FMI: el Gobierno muestra más interés en la interna y en fracturar a la oposición que en lograr sostén político

Volvió a cargar contra JxC en la antesala de una semana decisiva en el Congreso. Suma gestos para contener su propio frente doméstico. Pero el kirchnerismo sigue dando señales de fisura. Se viene un fin de semana intenso para el bloque oficialista y también en la oposición

El lunes que viene al mediodía quedará constituida la Comisión de Finanzas de Diputados. No se trata de una simple cuestión de funcionamiento. Esos legisladores y los de la comisión de Presupuesto deberán moverse a ritmo de vértigo para tratar el proyecto de aval al acuerdo con el FMI. Dicen que hubo especial cuidado en el propio oficialismo para evitar la integración de kirchneristas rebeldes a ese cuerpo. Es un reflejo directo de la preocupación de Olivos por la fisura interna y sus efectos prácticos. Y eso, otra vez, nubla la mirada sobre el otro gran desafío, central, frente a la deuda y la crisis: el sostén político.

Curioso, a veces difícil de entender, Alberto Fernández actúa en función de sus cuentas personales con Mauricio Macri y más aún, para conformar a una platea interna que no lo considera. Necesita encolumnar a la coalición de Gobierno, algo básico medido en términos funcionales y de liderazgo. Repite gestos de dureza, sin éxito en el objetivo interno.

El Presidente no piensa ni siquiera como capital personal en una estrategia mínima de sustento político para el trato con el Fondo. Por el contrario, asoma cada vez más la idea de fracturar a Juntos por el Cambio, quizá en el imaginario de vestir las disputas domésticas como un fenómeno transversal y de similares consecuencias.

Reflejo de esas tensiones, este fin de semana será intenso en contactos, encuentros y operaciones. En principio, los diputados del Frente de Todos mantendrían un encuentro el domingo. Todo se ha enrarecido después de la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura de la bancada. Sergio Massa busca garantizar el aval al entendimiento con el FMI, con la oposición y de entrecasa. A veces, enfrenta fuego “amigo”. Y el nuevo presidente del bloque, Germán Martínez, debuta con más responsabilidad que poder propio.

El desenlace en esa vereda es materia central del análisis en la oposición, casi en el mismo nivel que el texto del acuerdo y que la letra del proyecto finalmente enviado ayer a Diputados.

Los mayores conflictos domésticos de JxC están planteados en el PRO y en la UCR. Habrá conversaciones en cada bloque y algunas conversaciones cruzadas, como es habitual. Más fuera de lo común en es la reunión virtual de la mesa nacional de JxC, citada para el anochecer del domingo. Se había hablado del “lunes o martes”. Pero hay mucho que discutir. Existe un presupuesto bastante extendido: no hay espacio para una posición que pueda frustrar el entendimiento con el FMI y precipitar un default. De ahí en más, hay tensiones e incertidumbre por las diferencias para establecer una estrategia en común.

Por supuesto, el Presidente conoce las discusiones en las filas de JxC. Hubo un gesto para tratar de calmar las aguas, que no salió de Olivos sino que fue reclamado desde el Congreso. El Gobierno modificó el breve texto del proyecto frente a las primeras reacciones causadas por la difusión del “borrador”. Se desarmó el primero de los tres artículos -los otros dos son de forma- para que no sea interpretado como un aval a todos y cada uno de los compromisos tomados con el Fondo, sino como un respaldo marco al refinanciamiento de la deuda. No conformó a todos. Y menos después de las declaraciones hechas por Martín Guzmán.

Martín Guzmán sumó tensión con sus declaraciones en la antesala del tratamiento del acuerdo con el FMIMartín Guzmán sumó tensión con sus declaraciones en la antesala del tratamiento del acuerdo con el FMI

El ministro de Economía ha sido esmerilado por el kirchnerismo. Desconfían del funcionario y le endilgan una soberbia sin sustento. En eso coinciden con economistas de la oposición. No parece tener manejo fino de la política, lo cual supone que actúa en ese terreno cuando tiene el visto bueno del Presidente.

Sus declaraciones de las últimas horas son notables porque pusieron en crisis el sentido de la reformulación del proyecto como gesto hacia la oposición. Ese fue advertido en Diputados, quizá por todos. El ministro fue duro además en las críticas al macrismo y reclamó, de hecho, aval pleno al acuerdo, en general y en cada punto del memorándum técnico.

Eso potenció recelos en JxC y sugirió alimento para las franjas que plantean votar en contra. Recreó un interrogante: ¿el Gobierno busca agradar al kirchnerismo duro o apuesta a fracturar a la oposición y arrastrar una parte detrás del voto a favor del proyecto? El discurso del Presidente ante la Asamblea Legislativa ya había apuntado contra el macrismo, que dejó vacías su bancas como reacción. Resulta ingenuo suponer que ese sería el corte en una votación.

En la misma línea se anotó el texto enviado ayer a Diputados. Destaca que el acuerdo con el FMI no significa desistir de las acciones judiciales por la responsabilidad de Mauricio Macri en la toma de deuda. Y afirma que, por el contrario, se le darán “continuidad e impulso” a los procesos.

El piso sobre el que se para Alberto Fernández es frágil en cuanto a votos asegurados en la Cámara baja. Nada indica que sume aliados como con otras iniciativas, antes de la derrota electoral. Ya entonces se veía en soledad para encarar temas como la ofensiva judicial. Sectores como el peronismo no alineado con el Gobierno anticipan el camino de dar quórum y abstenerse.

La principal dificultad está plantada en el oficialismo. El mensaje presidencial del martes pasado y el anuncio sobre la coronación del entendimiento con el Fondo, dos días después, obtuvieron como respuesta dos tuits de La Cámpora: uno reproduce un fuerte discurso de Néstor Kirchner contra el Fondo y el otro, en la misma línea, expone fragmentos de Máximo Kirchner.

Nada indica que intentar una fisura en la oposición compense algo en la política local. Al revés, lograr la sanción de la ley con una mayoría ajustada y desflecada sólo expresaría debilidad hacia afuera. Y agravaría las especulaciones -nada descabellas- sobre las reales chances de que el país cumpla con el nuevo trato. Ese es el punto que asoma sepultado por cálculos menores.

 

 

Fuente: Infobae

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