Festival Nacional de la Música del Litoral: Reencuentro, fiesta y alegría a orillas del Paraná

Brillo y magia con el río Paraná como espectador de lujo, fieles características de cada una de las ediciones del Festival Nacional de la Música del Litoral y del Mercosur, cuya edición número 52 no fue la excepción.

Luego de la experiencia virtual de la edición anterior y el plus que trajo el regreso a la presencialidad de los eventos masivos, el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez de Posadas, capital misionera, se vistió de gala para cada una de las cuatro antorchas. Es que el público colmó cada una de las jornadas, pudiendo celebrar un merecido retorno al formato tradicional con mucho orgullo y responsabilidad.

Según los datos proporcionados por la organización, en las tres primeras noches el anfiteatro estuvo colmado en un 90 por ciento de su capacidad, registrando un promedio de 15 mil personas en total. Las gradas colmadas demostraron haber extrañado un evento de semejante magnitud.

A lo largo de las tres primeras noches, no solo los posadeños, sino también el público de otros puntos de la provincia y la región disfrutaron de una variada grilla con más de 45 artistas y géneros musicales entre el escenario principal y la peña realizada en la explanada “Chaloy Jara”, pasando por aquellos que empiezan a dar sus primeros pasos, como también los consagrados.

En la primera jornada, la del jueves 2, los músicos de la Región Cultural del Centro tuvieron el compromiso de abrir la noche y cumplieron con creces, proponiendo versiones de clásicos folklóricos con un estilo eléctrico y fuerte para que los primeros en llegar empezaran a calentar las palmas.

Gervasio Malagrida, un histórico de la escena local aprovechó su retorno al Festival para homenajear a Alcibíades Alarcón con una versión rockera de Misionero y Guaraní, muy bien recibida por el público. También, a lo largo de la noche sonaron por igual el chamamé y la fusión de diversos estilos latinoamericanos.

Llegando a la mitad del line-up, le tocó su gran momento a Diana Amarilla, que logró enloquecer a sus fans más leales y contagiar con alegría. Con músicos de primera línea, su repertorio incluyó temas míticos muy cuidados y llenos de emoción.

El cierre de la primera antorcha estuvo a cargo de Coti Sorokin, quien hizo su aparición en el escenario causando un furor total, recorriendo su repertorio lleno de hits, la gente levantó carteles con mensajes de cariño y afecto para el cantautor sin dejar de bailar y cantar un sólo segundo. Junto a su banda «Los Brillantes», la noche se tiñó de fiesta absoluta con temas de diferentes épocas como “Antes que ver el sol”, “Andar conmigo”, “50 horas”, “Color Esperanza” y la tan esperada “Nada fue un error”, entre otras.

El show estuvo atravesado por hermosos momentos de interacción con el público que enloquecía en cada palabra que les dedicaba el rosarino, quien se mostró muy agradecido y hasta se animó a deslizar un posible regreso en el futuro próximo.

En la jornada del viernes 3, el público disfrutó de grandes números de bandas locales y elencos de danzas entre las que se destacaron la Banda de Música Municipal, Pamela Ayala, Fabián Meza, Los Menchos del Chamamé y el Ballet Folklórico del Parque del Conocimiento.

Todos estos repertorios fueron la antesala al gran show que brindó primero el ícono de la música regional, «El Chango» Spasiuk, embajador misionero, que emocionó e hizo bailar al público con su característico Chotis y un sonido que inmediatamente traslada a nuestros ancestros. El acordeonista misionero brindó un espectáculo de primer nivel, cuyo baile, emoción y aplausos fueron los protagonistas durante su presentación.

Más tarde fue el turno de Sergio Galleguillo quién trajo la chaya riojana a la tierra colorada, se emocionó con la calidez del público e invitó a los bailarines a subir al escenario armando una pequeña peña.

En la tercera noche las emociones y el romanticismo estuvieron a flor de piel. Las más de 3 décadas de la formación original de Salamandra hizo su aparición en el escenario que, colmado ampliaron la noche mágica. Una historia que comenzó allá por 1982 y sigue aumentando con su brillo, amistad y talento.  “Yo vengo del Litoral”, gritaron desde Un Fuelle y una Guitarra al volver una vez más al Festival.

También hubo lugar para el humor, de la mano del dúo Lirá Verá y “La Gladis”, un personaje virtual que sacó carcajadas a puro regionalismo. La poesía y los recuerdos tuvieron sus momentos con “Torito”, quien nos hizo viajar a una Posadas que parece alejada y gracias a estos momentos, estará por siempre presente.

El plato fuerte de la noche llegó con el enorme y reconocido Jorge Rojas. El músico hizo temblar el escenario principal de la capital provincial con su amplio repertorio, con música folclórica y litoraleña y pasando además, por su nuevo disco titulado «Viaje». En su larga trayectoria ha pasado por este Festival en varias ocasiones incluso, en 2019, última edición presencial antes de la pandemia del coronavirus que paralizó al mundo.

Con una grilla exclusiva, la peña en la explanada “Chaloy Jara” llevó alegría y sobre todo mucho chamamé a quienes asisten al festival y buscan disfrutar de una alternativa con gastronomía y artesanos que ofrecían sus productos a los posadeños y turistas de distintos puntos del país.

Además, de esta peña saldrá el “Artista Revelación” que formará parte de la grilla principal del próximo festival. Con grandes figuras como «Moni» Encina, la peña hizo latir los corazones de todos los que se acercaron a disfrutar del espectáculo.

Así, con el orgullo por las tradiciones litoraleñas como bandera, el mítico Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez y su escenario principal, Alcibíades Alarcón, volvieron a ser el punto de encuentro para miles de posadeños que se dieron el gusto de disfrutar nuevamente de la fiesta más icónica de la región.

 

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