El Gobierno confía en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la primera revisión del acuerdo firmado a fines marzo y que, por lo tanto, contará con los recursos que le debe cancelar al organismo multilateral este mes.
Fuentes oficiales indicaron a Infobae que esperan que en pocos días el organismo que conduce Kristalina Georgieva emita un veredicto favorable para el período enero-marzo de las cuentas fiscales, la acumulación de las reservas internacionales y las transferencias del Banco Central al Tesoro.
“No habrá sorpresa; se sabe que las metas del primer trimestre están cumplidas”, dijo la fuente, sin brindar más detalles hasta que el organismo comunique su aprobación desde Washington.
En términos fiscales, el Gobierno sobrecumplió por poco menos de $30.000 millones la primera meta trimestral
Claro que una parte de la aprobación, en el caso de las metas fiscales, se logró con “contabilidad creativa” por la valuación de la cartera de bonos en manos del Tesoro como “rentas de la propiedad”, lo que derivó en que el Palacio de Hacienda tuviera que informar en forma desagregada estas tenencias. A su vez, la acumulación de reservas se sobrecumplió, en buena medida por el giro del FMI de los recursos iniciales y de la deuda pagada por el país antes de la firma del acuerdo, que volvió a las arcas públicas.
En términos fiscales, el Gobierno sobrecumplió por poco menos de $30.000 millones la primera meta trimestral por haber contado con un ingreso extra que le permitió ajustarse al objetivo, dado que el rubro “rentas de la propiedad” le sumó en marzo ingresos por $157.800 millones, con un aumento superior al 1.000% en comparación con el mismo mes del 2021.
Respecto de las reservas deberían haber aumentado USD 1.200 millones en forma neta entre enero y marzo, mientras que la monetización del déficit tenía como tope un monto de $236.800 millones. En ambos casos en el BCRA juran que los objetivos se cumplieron.
Las dudas del mercado
En cambio, las alarmas del mercado y de los analistas están colocadas sobre el segundo trimestre, ya que el Banco Central muestra una enorme fatiga para acumular reservas pese al fuerte aumento de las liquidaciones del agro, que llegaron a un récord en mayo.
En caso de no cumplir con alguna de las tres pautas principales, el Gobierno puede pedir un waiver, que los técnicos del organismo esperaban para más adelante, dadas las metas poco exigentes colocadas en el acuerdo para refinanciar la deuda por USD 45.000 millones que se firmó a fines de marzo.
Entre los expertos allegados a la negociación, afirman que se generará nuevamente una tensión entre el escepticismo del staff técnico que lidera Ilan Goldfajn -a quien le sugirieron que se “despegue” del diálogo con la Argentina para tener un “fresh start” cuando haya un nuevo gobierno en la Argentina- y el directorio, en el que el gobierno de Estados Unidos tiene un peso clave. Parte de la decisión del presidente Alberto Fernández de desandar su inicial rebeldía diplomática y acudir finalmente a la cumbre de las Américas la semana próxima en Los Angeles, donde se reunirá con el presidente Biden, podría tener que ver con esta guillotina que pesa sobre su gobierno.
En Washington se comenta que no será el FMI el que acelere una crisis en la Argentina y pierda la posibilidad de cobrar: si fue pragmático para firmar un acuerdo light, puede esperar a fines del 2023 para renegociarlo.
Sin embargo, por ahora no hay señales de que el staff del Fondo vaya a revisar las metas, más allá del impacto de la guerra en Ucrania sobre los precios; en principio, todavía no se conoce la nueva meta de inflación oficial del Gobierno luego del añejo 33% que dispuso en septiembre pasado, aunque en forma reservada en los despachos oficiales se habla del 60%, frente al 70-80 por ciento que proyectan las consultoras privadas.
Mientras tanto, el Gobierno puede mostrar que la recaudación impositiva se mantiene firme, aunque los analistas aún quieren ver cómo evoluciona el déficit fiscal por el aumento de los subsidios energéticos, En este contexto, luego de un traspié en abril, en mayo el Tesoro recuperó oxígeno para financiarse, pero los inversores no quieren instrumentos demasiado largos por las expectativas de una nueva reestructuración de la deuda en 2024, cuando comiencen los vencimientos fuertes del canje 2020.
La maquinita encendida
A menor deuda, mayor emisión y por esta razón en mayo el Banco Central (BCRA) volvió a encender la “maquinita” para imprimir pesos y asistir al Tesoro para cubrir el déficit. La última vez que se informó, la entidad que preside Miguel Pesce le transfirió fondos al Gobierno, esta vez unos $87.615 millones en concepto de Adelantos Transitorios, el pasado viernes 13.
Desde enero, la asistencia del BCRA al Tesoro suma $376.115 millones, equivalentes a unos USD 3.200 millones al tipo de cambio oficial o un 0,7% del PBI, cuando la meta del segundo trimestre tiene previsto no superar los $438.500 millones, lo que achica el margen que tiene el Gobierno recibir dinero de la entidad emisora por 58.000 millones de pesos. Ante este panorama, el analista Ignacio Paolicchi de Empiria advirtió que “el Tesoro vuelve a usar dólares del FMI para ‘multiplicar’ la emisión de pesos. Cancela Adelantos y se asegura poder emitir más allá de lo que le permite la carta orgánica del BCRA y el FMI, ‘incumpliendo’ en la práctica la meta de financiamiento monetario”.
Su colega Gabriel Caamaño de Ecoledesma se hizo eco de esta nueva maniobra de “contabilidad creativa”, al afirmar que “están usando financiamiento neto en del FMI para poder financiar más al Tesoro con Adelantos Transitorios. Leáse, usando financiamiento en dólares para financiar gasto en pesos”.
La consultora Equilibra afirmó esta semana que “de acuerdo con nuestro escenario base, para cumplir con la meta de asistencia del BCRA al Tesoro por hasta 1% del PBI acordada con el FMI, el mercado de deuda local debería aportar fondeo fresco por casi 3 p.p. del PBI (rollover de 130%), muy por encima del 119% actual. Asignamos muy pocas chances de ocurrencia a este escenario”.
“En la última licitación de mayo, el mercado volvió a mostrar su preferencia por los títulos cortos: el plazo promedio ponderado de las colocaciones fue de 314 días, por debajo de los 503 días de abril. Además, para las letras cortas a tasa fija se convalidó una tasa efectiva anual del 61,52%, por encima del 59,4% de la licitación anterior y del 56,8% en el promedio de abril”, señaló el estudio que dirigen Martín Rapetti y Diego Bossio.
En caso de no cumplir con alguna de las tres pautas principales, el Gobierno puede pedir un waiver, que los técnicos del organismo esperaban para más adelante
Para Equilibra, “la velocidad a la que están evolucionando algunas líneas de gasto representa un indicio adicional de que el objetivo fiscal difícilmente se cumpla”, mencionó en un informe reciente.
“En particular, los subsidios energéticos (que antes de la guerra en Ucrania se esperaba que cayeran 0,6 puntos del PBI) treparon 166% en lo que va del año, debido al salto en el precio internacional de la energía y la postergación del aumento/segmentación tarifaria. De esta manera, en el acumulado del año ya alcanzan el 0,6% del PBI, incluso por encima del primer cuatrimestre de 2016, año que cerró con subvenciones energéticas de 2,5% del PBI. Dado que el gasto en este rubro treparía aún más en los meses de menores temperaturas, cuando la demanda de gas y electricidad aumenta para calefaccionar hogares, prevemos que cerraría 2022 rozando 3% del PBI (fueron 2,3% del PBI en 2021)”, precisó.
Más allá de la primera evaluación, en la que el Gobierno parece tener todo alineado para aprobar y contar con el segundo desembolso, las metas del segundo trimestre ya aparecen con alguna dificultad adicional. La más difícil sería la de acumulación del stock del Banco Central, ya que el programa económico acordado prevé que sume contar con USD 4.100 millones de reservas netas adicionales en relación con el final de 2021.
Además tendrá topes de $566.800 millones para el déficit primario y de $438.500 millones para el límite de financiamiento desde el Banco Central al Tesoro, aunque se trata de valores nominales que podrían tener algún ajuste cuando se vuelva a estimar la inflación anual.
El programa prevé que entre el 21 y 22 de junio el Gobierno debería devolverle al Fondo unos USD 2.700 millones; en julio, tendrá que pagar USD 2051 millones, por lo que, como indicó ECO GO, deberá utilizar una parte de los USD 2500 millones adicionales del primer desembolso.
Mientras tanto, en Washington también generó nervios el discurso del presidente de la Nación en el que afirmó haberle ordenado a su ministro de Agricultura, Julián Domínguez, que redireccionara parte de un crédito del Banco Mundial para un programa de agricultura familiar por USD 100 millones, dado que la entidad que preside David Malpass gira los fondos a los países con un fin específico y no para que un gobierno lo utilice como mejor le parezca.
Fuente Infobae