Un hombre de 42 años que pertenecía a una comunidad mbya fue condenado ayer por el Tribunal Penal de Oberá, luego de que fuera hallado culpable de haber abusado de su hijastra. La audiencia fue de una sola jornada y el acusado llegó a la sala desde la Unidad Penal de Puerto Rico, donde era uno de los internos que se había sumado a la huelga de hambre para pedir por la celeridad de las causas judiciales.
Sólo una testigo estaba citada para el debate y fue precisamente la madre de la víctima quien entonces era una niña de 13 años. La mujer tenía cuatro hijos de una relación anterior y había formalizado una convivencia con el hombre con el cual también había tenido un hijo. Vivían todos en una casa en San Vicente, ubicada en inmediaciones de la ruta nacional 14.
La progenitora se enteró del caso cuando detectó que su hija presentaba un retraso en su ciclo menstrual. Alarmada, le pidió que le cuente si es que ocurría algo que ella no sabía. Fue así que se enteró que su concubino, desde que la niña tenía 11 años había comenzado a abusar sexualmente de ella.
Aprovechaba cuando la madre no se encontraba en la casa por diferentes circunstancias y también cuando la menor se dirigía a lavar la ropa a un arroyo. El hombre mantenía el silencio de su hijastra amenazándola que si contaba lo que le hacía iba a matar a su mamá y a todos sus hermanitos.
Enterada de esto, además la madre temió que su hija estuviera embarazada. Los exámenes médicos descartaron esta situación y acto seguido radicó la denuncia en la Comisaría de la Mujer de San Vicente. Se dispararon todos los protocolos de contención a la víctima y dispusieron la detención del sospechoso.
Cuando una comisión policial llegó a la vivienda en busca del supuesto autor, el hombre amenazó a su concubina diciéndole que cuando salía de la cárcel iba buscarla para matarlos a todos. La mujer contó a los magistrados que por ello se mudó de localidad, ante el temor que su pareja cumpliera la promesa.
En la audiencia que se llevó a cabo a puertas cerradas por tratarse de un delito de índole privada, se expusieron los resultados de la pericia de Cámara Gesell, que confirmaron los abusos de parte del padrastro para con la niña. Asimismo, los exámenes médicos realizados a la menor formaron parte de las pruebas incriminatorias contra el acusado.
El hombre habló ante los jueces y se desligó de la acusación, al mencionar que él no había sido el autor de los abusos que se le imputaban y apuntó a un tercero no identificado.
Luego de los alegatos de las partes, en los que la fiscal Estela Salguero solicitó una pena de 16 años para el encartado, los magistrados Francisco Aguirre, José Pablo Rivero y Miguel Orlando Moreira, dictaron un cuarto intermedio para dictar la sentencia.
Minutos antes del mediodía regresaron a la sala y en la lectura del fallo dictaron condenarlo como autor penalmente responsable del los delitos de “abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado por la guarda de hecho y por la convivencia preexistente y amenazas en concurso real”, a la pena de 16 años de prisión.
13 años tenía la niña cuando la madre supo que su concubino abusaba de su hija en la casa y cerca de un arroyo.
Fuente: Primera Edición