la familia tarefera se instala entre 15 y 20 días en los yerbales a la intemperie o bajo carpas de polietileno, sin baños. Según diversas fuentes, la mayoría de los niños comienza a trabajar entre los 4 y los 10 años. Ellos son contratados bajo dos posibles modalidades: en forma individual o como parte del grupo familiar, siendo más frecuente esta segunda modalidad. Así, la contratación del niño se realiza en forma indirecta a través de la contratación de una sola persona -el padre de familia-, quien incorpora a la mayor parte de los miembros de su familia para llevar a cabo las tareas en la cosecha. Es el padre la única persona del grupo familiar que puede encontrarse registrada en el Registro de Trabajadores Rurales (RENATRE).
Las consecuencias más nocivas para los niños se relacionan con accidentes por manipulación de elementos cortantes, uso de agroquímicos sin los cuidados necesarios, caídas por trasladarse en la parte superior de los camiones sobre la yerba cosechada (la prensa provincial registra regularmente muertos y heridos en accidentes de tránsito protagonizados por los camiones que trasladan a los tareferos). A ello se agrega un alto ausentismo escolar.
Con información de: Razón y Revolución