Crónica del poder fugaz de los “incondicionales” de Alberto Fernández, con ministros que apenas duran días

Silvina Batakis y Daniel Scioli estuvieron 43 y 24 días, respectivamente. Alberto Fernández los nombró en momentos de máxima tensión política. Pero luego decidió removerlos, mientras Cristina Kirchner avanzó posiciones en la administración. Otros incondicionales que también quedaron en el camino

Las historias de Silvina Batakis y Daniel Scioli en el poder no son una excepción en el derrotero accidentado de Alberto Fernández en la Casa Rosada. Tal vez sean la regla. Pero sí tienen la particularidad de ser dos incondicionales que duraron apenas semanas al frente de sus cargos, tras asumir en momentos de crisis y debilidad política. Una fugacidad que se vio enmarcada en una lucha de poder con Cristina Kirchner, quien sigue avanzando posiciones. Y que ocurre, además, en la excentricidad de anunciar un cambio integral y profundo del Gabinete sin conferencia de prensa, cadena nacional, sino por mail y mensajes de WhatsApp. Inédito.

Con diferencias y similitudes, son nombres que se suman a una lista que integran Marcela  Losardo (Justicia), Juan Pablo Biondi (vocero y hombre de confianza), Sabrina Frederic (Seguridad), Nicolás Trotta (Educación). Y que hoy se agregan Gustavo Beliz (Asuntos Estratégicos), Julián Domínguez (Agricultura), y también Mercedes Marcó Del Pont (AFIP).

Extraño es que los cambios en el eje de poder que se cristalizó hoy -que incluye, pero no se agota, en la designación de Sergio Massa como super ministro de Economía, Producción y Agricultura-, no se anunció ni por cadena nacional del presidente de la Nación, ni por una conferencia de prensa de Gabriela Cerruti, la “portavoz”. Apenas unas líneas difundidas por los canales de WhatsApp y correos electrónicos. A cuentagotas, uno por uno. Todo, en medio de una crisis feroz.

Cristina Kirchner y Alberto Fernández (Reuters)Cristina Kirchner y Alberto Fernández (Reuters)

En una crónica escrita con el vértigo que impone la desprolijidad oficial, empezar por Silvina Batakis se impone tanto por la brevedad en el cargo -apenas duró 24 días- como por las condiciones en las que ocurrió su nombramiento y su salida. Martín Guzmán había disparado la renuncia artera en medio de un discurso flamígero de la vicepresidenta y “la griega” fue la única dispuesta a agarrar esa brasa caliente. No pasó un mes de ese momento.

Dijo sí, después de infinitos no. La tuvieron que buscar -fue Scioli, otro de los protagonistas estelares de esta crónica- cuando nadie se mostraba con la valentía para encarar el día después. De hecho, Alberto Fernández finalmente la llamó y le ofreció el cargo de ministra de Economía cuando se dio cuenta que no iba a poder convencer -lo intentó después del tuit de la dimisión, según reveló Infobae– a Guzmán.

Dijo que sí en ese contexto, se subió a un avión, habló como novel ministra con funcionarios del FMI, Banco Mundial e inversores. La novedad de su salida le llegó en medio de esa faena. 23 días después, como “reconocimiento” o premio consuelo, el presidente le dio el cargo de presidenta del Banco Nación.

Con Daniel Scioli la situación se repitió. En el origen, el contexto y el adiós. Asumió después de otra conferencia flamígera de Cristina Kirchner contra el otro escudero de Alberto: Matías Kulfas. El ex ministro de Desarrollo Productivo pisó el palito, respondió acusaciones que creyó infundadas y terminó, claro, renunciando. Cuando costaba encontrar un reemplazante, el embajador en Brasil se puso a las órdenes sin condiciones y decidió tomar la brasa caliente de encontrar una solución para el “festival de importaciones” que denunció la jefa del Frente de Todos. La lealtad, en este caso, le duró al presidente 43 días.

Foto de otros tiempos. Guzmán, en el medio, y a la derecha Matías Kulfas. Solo queda en el Gobierno Claudio Moroni, a la izquierdaFoto de otros tiempos. Guzmán, en el medio, y a la derecha Matías Kulfas. Solo queda en el Gobierno Claudio Moroni, a la izquierda

En los casos mencionados, los cambios ocurrieron en medio de discusiones de poder entre Alberto Fernández y “su” vice. A Guzmán lo había defendido a capa y espada, pero nunca le dio lo que pedía (las posiciones del kirchnerismo en Energía). Y a Kulfas lo soltó por un desliz en off the récord: explicó sus razones en un punteo por WhatsApp. No son los únicos casos: sólo cambian nombres y rostros.

En la “sangría” de hoy, también cayó Julián Domínguez, más dispuesto al diálogo que al conflicto con la gente del campo. Y asume en la AFIP Carlos Castagnetto, un hombre de indisimulable estirpe cristinista. Ahora resuenan con otro ruido las quejas de la Vicepresidenta con todos los “secretos” que protegen a los ciudadanos: el secreto fiscal, secreto bancario y el secreto bursátil.

Otro dato clave: la que asume en lugar de Sergio Massa la presidencia de la Cámara de Diputados es Cecilia Moreau, una legisladora de alto perfil, alineada últimamente más con la vicepresidenta que con el Frente Renovador. Hace un mes y medio fue noticia por un exabrupto que la describe menos parecida al estilo “dialoguista” del nuevo súper ministro de Economía.

Los antecedentes

Del gabinete inicial de Alberto Fernández cada vez quedan menosDel gabinete inicial de Alberto Fernández cada vez quedan menos

Juan Pablo Biondi no era un vocero. Aunque también era vocero. Era confidente, secretario personal y secretario de Estado. Pero no pudo soportar la presión de la vicepresidenta, quien lo acusaba de estar detrás de supuestas “operaciones” en su contra. Había asumido el 10 de diciembre y se fue el 17 de septiembre del año pasado, en la primera exposición de debilidad de un Presidente que ya no volvería a ser el mismo.

Otra “víctima” de esa disputa palaciega fue Marcela Losardo. Renunció oficialmente como ministra de Justicia el 18 de marzo de 2021, tras haber resistido los embates del kirchnerismo más duro, que exigía una guerra abierta con la Corte Suprema y el resto de los jueces: en los hechos, un conflicto de poderes.

En su lugar terminó el oblicuo Martín Soria, un rionegrino que el único “mérito” que tuvo fue pedir una reunión a los jueces de la Corte Suprema para agredirlos y amenazarlos, más alineado al estilo Cristina.

En el camino quedaron Felipe Solá, el que dejó de ser canciller cuando volaba en viaje oficial; Ginés González García, por el vacunatorio VIP en el que, entre otros, se inoculó el aún procurador del Tesoro, Carlos Zannini, quien recibió hace poco elogios de la Vicepresidenta.

Luis Basterra, María Eugenia Bielsa, Salvador Salvarezza, Daniel Arroyo, son otros de los nombres que acompañaron a Alberto Fernández y que la historia, quizás, no recuerda.

Fuente Infobae

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