Iguazú (LaVozDeCataratas) En Iguazú, desde hace unas semanas los vendedores de la poción, le proporcionan el producto a quienes no quieren prepararlo en sus casas. Osmar González, es uno de ellos y explicó a LaVozDeCataratas como se realiza el procedimiento «yo compro la botellita de caña, puede ser la blanca o la quemada, la diferencia con la quemada es que es más oscura. A eso se le agrega la ruda, si se hace con tiempo, se puede agregar la ruda sin machar, porque la caña sola macera y le saca el gusto a la rusa. Pero si hace sobre la hora, dos o tres días antes, se tiene que machacar un poquito la ruda para que agarre el gusto» aseguró.

Osmar, quien también fue también ganador del Campeonato de reviro provincial, comentó que se dedica a la venta de esta tradición desde hace tres años. Con su familia tienen un pequeño vivero donde cultivan plantas aromáticas como el romero, menta y ruda que le sirvió como parte del insumo para la preparación. Este año, la botella de 100 mililitros de caña con ruda la vende a 120 pesos. Según explicó los vecinos de Iguazú son devotos de esta tradición ya que vendió muchas botellas, desde los primeros días de julio que es cuando comienzan a prepararse para recibir ahuyentar los males de Agosto.

Si bien la tradición dicta que hay que tomarlo el primero de agosto, aquellos que se olviden o no alcancen a hacerlo, tienen la oportunidad de hacerlo hasta el 15 del mes.

Origen de la costumbre:

Esta costumbre, enraizada en el norte argentino, más específicamente en las provincias de Misiones y Corrientes, se ha extendido por todo el país. Los pueblos originarios de América reconocen en la ruda múltiples propiedades medicinales contra parásitos y malestares gastrointestinales, además de su uso para calmar el ardor y la irritación de picaduras de bichos y alimañas. Como en agosto se producían grandes lluvias, que junto al frío causaban muchas muertes en la población y en el ganado, crearon este remedio natural para superar estos problemas.

Con la llegada de los españoles y la introducción del cultivo de caña para la fabricación de azúcar, en la época de la colonización española, también se empezó a producir el aguardiente de caña. A esto se le sumó la planta y se creo la  bebida.  El imaginario criollo le fue adjudicando propiedades y virtudes. De allí derivó la creencia popular que considera a la caña con ruda como un conjuro contra la envidia y la mala suerte. Este brebaje se consume “para espantar los males del invierno”.