Hijas de represores consideran «inadmisible» la reinserción social de estos condenados

Dos mujeres criadas respectivamente por responsables de delitos de lesa humanidad sostienen que los culpables de esos crímenes no presentan verdadero arrepentimiento. Fundamentan, además, que estos incluso "guardan información acerca del destino de los desaparecidos y los bebés que nacieron en cautiverio aun sabiendo el daño que genera".

Analía Kalinec y Bibiana Reibaldi, hijas de represores de la última dictadura militar y representantes de la agrupación Historia Desobediente, consideraron que «es inadmisible» la «reinserción social» para los responsables de los crímenes de lesa humanidad y reivindicaron como «un orgullo a nivel mundial» las políticas en materia de Derechos Humanos que se implementan en el país.

«Nosotros nos oponemos a las salidas transitorias y la prisión domiciliaria», subrayó Kalinec durante una entrevista emitida este jueves por la TV Pública y sostuvo que «son personas que no se han arrepentido y que guardan información acerca del destino de los desaparecidos y los bebés que nacieron en cautiverio aun sabiendo el daño que genera».

En esa línea, Kalinec, psicóloga y docente, manifestó que «la posibilidad de reinserción social es inadmisible».

Durante la entrevista recordó el «largo y doloroso proceso» que tuvo que atravesar para alcanzar la verdad y destacó que «existe un ejercicio de memoria en Argentina digno de elogio».

«Nací en el ’79 y crecí en la ignorancia supina de lo que había sucedido en el país»Analía Kalinec

«Las políticas en materia de derechos humanos son orgullo a nivel mundial», subrayó Kalinec.

Actualmente, su padre, Eduardo Emilio Kalinec, comisario retirado de la Policía Federal, se encuentra cumpliendo cadena perpetua condenado por secuestros, desapariciones y asesinatos durante el terrorismo de Estado y en febrero de este año le fueron otorgadas salidas transitorias.

«Nací en el ’79 y crecí en la ignorancia supina de lo que había sucedido en el país. El primer punto de inflexión fue cuando mi papá quedó preso el 31 de agosto de 2005, yo ya tenía 22 años. Al principio no entendía nada», rememoró.

En ese marco, expresó que al momento de enfrentar a su familia fue considerada «la mala hija, la indigna, la traidora» y señaló que su padre, acompañado por sus dos hermanas menores, llevan adelante un juicio para que sea excluida del acervo hereditario de su madre, que falleció en 2015.

«Podes leer de primera mano lo que piensa actualmente mi papá: que fui detectada por grupos activistas en la facultad de psicología, que él es un pobre hombre injustamente preso que defendió la Patria y se reivindica como personal retirado de la policía», contó.

Por su parte, Bibiana Reibaldi, quien trabaja en el sector de la salud, sostuvo que no se consideran «las verdaderas víctimas» pero sí «parte de esta sociedad dañada que no termina de recomponerse» ya que los delitos de lesa humanidad «lesionan a toda la trama social».

«Hay que animarse a tener una posición crítica en la vida, preguntarse y a preguntar a los familiares qué estaban haciendo hace 45 años. En la ultima dictadura la frase ‘el silencio es salud’ estaba en todos los medios, pero el silencio es enfermedad y nos condena como sociedad», completó Reibaldi.

Fuente Telam

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