Leopoldo Agustín Borovski (23) fue declarado culpable y condenado a prisión perpetua por el femicidio de su ex novia, Fiorella Itatí Aghem (20), cometido entre la noche del jueves 28 de febrero y madrugada del viernes 1 de marzo de 2019, en la localidad de San Vicente.
El veredicto se conoció minutos antes de las 15 en el Tribunal Penal Uno de Oberá y coincidió con el requerimiento de la fiscal Estela Salguero al momento de exponer los argumentos en contra del condenado, basándose en las pruebas que obran en el expediente. Los abogados defensores José Aranda y Marcos Hirch, en tanto, basaron su alegato en la supuesta falta de elementos de cargo que conduzcan a la certeza necesaria para establecer una condena y pidieron la absolución, lo que finalmente no prosperó.
En su exposición, Salguero dio por acreditada la culpabilidad de Borovski y encuadró el delito en un contexto de «extrema violencia de género». Basó su alegato en varios puntos considerados clave como ser el resultado de la autopsia hecha al cuerpo de Fiorella y la presencia de material genético debajo de las uñas de la víctima «que si bien no es concluyente tampoco descarta que Borovski sea contribuyente en ello (en relación al crimen)», dijo. También se apoyó en los mensajes de texto y llamadas previas al encuentro que ambos tuvieron la noche del 28 de febrero de 2019 -horas antes de cometido el crimen- y los registros de las cámaras de seguridad que aclararon algunos tramos del recorrido que hicieron en la camioneta de Borovski.
Más allá de eso relacionó el femicidio con la personalidad del condenado basándose, por un lado, en un informe psicológico que lo marcó como un hombre «celoso, controlador y agresivo» y por otro en el testimonio de dos amigos de la víctima, Rocío Mereles y Bruno Ramos, a quienes ella le había contado sobre un intento de ahorcamiento previo que había sufrido alrededor de un mes antes en una chacra de los padres de Borovski, episodio que Fiorella dejó sentado en una denuncia policial que luego derivó en una restricción de acercamiento mutua que estaba vigente al momento del asesinato.
«No quedan dudas en el expediente que esa noche y madrugada Borovski y Fiorella se encontraron, lo reconoce Borovski y hay pruebas que lo acreditan, como mensajes de texto, llamados telefónicos. Corroboran esto también las cámaras de seguridad a partir de las cuales se estableció el itinerario de la camioneta», manifestó Salguero.
En esa línea continuó diciendo que «Borovski niega ser el autor, dice que la amaba y que eran el uno para el otro, pretende justificarse en que se podía haber quedado en Brasil si hubiera hecho algo malo, pero como tenía la conciencia tranquila volvió. Es un mecanismo de defensa, la estrategia de un manipulador, de un agresivo, de una persona que manejaba a Fiorella y acá quiso hacer lo mismo. Cuando le preguntaron en Brasil dijo que hacía seis meses no la veía, como puede ser que diga eso si la noche del 28 de febrero él mismo reconoce haber estado con Fiorella. Vemos cómo manipulaba la situación y sabía dónde estaba Fiorella. No hay una sola prueba que indique que Borovski no fue el autor de la muerte, todas las pruebas dicen que es el autor y debe responder por este hecho tan grave enmarcado en la extrema violencia de género. Nada justifica que Fiorella haya terminado como terminó, ni siquiera el incumplimiento de la restricción hacia Borovski».
«Lo que la mamá encontró en esa denuncia policial cuando quiso denunciar la desaparición ella ya le había contado a sus amigos, Rocio Mereles y Bruno Ramos, e indudablemente le tenía miedo a Borovski porque además de manipulador, era controlador y terriblemente celoso. Todas estas características hicieron eclosión esa noche. Borovski dio rienda suelta a lo que venía amenazando y haciendo sobre Fiorella. Aparte de ser agresivo, Fiorella contaba como aquella noche casi la mató, le contó a su amigo que tenía problemas en la tráquea por ese ataque y a su amiga que llego a ver las estrellas porque casi la mató», dijo y concluyó Salguero que «Borovski llevó a cabo lo que amenazaba a Fiorella, tirarla lejos en un descampado y fue así. La llevó a ese lugar cerca de la chacra de sus padres y dio rienda suelta a su agresividad. Con ese cable en el cuello mató a Fiorella y como si fuera poco, para demostrar su personalidad, después de haber cometido semejante crimen se fue a Brasil para disfrutar con amigos».
Fuente: El Territorio