Un hombre de 59 años fue condenado a nueve años de prisión tras admitir en un juicio abreviado su culpabilidad por el abuso sexual de sus dos hijastras menores, señalaron fuentes del caso.
La audiencia donde las partes acordaron una pena a cumplir acorde a la conducta del imputado, tuvo lugar en el Tribunal Penal 1 de la ciudad de Eldorado. Allí el defensor oficial del acusado y el fiscal Federico José Rodríguez firmaron el acta -en presencia del encartado- y que ahora deberá ser homologada por los jueces que integraron la sala de deliberaciones para esta causa, Atilio León (presidente) y los magistrados Liliana Beatríz Komisarski y Oscar Aníbal Fava Gallardo (ambos por subrogación legal).
El inicio de la investigación se remonta a finales de 2019 cuando los casos, perpetrados en Comandante Andresito, salieron a la luz gracias a la intervención de docentes y de una psicóloga y trabajadora social (ver recuadro).
De acuerdo al requerimiento de elevación a juicio, a cargo del fiscal de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Horacio Gabriel Paniagua, al individuo que llegó al banquillo de los acusados se le imputó la responsabilidad penal por “abusar sexualmente en situación de convivencia de forma reiterada de las menores e hijas de su pareja conviviente, quienes tenían 10 y 13 años al momento de los hechos, en tanto que a la primera de las nombradas mediando acceso carnal”.
De la investigación surgió que los hechos cometidos en perjuicio de la integridad sexual de la más chica fueron cometidos en fechas y horas no determinadas de 2019, en el interior de una vivienda del barrio Quintas Bajas de la localidad de Comandante Andresito. El individuo, aprovechándose de la situación de convivencia preexistente con su hijastra de 10 años, abusó sexualmente de la misma, accediéndola y causándole lesiones graves, conforme el certificado médico. Estos hechos se habrían suscitado de manera reiterada en la morada familiar que compartían.
Además, se le atribuye responsabilidad penal por el hecho cometido en fechas y horas no determinadas de 2018, en la misma escena y circunstancias en perjuicio de su hijastra de 13 años, a la que manoseó, tal y como surge de la elevación a juicio.
Al año siguiente fue un hermano de esta última víctima quien se cree impidió que la misma sea violada, ya que irrumpió en una habitación justo cuando el hombre manoseaba a la víctima, siempre de acuerdo a la misma fuente.
Testigo presencial
Este joven, quien fue testigo presencial de una parte de esos actos de abuso, declaró que “recordaba que en la casa donde vivían su hermana dormía sola en una cama y que una noche escuchó un ruido y que al ir a ver observó a su padrastro encima de ella. Que siempre ocurrían estos hechos, todos los días, a cualquier hora, vivía tocándole a sus dos hermanas. Que después el individuo no quería ir a trabajar, no se iba a ningún lado, sólo se quedaba en casa a jugar con sus hermanas y era muy amenazante con él y sus hermanas”.
Finalmente y mediante juicio abreviado el imputado fue condenado a nueve años de prisión efectiva por ser responsable del delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado por la convivencia preexistente hechos reiterados en concurso real en perjuicio de la integridad sexual de la menor de 10 años, los que a su vez concurren materialmente con el abuso sexual simple agravado por la convivencia preexistente dos hechos en concurso real en perjuicio de la integridad sexual de la menor de 13, todos en calidad de autor“. El individuo se encuentra actualmente alojado en la Unidad Penal III de Eldorado.
“La niña de 10 años estaba aterrada, tenía los labios grises”
A finales de 2019 fue clave la intervención de docentes donde concurrían a clases las hermanas para detectar los abusos sexuales a las que eran sometidas.
Primero la más chica de las víctimas les contó a una de las maestras que su padrastro por las noches le hacía sacar la ropa, le tocaba sus partes íntimas y la amenazaba. Luego le quisieron preguntar otras cosas y se bloqueó.
La situación era preocupante porque a todo esto se sumó que una de las hermanas de 17 años se escapó de la casa y nadie sabía su paradero. Por fortuna luego fue ubicada sana y salva. El 11 de diciembre de ese año las docentes decidieron dirigirse a la casa de las hermanas junto a una psicóloga , una trabajadora social y una representante de la Dirección de la Mujer, para poder hablar con la niña de 10 años, ya que hicieron un seguimiento del caso.
Al llegar fueron recibidas por la madre, a quien notaron muy nerviosa y preocupada.
La más chica de las hermanas ratificó frente a su madre lo que padecía con el padrastro, según consta en la resolución del fallo. “Temblaba, tenía mucho miedo, estaba aterrorizada y con los ojos llorosos”, informaron las docentes. La víctima, pese a su corta edad “fue muy espontánea y estaba aterrada, le temblaban los labios y se le pusieron grises”. En el lugar donde residían las menores les llamó la atención a las maestras que dormían 14 personas en una habitación pequeña”. Luego se supo durante la investigación que la niña de 10 años dormía en un colchón al lado de la cama matrimonial.
Fuente: primera Edición