Ramón Fonseca: 44 años de metre en el primer hotel 5 estrellas, de las Cataratas

Luego de 44 años de trabajo en el primer hotel cinco estrellas, que se encuentra en pleno Parque Nacional Iguazú, en las cataratas, Ramón Fonseca está a punto de jubilarse. Compartió con LaVozDeCataratas parte de esa historia en la que se halla toda una vida. 

Iguazú (LaVozDeCataratas)Era el 13 de junio de 1978 cuando empezó a trabajar: «Fue el primer hotel cinco estrellas que se instaló en Iguazú, y frente a las Cataratas, nada más y nada menos»

”Entré dos meses antes que se inaugure como empleado de limpieza, ayudando en lo que sea el servicio» comenzó su relato. Corrían épocas del gobierno militar y el propio Rafael Videla, acudió a la inauguración de lo que fue uno de los emblemas del Parque Nacional Iguazú, en agosto de ese año: «era un super hotel, el mejor hotel de latinoamérica y primero de Iguazú. Yo no era hotelero, entonces primero estuve haciendo limpieza, me tomaron como ayudante de mozo, pero hice trabajos de limpieza por cuestiones de uniforme y de que recién comenzaba todo» explicó.

Como era todo muy nuevo, y los trabajadores recién comenzaban a conocer la actividad turística y gastronómica, comenzó un camino de aprendizaje, promovido por la empresa: «tuvimos la suerte de que los dueños invirtieron mucho en capacitación. Venían profesionales que te capacitaban, y ahí empecé como mozo en el salón  principal» añadió.

«Antes el room service era muy eficiente, era un servicio en cada piso, para las habitaciones, yo trabajaba en el segundo piso, donde se formó un room ofice para todo tipo de servicio. De ahí ya me pasaron al comedor principal» aseguró, sobre sus pasos en el lugar. Estuvo un tiempo como comis, y luego fue asendido a capitán hasta llegar a ser metre, es decir  un camarero especializado, responsable de gestionar las actividades que se realizan en la prestación del servicio. Ese rol lo cumplió desde el año 83 hasta hace poco tiempo.

«Era un lujo como se montaba una mesa, teníamos que armar con doble cubierto, para todo tipo de carnes, para pescado, poner 4 copas en la mesa, servilletas, que no faltara nada, el cliente tenía que sentarse y olvidarse. Hoy en día por ejemplo, ya casi no se usa mantel, en los restaurantes que vos te vas, usan individuales, las cosas cambian» mencionó.

Sobre su experiencia, resaltó que: «solo tengo palabras de agradecimiento, porque para ser supervisor tiene que haber buena onda, trabajar con alegría, y eso te transmite el mismo equipo y los colegas. No tengo quejas porque los que tenían la misma experiencia que yo, siempre me ayudaron».

Consultado, sobre como fue mantenerse en el puesto de trabajo, siendo que el hotel cambió de manos en varias oportunidades, afirmó: «todos los cambios fueron un desafío, primero no sabías para que lado agarrar, si estaba bien lo que estabas haciendo. Después uno va aprendiendo, como va cambiando la exigencia y uno se va adaptando».

En ese sentido, susbrayó que «los propietarios deberían siempre capacitar y acompañar al personal, porque Iguazú es muy lindo, siempre tenemos visitas y turistas de todas partes del mundo. Tenemos que prepararnos, darle una buena atención, porque somos capaces y somos buena gente. Nosotros ganamos cuando tenemos simpatía, cortesía y nos felicitan».

Entre los personajes que tuvo la posibilida de atender, se encuentran presidentes, empresarios, y el propio Rey de España, como también el Príncipe de Japón, cuya atención relató una anécdota: «Yo lo atendí de manera exclusiva a él, me aloje en el hotel dos noches, para poder estar exclusivo para él. Ese día el príncipe organizó un almuerzo con el Canciller Argentino de Japón y para mi atenderlos fue muy inolvoidable, porque hizo un almuerzo en la terraza de la suite presidencial. Vino con su ama de llaves que hablaba en ingles y un poquito de español, con ella hicimos el menú, ella me explicaba lo que él quería y yo lo atendí, fue una experiencia muy linda.»

Para quienes se desenvuelven en el sector gastronómico, insistió que «Lo que tenemos que hacer es lograr que se lleven una buena imagen de nosotros, a veces no es poner oro en la mesa, lo que vale es el servicio humano».

«Lo digo como  un trabajador que estuvo 44 años en el hotel, de los cuales 39 fue como supervisor. Fue una desición mia poner un vida en el hotel y en la gastronomía, y fue un desafío y una responsabilidad muy grande» finalizó.

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