Una mujer a juicio oral imputada por el abuso sexual de su sobrino

El requerimiento de elevación a debate oral fue firmado en las últimas horas por el fiscal de Instrucción de Puerto Rico, Héctor Simón. La acusada es un ama de casa, quien se encuentra en libertad supeditada.

El fiscal de Instrucción, Correccional y de Menores 1 de Puerto Rico, Héctor Simón, requirió la elevación a juicio para una joven de 25 años por “abuso sexual con acceso carnal agravado por ser en perjuicio de un menor de 18 años y por la convivencia preexistente, dos hechos”, señalaron fuentes del caso.

La denuncia que inició la investigación se remonta a 2020, cuando la madre de la víctima se presentó ante la policía y relató lo que le contó su hijo, en ese entonces de 16 años. Fue así que, como primera medida de la Justicia, se le tomó declaración en Cámara Gesell al adolescente y recordó lo sucedido y entre otras cuestiones manifestó que sufrió los vejámenes en dos ocasiones por parte de la acusada, su tía.

Trascendió que fue coherente y aportó datos que complicaron la situación procesal de la imputada, quien conforme avanzaron las pesquisas recibió la preventiva (sin prisión) por parte del mencionado Juzgado, indicó un portavoz.

Las fuentes indicaron que el primer abuso que recordó el menor ante las autoridades judiciales fue cuando tenía 14 años. En ese entonces, residía en Garuhapé y tras finalizar el período escolar viajó de vacaciones a la casa de sus tíos en Puerto Rico. En determinado momento y cuando su tío se hallaba descansando, su tía aprovechó para abordarlo y abusar de él, lo que a criterio del Fiscal constituye un “acceso carnal”, tal como se aclara en el expediente.

El segundo hecho fue dos años después, según contó la víctima, cuando sus tíos fueron a Garuhapé a vivir con su familia por cuestiones laborales. En esa ocasión también la mujer aprovechó la ausencia de otros adultos, como ser los padres y el tío del chico (pareja de la imputada), para cometer el abuso sexual, siempre conforme a los dichos del adolescente. Pese a suceder todo bajo el mismo techo nadie notó nada extraño. Sin embargo, el instinto maternal fue clave para que el menor decidiera romper el silencio.

“Sin ganas de vivir”

En base a las pericias psicológicas y testimoniales recabadas en la causa se pudo establecer que el menor sufrió secuelas emocionales por los abusos y que lo afectaron físicamente. La madre comenzó a notar que su hijo estaba ausente, distante, y que bajó notablemente su rendimiento escolar. Por si fuera poco, que no se alimentaba por falta de apetito y eso le generaba problemas de peso, además que tenía todos los síntomas propios de una profunda depresión.

Sin embargo, fue un dicho del joven lo que generó que la progenitora quisiera interrogarlo más a fondo respecto a lo que le estaba sucediendo, explicaron los voceros. El menor en determinado momento llegó a manifestar que “no tenía ganas de vivir”, lo que encendió por completo todas las alarmas de sus padres. Fue así que finalmente rompió el silencio y contó lo sucedido.

La madre radicó una denuncia ante la policía, iniciándose una investigación que derivó en la instrucción del expediente que afronta la acusada y ama de casa.

El requerimiento de elevación a juicio deberá ser firmado por el juez de Instrucción de Puerto Rico, Leonardo Manuel Balanda Gómez. Sin contratiempos, el expediente estaría en condiciones de ventilarse en un Tribunal Penal durante este año.

Fuente: Primera Edición

Array

SEGUINOS

Pan de la abuela
error: Contenido protegido!