Crimen de Estela Arapayú : Lotario Puzín fue condenado por femicidio a la pena de prisión perpetua

En la tercer y última jornada del juicio por el femicidio de Estela Fidencia Arapeyú (49) en Posadas, el Tribunal Penal 2 dispuso la pena de prisión perpetua para Pablo Lotario Puzín (59) por el delito de “homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y femicidio”.

La mujer de 49 años fue asesinada entre la noche del 6 y la madrugada del 7 de mayo de 2019 en Colonia Oasis al ser ultimada de tres martillazos en la cabeza y luego su cuerpo fue echado a un pozo dentro de su propiedad.

Por el crimen, el único y principal acusado del violento asesinato se trataría del esposo de la víctima, Pablo Lotario Puzín, quien fue condenado a prisión perpetua por las agravantes dispuestas en los incisos 1, 2 y 11 del artículo 80 del Código Penal argentino.

El Ministerio Público Fiscal, representado por Antonio Glinka, solicitó la pena de prisión perpetua haciendo hincapié a las agravantes anteriormente expuestas.

Por el vínculo, debido a que la víctima y el victimario estaban legalmente casados y a su vez, convivían. Alevosía, ya que Arapayú estaba durmiendo al momento de ser ultimada por su agresor, sin tener posibilidad de defenderse u ejercer resistencia alguna. Y femicidio, razón de que el crimen fue cometido por un hombre contra una mujer, habiendo mediado violencia de género.

El Tribunal Penal 2, integrado por los Magistrados César Antonio Yaya (presidente), Gregorio Augusto Busse y Carlos Jorge Giménez, aplicó, unánimemente, la máxima pena dispuesta por el Código Penal argentino, lo cual equivale a un total de 35 años sin ningún tipo de beneficios a su favor.

En cuanto a la ronda de testigos, la última en comparecer ante el Tribunal fue Esther Claudia Gómez, vecina de la víctima y el victimario en Colonia Oasis. La mujer participó de los allanamientos realizados por la Policía de Misiones en la vivienda de la pareja y aseguró en etapa de instrucción que Puzín tenía una personalidad cambiante. “Algunos días estaba contento y otros tristes”.

“Le rompió la cabeza de un martillazo”

En esta última jornada, las partes expusieron sus alegatos finales y el primero en tomar la palabra fue el representante del Ministerio Público Fiscal, Antonio Glinka, quien relató con detalles la historia del caso, que tuvo como protagonistas a Puzín y Arapayú.

En principio, ambos mantenían una relación de concubinato, sin formalidad y convivían en la vivienda que era propiedad de Puzín. Luego de varias denuncias por violencia familiar radicadas por la víctima, la pareja se separa y esta última se muda a Jardín América tratando de rearmar su vida con Ricardo Chorfo. “La señora quería hacer todo por sus hijos por eso volvió con Puzin ya que no tenía dónde irse a vivir. La señora se casó con él porque hacía todo por sus hijos. Utilizó a su mujer, era propiedad de él, solo podía ser suya y no de otra persona”.

Quedó asentado en el expediente que el 6 de mayo de 2019, Arapayú asistió al Hospital de Jardín América para tratarse una afección. “Mientras esperaba le manda mensaje a Chorfo que estaba trabajando en un aserradero y él va con ella. Le busca y están 6 o 7 horas como si fueran novios. Como Puzin la perseguía por todos lados, le fue a buscar al Hospital ese día”.

Continuó relatando que del Hospital volvieron a su domicilio en Colonia Oasis. Cayó la noche,  habitualmente los hijos se quedaban hasta tarde pese a que tenían colegio al otro día. “Puzín le pidió el celular pero ella no le daba. Él pensaba que ella solo tenía que ser su mujer, ese era el problema. Si no es mi mujer, no va a ser de nadie”.

Antonio Glinka, fiscal.

El fiscal aseguró que el asesinato fue cometido el 7 de mayo después de las 1 de la mañana, Puzín utilizó un elemento contundente y literalmente le “rompió la cabeza”, la tiró en un pozo y limpió toda la escena del crimen. Posteriormente, se acostó a dormir. “Al otro día los hijos le preguntaban dónde estaba la madre y el mentía. Pasaron horas sin saber de ella. Nadie se animó a preguntarle a Puzin dónde estaba la madre por miedo, prefirieron denunciar”.

Las hijas de Estela radicaron la denuncia por desaparición de persona en la Comisaría de Jardín América. Empapelaron la ciudad y preguntaron por todos lados si alguien conocía el paradero de su madre. En cuanto al asesino, estuvo tranquilo en todo momento. “Uno de los hijos menciona que le mandó un mensaje a Chorfo y este le dijo que ella estaba asustada por la situación en su casa”.

Glinka aseguró que “Puzin estuvo una semana encerrado en la casa, mientras todos la buscaban a ella, él estaba armando una pista de karting de madera para su hijo y cortando las plantas, como si nada hubiera pasado”.

Pasadas varias horas, una de las hijas de Arapayú visualiza la cartera y el celular de su madre, este último fue entregado a la policía ya que tenía muestras de sangre. El bioquímico en turno analiza el teléfono, realiza la prueba de Luminol y confirma al Juez de Instrucción, Roberto Sena, que efectivamente eran rastros de sangre.

Todo comenzaba a tener sentido, había una mujer desaparecida y su celular estaba manchado con sangre. Debido a ello, los pesquisas allanaron el domicilio de Puzín en búsqueda de más evidencias. Aseguran que el hombre estaba tranquilo e inclusive colaboró con la policía.

En primer lugar buscaron en la cama, dieron vuelta el colchón y visualizan una mancha roja. Realizan la prueba de Luminol y confirmaron que era sangre. Siguieron inspeccionando la casa, y encuentran la cartera de la mujer que estaba salpicada también con sangre.

Tras ello, salieron de la casa y en el patio se tomaron con un Peugeot abandonado y, dentro del mismo, hallaron una pala pico llena de barro. “Los pesquisas buscaron un pozo porque vieron tierra removida, podían enterrar un elefante en ese terreno de tan grande que era, se fueron porque era de noche, pero regresaron al otro día”.

El yerno del asesino preciso que en el terreno había un pozo de desagüe que estaba tapado con la pista de karting que el propio Puzín había construido. “El ponía plantas y cuidaba esa parte de la casa. Cuando la encontraron a Estela, Puzin estaba detenido”.

Al día siguiente, el Juez de Instrucción, Roberto Sena, citó a indagatoria a Puzin, y el hombre contó todo lo que paso. “Su abogado en aquel momento le brindó una muy buena defensa, Puzín contó lo que no podía negar, cuando había cierta duda el no se acordaba. La defensa de dio cuenta que la autoría estaba complicada”.

Concluyendo con su alegato, el fiscal solicitó la pena máxima por las agravantes dispuestas en los incisos 1, 2 y 11 del Código Penal argentino.

“Estaban casados, por eso se aplica el inciso 1. Se incluye el inciso 11 porque hubo violencia de género, él la obligó a casarse, si no era de él no era de nadie, sintió que estaba perdiendo su posesión y eso lo lleva a matarla. Alevosía porque ella estaba dormida cuando él la mató, estaba acostada porque la sangre se desparramó en el colchón, la cartera que estaba a cerca se llenó de sangre porque la cabeza de Estela explotó”, cerró.

“Puzín se sentía humillado por lo que Estela le hacía”

Luego de casi una hora de alegato por parte de la Fiscalía, tomó la palabra la abogada defensora Liliam T. Inés Belloni, quién insistió en la aplicación de la pena dispuesta por el inciso 1 del artículo 81 del Código argentino, “estado de emoción violenta”.

La abogada comenzó con una acusación hacía el fiscal Glinka. “El fiscal relató los hechos de una forma de película, nada de lo que dijo está establecido en el expediente”.

Inició su relató aclarando que la víctima y el victimario eran una pareja, los cuales tuvieron hijos entre ellos y anteriormente con otras personas. “Después de compartir muchos años se separaron y ella hizo su vida con otra persona. Le dijo a Chorfo que iba a volver con su familia pero después se iba a ir de nuevo con él”.

Aseguró que en tiempos pasados al asesinato, nunca hubo ataques físicos por parte de Puzín hacia Arapayú. “Los hijos decían que no podían creer que haya hecho eso, pero siempre decían que él quería suicidarse cuando ella se fue. Incluso uno de los hijos le llamó a Chorfo y le dijo que no le moleste más a la madre porque había destruido una familia”.

Lotario Puzín, tras ser detenido por el crimen, confesó que había asesinado a su esposa. “Manifestó que fue el autor del hecho, que mató a su esposa y da características de lo que sintió, angustia, depresión y amargura, tuvo una amnesia por todo lo sucedido porque no recordaba lo que había pasado. Se encontró con la esposa ensangrentada, y no sabía qué hacer, limpió todo y tiró el cadáver en el pozo. Tuvo una conmoción que provocó un desorden en su conducta”.

Belloni comentó que el femicida se sentía angustiado por ser nuevamente traicionado por Arapayú. “Una vecina declaró en el expediente y aseguró que ella iba a volver con Chorfo. Tenía humillación y miedo de que vuelva a pasar lo mismo”.

“El contó su versión en sede policial pero no sé acreditó en el expediente. Puzin dijo que ella estaba enterrada dónde había una planta de bananas. A raíz de ello fueron a buscar eso. Había muchas palas y herramientas. Volvieron a donde Puzín estaba detenido y el dio el lugar exacto. Manifestó que no sabía con que la mató pero creía que era un martillo. Declaró en su contra y ayudó con la investigación”. La defensa pidió la nulidad de las actuaciones alegando que sin la confesión de Puzin, no la iban a encontrar nunca.

“Cometió el crimen en forma torpe porque dejo la cartera de ella salpicada con sangre, si lo hubiera pensado no hubiera cometido esos errores”.

Por último, justificó el comportamiento de su defendido diciendo que “Cuando una persona vive una intensa conmoción del ánimo, disminuye sus frenos inhibitorios, por eso pido la aplicación del artículo 81 inciso 1, estado de emoción violenta, debe ser condenado a la pena del mínimo legal de esta calificación porque ha colaborado y ha dado todos los datos. No tiene antecedentes penales de que él pudiera consignarse como violento”, cerró.

Fuente: MisionesOnline

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