Las pastillas antivirales COVID marcarán un antes y un después en la pandemia

Las píldoras de MSD y Pfizer demostraron ser muy efectivas. Deben tomarse una vez diagnosticada la infección, por eso es clave el acceso a los testeos. Los expertos explicaron el fenómeno a Infobae

En octubre, MSD, compañía biofarmacéutica estadounidense conocida en Estados Unidos y Canadá como Merck & Co. y Ridgerback Biotherapeutics, una empresa de biotecnología con sede en Miami que había desarrollado previamente un anticuerpo monoclonal para el ébola, anunció que el molnupiravir, una flamante píldora contra el COVID-19, podría reducir a la mitad las posibilidades de que una persona infectada por el coronavirus debiera ser hospitalizada. Recientemente la Unión Europea aprobó la píldora contra el COVID-19 de MSD y evalúa la de Pfizer.

La historia del descubrimiento de esta droga para coronavirus se remonta a marzo de 2020, cuando investigadores de la Universidad de Emory ya habían anticipado en un estudio preliminar no revisado por pares en la revista científica bioRxiv que la molécula NHC/EIDD-29801 tenía “potencia contra múltiples coronavirus con la capacidad de convertirse en un antiviral eficaz contra el SARS-CoV-2″.

Nombrado molnupiravir, en honor a Mjölnir, el martillo de Thor, el fármaco fue tan eficaz que un comité independiente le solicitó a los científicos que detuvieran rápidamente el ensayo de Fase III, ya que no era ético seguir dando placebo a la mitad de los participantes, cuando ninguna de las alrededor de 400 personas que recibieron la pastilla oral murieron y la droga no mostró tener ningún efecto secundario importante

El fármaco es desarrollado en conjunto por las compañías Merc.k y Ridgerback, luego de que Emory les otorgara la licencia de la molécula y se constituyera una fuerte asociación entre ambas empresas. El 4 de noviembre último, Reino Unido se convirtió en el primer país en aprobar el molnupiravir. A su vez, se espera que en diciembre la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés), obtenga una autorización para su uso de emergencia. Lo cierto es que los expertos coinciden en que los antivirales orales como es el caso del molnupiravir podrían transformar el tratamiento del COVID-19 y de la pandemia, desde muchos ángulos.

La enfermedad ya superó a nivel global los 257 millones de casos confirmados, las 5,1 millones de muertes y se registran alrededor de 7,3 miles de millones de dosis de vacunas aplicadas en todo el mundo, según datos del Johns Hopkins University COVID-19 Map.

El otro gran desarrollo esperanzador para derrotar esta pandemia son la nuevas pastillas contra COVID-19 de Pfizer. La farmacéutica Pfizer anunció a principios de mes que su píldora contra el COVID-19, el Paxlovid, usada en combinación con un medicamento contra el VIH ampliamente utilizado, reduce el riesgo de hospitalización o muerte en un 89% en adultos de alto riesgo que han estado expuestos al virus. La píldora debe tomarse dos veces al día durante cinco días y se usa en combinación con un segundo medicamento llamado ritonavir que ayuda al compuesto de Paxlovid a permanecer en el torrente sanguíneo por más tiempo.

Un freno nuevo y más accesible contra el COVID-19

Consultada por Infobae, Laura Palermo, doctora en virología, especialista en la historia de las enfermedades y profesora en el Hunter College de Nueva York, resaltó: “Más allá de las vacunas que se desarrollaron para prevenir el coronavirus, las nuevas píldoras antivirales son las mejores herramientas farmacológicas para combatir a este virus”.

Actualmente, los tratamientos destinados a combatir virus, principalmente anticuerpos monoclonales y medicamentos antivirales como el Remdesivir, se administran mediante infusión o inyección, generalmente en clínicas u hospitales, y se caracterizan por su elevado costo.

Una nueva forma de administración

Para Mark Namchuk, director ejecutivo de la Iniciativa Terapéutica de la Escuela de Medicina de Harvard, las pastillas antivirales tienen algunas ventajas claras sobre los tratamientos existentes (el Remdesivir y un otras terapias con anticuerpos) porque, en comparación, son fáciles de transportar, almacenar y administrar. Los otros tratamientos deben administrarse por vía intravenosa y se han reservado en gran medida para que los usen los pacientes más enfermos confinados en instalaciones médicas al final de la evolución de su enfermedad.

Namchuk dijo que suponiendo que las píldoras estén ampliamente disponibles, se pueden recetar poco después de que los síntomas comiencen en el hogar, y no se requiere nada más para administrarlas más allá de posiblemente un vaso de agua. “Ambos son orales, por lo que es mucho más fácil distribuirlos a las personas al comienzo de su enfermedad y hacerlos más accesibles”, aseveró

Cuando las personas logran concertar una visita para llevar adelante estos tratamientos, a menudo están demasiado enfermas para recibir muchos beneficios. En cambio con estos fármacos esta situación va a cambiar, una persona puede despertarse, sentirse mal, hacerse un hisopado y/o test rápido de COVID-19 y dirigirse a la farmacia a la vuelta de la esquina para comprar el antiviral preventivo.

Las internaciones en terapia intensiva bajarán notablemente gracias a este desarrollo científico (Foto: Franco Fafasuli)
Fuente: Infobae
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