Tras el triunfo talibán, la población afgana es ahora la preocupación de organismos internacionales

Organizaciones humanitarias, ONGs y Programas Internacionales se encuentran en alerta realizando esfuerzos para proteger a la población afgana, muchos buscan huir de cualquier modo ante los peligros del régimen talibán.

Organizaciones humanitarias, ONGs y Programas Internacionales centran sus esfuerzos en la frágil situación de la población afgana, tanto de quienes permanecerán en el país como de los que buscan huir por cualquier medio tras el triunfo talibán, y en la tensa situación que se vive en el país asiático por los desplazamientos internos y ante la inminente imposición de la sharia (ley islámica).

Este contexto podría complicarse aún más ya que se registraron los primeros combates entre fuerzas leales al Gobierno derrocado y los talibanes, ahora en control del país, lo que abona los temores, expresados por analistas locales e internacionales, de una nueva guerra civil como la que devastó al territorio después de la retirada soviética, a finales de los años 80.

Fuerzas leales al derrocado vicepresidente de Afganistán, Amrullah Saleh, así como a otros líderes del norte del país, anunciaron que los talibanes fueron expulsados de tres distritos de la provincia de Baglan, al norte de Kabul, la capital.

«Los distritos de Puli Hisar, Dih Salah y Banu en Baglán fueron ocupados por las fuerzas de resistencia popular. La resistencia sigue viva», escribió el ministro de Defensa del Gobierno derrocado, general Bismillah Khan Mohammadi en su cuenta de Twitter.

Según fuentes locales citadas por el diario New York Times, los talibanes fueron desplazados tras la muerte de 15 de sus efectivos, en tanto otros diez habrían sido capturados.

Ni estos primeros combates ni las escenas de caos, violencia y desesperación que aún hoy se viven en los alrededores del aeropuerto de Kabul para escapar del temor a una ola represiva, ni la lluvia de críticas internas y externas que le cayó en los últimos días, cambiaron la posición del Gobierno de Estados Unidos.

«Si hace 15 años hubiésemos decidido irnos, hubiese sido muy difícil. Si hubiese sido hace 10, también. No había otra manera de hacerlo sin algunas de las escenas que vieron en estos días», aseguró el presidente Joe Biden en una conferencia de prensa difundida por las redes sociales de la Casa Blanca, acompañado por su vicepresidenta, Kamala Harris, y su secretario de Estado, Antony Blinken.

«Si yo hubiese dicho que no nos vamos, ¿alguien duda que hubiese tenido que mandar a muchos más militares estadounidenses? Y, ¿para qué? La única opción era reposicionar a los militares que estaban allí para acelerar las operaciones de evacuación», agregó, y aseguró que su Gobierno ya evacuó a 13.000 personas desde el aeropuerto de Kabul, el único lugar del país que aún controla.

Desde Reino Unido, el primer ministro británico, Boris Johnson, uno de sus principales aliados en la misión de la OTAN en Afganistán, defendió la decisión de Biden.

«Creo que siempre estuvo claro que el compromiso del Ejército de Estados Unidos iba a terminar. Este nunca iba a ser un momento fácil», aseguró Johnson y, como su par estadounidense, prometió «trabajar lo más rápido posible» para completar las evacuaciones», según informó la cadena Sky News y reprodujo la agencia de noticias Europa Press.

Biden sostuvo que existe un acuerdo con los talibanes para que permitan el paso de todo ciudadano estadounidense que quiera llegar al aeropuerto de Kabul, pero la situación de otros miles de personas que intentan desesperadamente abandonar el país porque temen represalias bajo el nuevo Gobierno o la imposición de un sistema legal ultraconservador no está clara.

Mientras el ojo de los Gobiernos parece puesto en ese sector, los organismos internacionales están mirando más allá de Kabul y el aeropuerto, ya que el país ya vivía una difícil situación humanitaria mucho antes del avance talibán de las últimas semanas.

La cadena pública alemana Deutsche Welle informó que el familiar de un periodista que trabajaba para ellos en Afganistán y que ya se encuentra en Alemania fue asesinado por los talibanes.

«El pánico y el miedo» reinan entre los periodistas afganos, en particular las mujeres, informó la Federación Internacional de Periodistas (FIJ), que dijo haber recibido «centenares de demandas de ayuda».

Durante su visita a Rusia, la canciller alemana, Angela Merkel, también dejó en evidencia su frustración: “Ahora habrá que dialogar con los talibanes (…) e intentar salvar a aquellos cuya vida está amenazada para que puedan abandonar el país.”

A su lado, el presidente ruso Vladimir Putin optó por dar otro mensaje: pidió evitar el «colapso» de Afganistán y advirtió que debe impedirse que los «terroristas» salgan del país, ocultos como refugiados, en referencia a milicianos de grupos como el Estado Islámico.

La Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (Unama) ya establece contactos con representantes talibanes para seguir prestando servicios a la población, declaró la directora de la misión, la diplomática canadiense Deborah Lyons.

La Unama y algunas otras agencias de las Naciones Unidas fueron trasladadas provisionalmente de Afganistán a Almaty (Kazajistán) por razones de seguridad y volverán en Afganistán en cuanto se estabilice la situación.

En tanto, la representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Afganistán, Mary-Ellen McGroarty, advirtió que uno de cada tres afganos sufre inseguridad alimentaria debido a los efectos combinados de la guerra.

La responsable del PMA asegura que quiso quedarse en el país para mantener, en la medida de lo posible, la ayuda a la población más afectada por la insurrección talibán y los desplazamientos internos que provoca.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), por su parte, advirtió que ningún país debe negar la entrada de los afganos que huyan en busca de asilo, «tanto dentro como fuera de la región», e hizo hincapié en que los planes de evacuación urgente lanzados en estos últimos días no pueden eximir a los Gobiernos de seguir ayudando a Afganistán.

«Estos programas bilaterales de evacuación no deberían empañar o sustituir a una respuesta humanitaria internacional urgente y más amplia», dijo la portavoz de la agencia, Shabia Mantoo, que advirtió que la situación sigue siendo «extremadamente variable».

Estas evacuaciones, agregó, «tampoco deberían obstaculizar o impedir que los afganos busquen asilo en otros países», tanto por cauces regulares como por otros «espontáneos».

La «gran mayoría» de los afganos, de hecho, no pueden salir del país por vías regulares como podrían ser las evacuaciones, según Acnur, que estima en más de medio millón los desplazados internos y pide a los países vecinos tener las fronteras abiertas.

También reclamó ayuda económica a la comunidad internacional, en la medida en que se requerirían 62,8 millones de dólares (53 millones de euros) solo para atender las necesidades urgentes en Afganistán. En total, la ONU valora su plan de ayuda para el país asiático en 351 millones de dólares, de los que solo ha recibido alrededor de la mitad.

El Gobierno alemán anunció que destinara 100 millones de euros (117 millones de dólares) a la ayuda de emergencia para afganos que se hayan refugiado en países vecinos tras el avance de las milicias islamistas.

Lo lamentamos. No hay nada que mostrar aún.

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