La jueza Nuria Allou, de Eldorado, tendrá las causas del ex juez Fragüeiro

Allou  había rechazado la inhibición de Vetter y elevó consulta a la Cámara de Apelaciones de la provincia para que resuelvan la cuestión, quien en las ultimas horas hizo lugar a la inhibición dispuso que los expedientes contra Fragueiro sean instruidos en el juzgado de Eldorado.

Iguazú (LaVozDeCataratas) Luego de la aceptación de inhibición del juez de Instrucción Tres de Iguazú el Dr Martín Brites  en la causa en la que se investiga al juez de Familia y Violencia Familiar Nº2 de Iguazú, Pedro Fragueiro, por el delito de acoso y “abuso sexual simple”, se había trasladado el  expediente al juez de Primera Instancia en los Civil, Comercial, Laboral y de Familia, a cargo de la jueza Nuria Allou. En cambio la inhibición de  Juan Francisco Vetter, titular del Juzgado Civil, Comercial y Laboral de Iguazú, había sido rechazada. Con la aceptación de la Cámara de Apelaciones,  los expedientes regresarán al juzgado de la Dra Nuria Allou en la ciudad de  Eldorado.

La inhibición de los jueces en Iguazú es para «garantizar la imparcialidad de las partes. Al ser pares, siempre queda en el imaginario colectivo que el acusado será beneficiado». Recordemos que se  tramitan tres denuncias contra el el juez Pedro Fragüeiro por acoso y “abuso sexual simple” y una; por “prevaricato”. Las otras  dos denuncias se realizaron  una en Posadas y otra en Oberá.

El Juez Pedro Fragüeiro fue destituido por el jurado de enjuiciamiento: acusado por varias mujeres de acoso sexual y laboral, es una señal de advertencia a todo el Poder Judicial. Hay que ser y parecer. Y en el caso de quienes deben impartir Justicia, ambas cosas son ineludibles. Ante la flaqueza, el mismo fallo advierte que la única respuesta posible es ser “implacables”.

El Jurado de Enjuiciamiento consideró que el destituido juez traicionó la confianza depositada en él por la sociedad, representada en el testimonio coincidente de las mujeres que lo denunciaron, el propio Poder Judicial y los legisladores que lo avalaron. Exhibía un patrón de conducta que se repitió no sólo durante su cargo como juez de Familia y Violencia de Iguazú, sino en su trayecto dentro de la Justicia en otros cargos, lo mismo que en su vida privada y social. Ese patrón apuntaba siempre a la vulnerabilidad -empleadas de menor jerarquía, una mujer que buscaba una reparación judicial, una niñera o una aspirante a referí de rugby que dependía de él- de la que buscaba aprovecharse. Los testimonios fueron coincidentes y demoledores.

 

 

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