Absolvieron por «el beneficio de la duda» a un acusado de abuso sexual

“Si contaba se destruía la familia, si lo denunciaba se iba todo al diablo”. La víctima tenía 15 años entre octubre y noviembre de 2017 y residía en Apóstoles pero visitaba a su hermana en el barrio Belgrano de San José, pueblo vecino. El 1 de enero de 2018 huyó a la casa de su familiar mayor y estalló, “se pudrió todo”. Rompió en llanto caldeada de dolor y miedo y en su relato detalló tres abusos sexuales agravados de los que fue víctima y un solo victimario: su cuñado, por entonces de 27 años.

Ayer, el Tribunal Penal 2 de Posadas, presidido por César Antonio Yaya y los vocales Gregorio Augusto Busse y (subrogante) Ángel Dejesús Cardozo, absolvieron por el beneficio de la duda al encartado que dos horas antes fue acusado por el fiscal Vladimir Glinka como autor de los delitos contra la integridad y solicitó 9 años de prisión efectiva.

Marcelo Ozuna, defensor oficial, instó a los camaristas a la absolución basado en “la duda razonable (…) En este caso no hay certeza para condenar”. Y apuntó sus argumentos a que la denunciante mintió su relato porque fue víctima de un “brote psicótico con causales traumáticas”. Este punto lo sostuvo con el cambio de versión que en el debate expuso la hermana de la víctima a quien ella recurrió en enero de 2018. Remarcó que la joven “inventó todo por una venganza”.

Manifestó que su defendido buscó influenciado por el “presagio tumbero” un juicio abreviado porque llevaba 4 años con prisión preventiva, cuando el máximo es de tres. Y que en un acuerdo con el fiscal le darían una pena que solo lo tendría poco tiempo más en una cárcel.

El fiscal Glinka no admitió la posibilidad de un beneficio ante la gravedad del delito que se lo acusaba y durante su alegato de 40 minutos buscó dejarlo en claro. Que ante este tipo de casos “impera hoy el abordaje con perspectiva de género”.

Resaltó que la víctima “cargó en su consciencia el temor a que si contaba lo que sufría, si denunciaba, su familia estallaba (…) Cargaba conflictuada con el peso del miedo, no sólo el dolor de los tres abusos, guardó el secreto porque estaba desbordada de miedo y decidió irse de la casa a buscar a otra hermana que la contuvo. Se subió a un colectivo y huyó el 1 de enero de 2018 (…) El 12 de enero hizo la primera denuncia”.

También expresó que la menor “sufrió una crisis aguda emocional, no era psicótica, estaba bajo una crisis de angustia” y que tales fundamentos fueron expuestos por los especialistas que atendieron y examinaron, incluso los que le tomaron declaración en Cámara Gesell. “Ya sin el peligro y la crisis, en tranquilidad y lejos del peligro, repitió lo que sufrió, fue abusada”.

“Atravesó las tres etapas, ingresó con 15 años al círculo de violencia, luego al de tensión y agresión y después al de reconciliación a la denominada ‘luna de miel’ (…) pero volvió a ser abusada”. Las pericias “concluyeron que padecía una crisis emocional, no un cuadro psiquiátrico”.

Glinka también detalló cómo y dónde se cometieron los abusos, los tres en San José pero cuyos puntos descriptivos no se exponen para evitar la revictimización de la denunciante.

Fuente: Primera Edición

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