Entre Buenos Aires y Washington, el Gobierno afrontará esta semana la continuidad de la crisis cambiaria de los últimos días, que llevó al dólar blue a los $338, acompañado por un salto de los tipos de cambio financieros. En el marco de una presión devaluatoria cada vez más marcada y una brecha cambiaria de 160 por ciento la ministra de Economía Silvina Batakis buscará aire en reuniones con el FMI y el Tesoro de EEUU, mientras se vuelve a poner a prueba el menguante poder de fuego del Banco Central.
El mercado abrirá este lunes con un tipo de cambio blue a $338 en casas de cambio y cuevas financieras y con los dólares financieros a $315 para el caso del “Bolsa” o MEP y $326 para el contado con liquidación. El mercado paralelo reaccionó muy negativamente a la salida de Martín Guzmán del Palacio de Hacienda. La llegada de Batakis, su declaración de intenciones de austeridad fiscal y un puñado de anuncios no alcanzaron para que amainara la tormenta.
Batakis viajó a Washington este fin de semana. Sostendrá allí una agenda urgente con contactos de alto perfil: la directora gerente del FMI Kristalina Georgieva; David Lipton, uno de los asesores clave de la Secretaría del Tesoro de EEUU, el Banco Mundial, el BID y un grupo de inversores y analistas de Wall Street y, por último, ejecutivos de algunas de las empresas norteamericanas más importantes con presencia en la Argentina.
La inestabilidad cambiaria, la nueva aceleración de la inflación y las presiones para una baja del gasto público forman parte de la agenda transversal que Batakis discutirá con inversores y con los funcionarios del Fondo. El organismo busca señales por parte de la jefa del Palacio de Hacienda para asegurar el cumplimiento de las metas acordadas, principalmente el objetivo de acumulación de reservas y el de déficit primario.
En medio de la crítica situación, el mercado trata de hacer cuentas. Principalmente, para pasar en limpio cuántas reservas quedan a disponibilidad del BCRA para actuar en una coyuntura como la que se presenta, y qué dinámica debería buscar para poder dejar atrás la crisis.
Para la consultora Equilibra, en ese sentido, “las reservas internacionales netas (metodología FMI) cerraron en USD 3.488 millones, sumando solo USD 1.162 millones en lo que va del año y ubicándose casi USD 3.000 millones por debajo de la meta de acumulación de reservas del tercer trimestre (USD 4.100 millones). Pero si tomamos las reservas netas a precios corrientes (recordemos que las reservas internacionales netas que mide el Fondo toman los precios del 2 de marzo) y no contabilizamos los DEGs del FMI (que no se utilizan para intervenir en el mercado, sino para pagar servicios de deuda del propio FMI), las reservas netas que miden el verdadero ‘poder de fuego’ del BCRA se tornan negativas en poco más de USD 1.300 millones”, estimó.
El Banco Central, consideró la consultora, no puede comprar reservas pese a estar transitando los meses más fuertes en términos de estacionalidad, de las liquidaciones récord del agro en lo que va del año y de haber limitado el acceso al MULC para gran parte de los importadores. “Si bien los exportadores del sector sojero y cerealero venían liquidando a buen ritmo, cada vez tienen menos incentivos para seguir vendiendo”, señaló.
“El BCRA mantuvo sus tasas de política monetaria invariantes a pesar de la aceleración de la inflación en junio como forma de impulsar la demanda de los títulos del Tesoro, pero al mismo tiempo aceleró el ritmo del crawling-peg del tipo de cambio oficial desde 4,5% a fines de junio hasta 5,5 por ciento. Por ende, los incentivos de los exportadores a tomar deuda en pesos y postergar sus ventas aumentaron, más aún si contemplamos las escasas posibilidades de inversión en pesos, tanto en el mercado financiero como en el de bienes (faltantes de productos en varios rubros y ventas paralizadas por falta de precios)”.
Por su parte, la consultora PxQ de Emmanuel Álvarez Agis, que sonó con fuerza en su momento para reemplazar a Guzmán, analizó las razones detrás de la corrida hacia el dólar y por qué sería el propio Gobierno el que la propicia. “El gobierno aparece paralizado y cruzado por internas y la autoridad monetaria toma medidas dignas de tiempos normales ¿de dónde sale el combustible que alimenta esta corrida? De las 3 políticas: la monetaria, la fiscal y la política a secas”.
“La primera consideración del FMI incluso antes de cerrar el acuerdo con Argentina fue que el país necesitaba tener una tasa de interés real positiva. Sin embargo, la política monetaria parece empecinada en regalar los pesos con los cuales se hacen las corridas en los dólares paralelos. La política monetaria del BCRA es completamente expansiva, con tasas de interés en términos reales negativas en el orden del -35% / -40% anual”, apuntó PxQ.
“Además de tener una política monetaria expansiva, la configuración de la política monetaria y cambiaria implica que la respuesta óptima del sector privado es tomar pesos para no vender dólares, o bien tomar pesos para comprar dólares: la tasa de devaluación se encuentra permanentemente por encima de la tasa de inflación, una diferencia que crece a lo largo del tiempo. En conclusión, dada la configuración de la política monetaria, es el BCRA el que financia la corrida cambiaria”, mencionó la consultora.
Respecto a un supuesto ajuste del gasto -según afirmaba el kirchnerismo como crítica a Guzmán- PxQ dijo que esa presunta poda fiscal “brilla por su ausencia”. “La expansión del gasto público total en términos reales durante el primer semestre del año fue de +11,4%. Con la excepción de los subsidios al transporte, todos los componentes del gasto público se expanden en términos reales”, continuó.
Por último, y no menor, el factor político: “La actual situación puede ser estabilizada con una combinación agresiva de política fiscal, monetaria y cambiaria que apuntale la demanda de pesos, incentive la oferta de dólares y reconfigure la relación inflación-devaluación-tasa de interés. Sin embargo, en dos años y medio de gobierno el FdT ha demostrado su absoluta incapacidad de coordinación en materia de política económica. Si así fuera, los próximos días serán definitorios para el futuro político del FdT y para la dinámica económica real y nominal de 2022″, concluyó.
El Gobierno descartó medidas inminentes para el mercado cambiario más allá de una flexibilización de importaciones urgentes de algunos bienes para la producción y un mecanismo para intentar captar parte de los dólares del turismo receptivo, que son casi inexistentes en la actualidad por la brecha cambiaria. Pero a pesar de que se afirmó que estaría en estudio, descartaron, por el momento, otras como un dólar especial para el agro o, directamente, un desdoblamiento cambiario para el comercio exterior.
La cuestión aparece como de preocupación central para el Poder Ejecutivo. En los últimos días el presidente Alberto Fernández habló sobre la demora en la liquidación del complejo agroexportador: “El desafío de enfrentar a los que guardan 20 mil millones de dólares en el campo y no los liquidan, esperando una mejor rentabilidad cuando el país lo necesita”, dijo el jefe de Estado.
La senadora Juliana Di Tullio, cercana a la vicepresidenta Cristina Kirchner, por su lado, aseguró este domingo que “es evidente” la necesidad del Gobierno de avanzar sobre las “cuevas” que controlan el tipo de cambio paralelo. “Falta acción. Yo quiero ver como está la Policía Federal en la puerta de cada cueva”, sostuvo.
Según Invecq, “la raíz del problema radica mayormente en los incentivos a los que se enfrentan tanto exportadores como importadores. Mientras que los primeros se encuentran afectados no solo por el diferencial de tipo de cambio sino también por las retenciones, los últimos aprovechan el dólar subsidiado para adelantar compras en el exterior, lo cual se presenta hoy como la mejor alternativa para manejar los excesos de liquidez ante la falta de instrumentos de inversión que ofrezcan rendimientos reales y no representen una alta exposición al riesgo soberano o de inflación”, dijeron.
Para LCG, en tanto, “la situación actual será difícil de sostener. Un escenario de continuidad para todo el 2022 se vuelve menos probable. Cuando no es continuidad queda la incógnita de qué hay como alternativa. Allí es donde la política está amplificando la incertidumbre. Si el plan actual no funciona, no parece existir un plan B que sea claro. Puede ser que sea un giro hacia la racionalidad: devaluación, retenciones, suba de tasas y caída de la actividad e inflación más elevada transitoriamente”, especuló.
“Pero también puede ser un escenario de profundización de los desequilibrios actuales en un esquema más intervencionista. Lo concreto es que la dinámica de la crisis parece tener una secuencia que se puede anticipar. La falta de confianza en el rumbo político derivará en un retaceo al financiamiento del sector público y caída de demanda de moneda doméstica. Dólar libre continuando su recorrido alcista, impacto en la inflación y desabastecimiento, caída de la actividad y los ingresos generalizado”, consideró la consultora.
Fuente Infobae