Alejandra: «Primero me enojé. Cuando te sacan el turno y te haces la quimio, ya estás haciendo el proceso de curación»

María Alejandra Goméz, tiene 56 años es empresaria gastronómica junto a su esposo y  miembro fundadora del Rotary Club Cataratas. Desde hace cuatro años forma parte del grupo Cuidate Iguazú y actualmente atraviesa un cáncer de mama.

Iguazú (LaVozDeCataratas)  «Hace cuatro años, el Rotary junto a otras organizaciones forma parte del grupo «Cuidate Iguazú», donde trabajamos la  concientización y prevención de distintas enfermedades, porque creemos que a la salud la tenemos que acompañar.  En el mes rosa estamos trabajando mucho en la prevención,  informar y concientizar a través de actividades, porque a las mujeres de Iguazú les cuesta hacerse los controles» comentó a LaVozDeCataratas.

Alejandra  relató como fue su experiencia con esta enfermedad: «En diciembre del año pasado, mientras me estaba duchando sentí que el pezón de mi mama izquierda estaba muy duro. Entonces, si bien no era el tiempo en el que yo me hacía todos los estudios, pero era parte de Cuidate me hicieron una mamografía. Luego me hicieron una mamografía ampliada, pero como mi tumor estaba bien detrás del pezón, no se lograba ver. Entonces cuando mi médico volvió de vacaciones y le comenté mi duda, me mandó a una mastóloga en Posadas. Ahí me hicieron una resonancia de contraste en el Hospital Madariaga. Recién con ese estudio surgió que tenía un tumor de 2 centímetros, atrás del pezón que tapaba en los otros estudios».

«Es importante hacerse todos los controles, siempre y si tenés alguna duda, si ves algo diferente en tu cuerpo, pedirle a tu médico, que agote todos los recursos hasta quedarte tranquila».

El lema «tocate para que no te toque» insiste en la necesidad de conocer el cuerpo «porque si hay algo que no sentís normal, no te quedes con que está bien, si tu cuerpo te dice algo, tenés que buscar hasta los últimos estudios para estar tranquila que no hay nada» añadió.

Luego del diagnóstico comenzó el tratamiento a través del cual tuvo que realizarse dos cirugías, en marzo y en abril, de este año, si bien no pasó por la mastectomía y quimioterapias: «lo que parecía algo simple se complicó y pasó a ser un tumor maligno. Por eso, me tuve que sacar el ganglio centinela, pero me pude hacer todo el tratamiento en Iguazú, aquí tenemos oncólogos, te podés hacer todo el tratamiento, no es necesario viajar, podes estar en tu entorno familiar, con tu gente, con tus amigos y tu cuerpo toma las quimio de otra manera porque estás más contenida» resaltó.

La semana que viene será su última sesión de quimioterapia y luego deberá pasar por rayos para eliminar cualquier posibilidad de reproducción: «cuando a vos te sacan el turno y te haces la quimio, ya estás haciendo el proceso de curación. Pero sigue mi tratamiento, con rayoterapia que son sesiones diarias. Actualmente Iguazú no cuenta con esa instrumental y el lugar más cerca que tenemos en Misiones es Posadas, son cerca de 30 sesiones lo que significa entre un mes y medio o dos» explicó.

Sobre como atravesó este proceso, describió que fueron diferentes sensaciones: «vos sabes que fue raro, primero me enojé porque como siempre me hago los controles, no podía entender que no hayan visto nada, como que le echaba la culpa a terceros. Pero después está la pregunta por qué no a mi, le puede pasar a todos. Yo siempre me sentí muy bien acompañada y por estar trabajando en todo esto no me quedé en el tiempo. Yo le pisé los talones a los médicos, quería estar, quería hacerme los estudios rápido» añadió.

«Como me tocó tiempo de pandemia, que estábamos encerrados por covid,  las quimioterapias te bajan mucho las defensas, entonces el hecho de estar encerrada por el covid hizo que pudiera cuidarme mucho. No dejé de trabajar, ni en el Rotarý, pero lo hacíamos todo por redes sociales y algunas cosas al aire libre. Y en mi trabajo, porque soy docente también, me permitieron dar clases por zoom. Entonces estoy en mi casa, en mi jardín, disfruto de mis mascotas y eso me ayudó mucho. Como también no tener que irme de Iguazú para hacerme el tratamiento» explicó sobre sus cambios de hábitos.

Siendo una mujer de fe y muy positiva, reconoce: «que me siento bien, las quimios no me trajeron complicaciones mayores, hace poco empecé a salir justamente con actividades del mes rosa, participando en actividades que no requieran mucho contacto y al aire libre».

Una de las características las quimioterapias es la pérdida del cabello y Alejandra contó como fue lidiar con ese proceso: «todos somos diferentes, hay algunas mujeres a las que le cuesta mucho la cuestión del cabello, porque a los 15 o 20 días de las quimioterapias se cae si o si, y yo como tengo muy poquito cabello empecé a usar las chalinas que pasaron del cuello a la cabeza, entonces juego con los colores, con los estilos. De esa manera también los que me conocían me preguntaban y les comentaba que estaba en tratamiento».

Para finalizar remarcó que es bueno estar acompañada pero cada proceso es personal y por ende único: «todas somos diferentes, todas podemos tener un tratamiento distinto, nos vamos a sentir de distinta manera. Es importante saber y ver lo que le pasa al otro pero no tomarlo como una regla, ni como que eso es así porque todos somos diferentes».

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