Daniel de la Torre: Más de 30 años al servicio del Parque Nacional Iguazú

Daniel de la Torre tiene 69 años, y en el 2019 se jubiló de su trabajo como guardaparque en el Parque Nacional Iguazú. Nacido en la Provincia de Buenos Aires, llegó a Iguazú en julio de 1977, enviado desde Bariloche, junto a su esposa Vicenta Vega a pocas semanas de haberse casado.

Iguazú (LaVozDeCataratas) Su primer destino fue la seccional Bernabé Méndez, en la cabecera del Aeropuerto Internacional Iguazú. Sin agua y sin luz, recibían provisiones cada 15 días, de mano del chofer del colectivo 608 de Parques Nacionales, Don Enrique Peralta.

«Parques mandaba un vehículo de vez en cuando para traernos agua y provistas. Después me traje de Buenos Aires, una motoneta con esa motoneta me empecé a mover un poco más, pero no se podía usar los días de lluvia porque el barro era impresionante» relató a LaVozDeCataratas sobre sus primeros días en la tierra colorada.

Allí vivieron 14 meses de ese modo y era común en los paseos durante los atardeceres, ver a los animales que habitan la selva: «Salíamos a la tarde a caminar con mi mujer por la Ruta vieja y siempre nos cruzábamos con algún animal, o una corzuela, o un tateto o algún oso melero. A la noche, teníamos una farola a gas y siempre a la ventana se acercaban lechuzas, tapetí, acutís, atraídos por la luz» comentó

También recordó  que una tarde, de regreso a su hogar, se encontró, cara a cara, por primera vez, con un Yaguareté. El sacó el arma, pero no fue necesario defenderse. El animal siguió su camino en calma.
Luego de 14 meses, el intendente del PNI, trasladó a De la Torre -Maestro Mayor de Obras de Profesión- a la seccional Bustillo, actual Oga Porá, «Fui como ayudante del Jefe de servicios auxiliares, don Ramón Romero un verdadero pionero de Iguazú» afirmó. Ya en ese destino, le dieron un vehículo oficial para trasladarse, contaba con un pozo de agua y a través de vecinos lograron conectarse a la red eléctrica. «En esa seccional nació mi primer hija» contó con nostalgia en su voz.
Años mas tarde, De la Torre fue trasladado a otros destinos como el Parque Nacional Lanín, pero en 1991 regresó a Iguazú como jefe de Servicios Auxiliares, cargo con el que se jubiló. Su trabajo más urgente fue: «reparar el techo intendencia, por donde filtraba agua. Lo desarmamos por completo y lo volvimos a armar con membrana asfáltica”, además participó «en todo lo que fue el proyecto, la construcción y el desarrollo de cataratas, de toda la obra. Estuve desde que se hizo el primer pozo, hasta que en el 2001 se inauguró la pasarela» resaltó.
Esas pasarelas dieron mucho trabajo debido a las crecidas que experimentó el Parque.  Para De La Torre las más importantes fueron tres: «La Primera crecida fue de 28 mil metros cúbicos por segundo que rompió las pasarelas que iba desde el Paseo Superior hasta Garganta. La segunda crecida grande fue la del año 92 que rompio la pasarela que iba de Puerto Canoas hasta Graganta del Diablo, que se reemplazó en parte con un sistema de botes. Después la crecida más extraordinaria fue la de junio del 2014, que fue de 45 mil metros cúbicos por segundo».
En esa oportunidad: «ya estábamos prevenidos, gracias a una empresa brasilera había creado un sistema de alerta. La crecida fue extraordinaria porque se rompió la ataguía que era un muro de piedra y tierra que había hecho la gente de Brasil para construir y se rompió, entonces vinieron 10 mil metros cúbicos extras de agua» explicó.
Gracias a ello, «el agua paso 3 metros por arriba de Garganta y siete metros por arriba del balcón de garganta. La pasarela que tiene 115 fustes ninguno se cayó, pero si tiró como 90 tramos de la pasarela que se reconstruyeron en tres meses».
El agua volvió a su cause normal luego de 15 días.
Reflexivo por todo lo vivido durante sus años de guarparque exclamó: «Extraño muchísmo mi trabajo, tengo un montón de horas la día que antes las ocupaba. Estoy muy feliz y muy satisfecho por la vida que llevé» finalizó.
Fot: Dirección de Patrimonio Municipal
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