Juzgan a padre e hijo por un robo y abuso sexual

Luciano y Emiliano Benítez están acusados de asaltar a dos mujeres y violar a una de ellas. La ex novia de uno de los implicados se convirtió en testigo clave del caso.

Argumentos endebles, contradicciones y coartadas disparatadas desplegaron ayer Emiliano Benítez (29) y su padre Luciano Benítez (51) durante la primera jornada del juicio oral por un hecho de robo calificado y abuso sexual en perjuicio de dos mujeres de la localidad de Campo Grande.

Las víctimas son madre e hija y al momento del ilícito tenían 73 y 52 años. Precisamente, la segunda fue violada por uno de los tres encapuchados que irrumpieron en la chacra de la familia, la noche del 9 de abril de 2017.

Ayer, por acuerdo entre las partes, se resolvió incorporar por lectura la declaración de la septuagenaria. En tanto, la hija testificó y ratificó el horror que padecieron hace cuatro años y medio.

Por su parte, los acusados también brindaron su versión de los hechos y se despegaron de la grave acusación que pesa sobre ellos, al tiempo que implicaron a otro familiar.

Además, quedó plasmado que ambos poseen un frondoso prontuario por diferentes delitos.

En la lectura del requerimiento de elevación a juicio se enumeraron las pruebas contra los Benítez, como ser elementos secuestrados en diferentes allanamientos, su ubicación en el lugar del hecho a partir del registro de las antenas de telefonía móvil y el cotejo de muestras genéticas que los implican en el abuso sexual.
Otro elemento relevante en la acusación fue el testimonio de Priscila C., quien era novia de Emiliano Benítez y aportó una serie de datos que comprometieron severamente a los acusados.

En el mismo expediente fueron imputados por encubrimiento Luis Alberto Velázquez (22) y Ángel Joel Viana (23), quienes tramitan el juicio abreviado.

“No griten que las mato”
El hecho denunciando se registró el domingo 9 de abril de 2017, alrededor de las 19.30, en una chacra de Campo Grande.

Según la instrucción, los Benítez en compañía de un tercero que no fue identificado irrumpieron en la vivienda con un palo y una manguera que usaron para golpear a las víctimas.

La hija forcejeó con los ladrones, pero fue reducida y llevaba a una habitación junto a su madre, donde las ataron y golpearon. Uno de los delincuentes abusó de la mujer más joven delante de su progenitora.

Primero hallaron una pistola y un revólver, y exigían dinero, circunstancia en la que efectuaron un disparo en la habitación.

“No griten que las mato”, amenazó uno de los encapuchados, y agregó: “Si quieren vivir entreguen la plata”.

El dinero se hallaba en un ropero. Además, preguntaron dónde estaba la escopeta, indicio de la intervención de un entregador que aportó el dato que posibilitó el robo.
Los ladrones escaparon a bordo de la camioneta Chevrolet S10 de una de las víctimas con un botín de 60.000 pesos, dos celulares, una pistola calibre 22 milímetros, un revólver calibre 32 y una escopeta calibre 14 de un cañón.

Minutos más tarde las mujeres lograron deshacerse de sus ataduras y pidieron auxilio en casa de un familiar que reside cerca. A las 21 la comisaría de Campo Grande tomó conocimiento del hecho.

En la cocina, la Policía halló un garrote de un metro de largo que los malvivientes usaron para agredir a las víctimas.

Testigo clave
En los días posteriores, personal de la Secretaria de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) determinó que el 13 de abril, desde uno de los celulares de las víctimas, se contactaron con una cuenta de Facebook a nombre de Priscila C., la que a su vez mantenía fluida comunicación con Emiliano Benítez, quien resultó ser su pareja.

Con este indicio se procedió a allanar un departamento en Posadas donde vivían Benítez y su novia, lugar donde hallaron un teléfono y dos armas robabas en Campo Grande.

En su declaración, la joven contó que su novio se dedicaba al contrabando de cigarrillos con el papá. Aportó que el 6 de abril su pareja recibió un llamado de su progenitor, quien le dijo que tenía que viajar a Oberá porque el 9 tenían que cobrar una plata.

Con relación al día del hecho, la novia de Emiliano Benítez mencionó que el muchacho le contestó los mensajes hasta las 19.30 o 20, y luego recién a las 22 le dijo que perdió el colectivo para volver a Posadas.

Le mencionó que le pediría a un amigo que lo lleve hasta la capital, pero no llegó ese domingo, sino al otro día y en compañía de su padre Luciano Benítez.
La chica notó que ambos “estaban sucios y lastimados. Les pregunté qué les pasó y dijeron que Gendarmería los persiguió”.

“El padre se quedó a dormir y al otro día yo estaba lavando ropa y escuché que ellos cuchicheaban, pero cuando me acerqué cambiaron de tema”, declaró la testigo.

Confirmó que su novio le regaló un celular que resultó ser de una de las víctimas.
“Después se compró una moto, de la nada”, dijo la chica, al tiempo que su suegro adquirió un auto.

Fuente: El Territorio

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