“El Servicio Militar Obligatorio no resuelve una realidad compleja”

Así opinó el padre Alberto Barros, vicepresidente de Cáritas Filial Posadas, acerca de la propuesta de la legisladora Amalia Granata que encendió la polémica. “En la Argentina tenemos un montón de leyes, decretos y normativas muy positivas pero que no ponemos en ejercicio, si cumpliéramos lo que hay que hacer y pusiéramos a funcionar todos los instrumentos existentes creo que la realidad sería mucho mejor”, sentenció.

El 31 de agosto de 1994 el entonces presidente Carlos Saúl Menem derogó el decreto que determinaba el Servicio Militar Obligatorio en el momento en que se investigaba la muerte del conscripto Omar Carrasco que fue torturado en un cuartel.

A casi 28 años de entonces, la diputada provincial en Santa Fe, Amalia Granata, propuso instaurar nuevamente la “Colimba” para “solucionar el avance de la delincuencia, el desempleo y la pobreza en la que viven los jóvenes”, generando polémica.

En Misiones, el sacerdote Alberto Barros, vicepresidente de Cáritas Argentina Filial Posadas, se mostró contrariado con esa intención, al igual que el subsecretario de la Juventud de la Provincia, Pablo Núñez, coincidiendo ambos en que no es el camino para resolver todas esas carencias y que la realidad es más compleja.

El padre Barros, párroco de la iglesia Sagrada Familia, comprometido con su labor social y permanente trabajo con los sectores más vulnerables, consultado por PRIMERA EDICIÓN se refirió al proyecto de la legisladora Granata y dijo que “entiendo que es un tema que tendrán que discutir los legisladores nacionales, imagino que habrá distintos tipos de propuestas, pero considero que el Servicio Militar Obligatorio como en sí mismo no creo que resuelva la problemática de la inseguridad porque es un tema muchísimo más complejo, que tiene numerosas aristas y necesita de un abordaje mucho más integral”.Siguiendo en la misma línea, remarcó que “la inseguridad tiene que ver, primero, con una profunda crisis de valores, donde se perdieron valores básicos como el cuidado y el respeto de la vida, de la convivencia dentro de una sociedad, de un pueblo que tiene un caminar común”.

La legisladora santafesina del Bloque “Somos Vida” planteó esta idea, ya que según contó, hizo un viaje a Israel donde el servicio es obligatorio y dijo que le “parece fabuloso” que de retomarse “encaminaría la conducta de los jóvenes en el país”.

Se perdieron valores básicos

Barros fue muy claro al exponer que “se perdieron valores básicos como trabajar por el bien común, que el bien de todos está por encima del bien particular y creo que eso no se resuelve únicamente con el Servicio Militar Obligatorio”.

“Entiendo que la inseguridad tiene que ver con problemáticas sociales, de una pobreza cada vez más fuerte, de la desocupación en aumento, de la falta de futuro para muchos de nuestros jóvenes que desgraciadamente puede abrir camino también a otras problemáticas de la delincuencia en momentos de desesperación”, agregó.

Además, Barros remarcó que “la problemática de las adicciones no se resuelve simplemente con el Servicio Militar Obligatorio y están haciendo estragos entre muchísimos jóvenes de todas las clases sociales y muchas veces son el origen de situaciones delictivas o de inseguridad. Así podríamos sumar también la corrupción pública, privada, que son un caldo de cultivo para la inseguridad porque eso genera injusticias, miseria, pobreza e inequidades sociales muy fuertes. Si personas de clase dirigente viven de manera inmoral en la corrupción, tampoco hay parámetros de ejemplaridad social”.

Se preguntó que “si debe volver el Servicio Militar Obligatorio lo deberá resolver la legislatura con todas las voces y sectores, pero en sí mismo no resuelve los problemas. De hecho hoy tenemos un Servicio Militar Voluntario donde todos los chicos y chicas que quieran pueden ingresar al Ejército como voluntarios, así que esa posibilidad existe. Sí me parece bueno que muchos jóvenes que no están incluidos, hoy por hoy, en el sistema educativo y laboral, que el Estado busque formas concretas y que los entusiasme, generando talleres de oficios, construcción de valores, recuperar el valor del trabajo y del esfuerzo”.

El padre Barros es egresado del Liceo Militar General San Martín, ubicado en el partido de San Martín, Gran Buenos Aires y aclaró que “no tengo ningún prejuicio con el Ejército. Entré a primer año del Liceo en 1974 y terminé en 1978, en plena etapa conflictiva de nuestro país. Soy muy respetuoso de las instituciones, valoro la presencia del Ejército, que por supuesto, tuvo que depurarse de todo lo que significó la represión ilegal… tengo el grado de subteniente de reserva…”.

“En la Argentina tenemos un montón de leyes, decretos y normativas muy positivas pero que no ponemos en ejercicio, si cumpliéramos lo que hay que hacer y pusiéramos a funcionar todos los instrumentos existentes creo que la realidad sería mucho mejor”, sentenció.

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