
Los cuerpos astronómicos fueron llamados LP 890-9b y LP 890-9c y se estima que tienen una superficie 30% y 40% más grande que la de la Tierra, respectivamente. El descubrimiento fue realizado gracias al Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito de la NASA.
La sospecha de los científicos es que este segundo exoplaneta se encuentra a una distancia de la estrella que podría considerarse habitable. Esto se determina analizando si mantiene las condiciones para tener agua líquida en la superficie, es decir cómo son las temperaturas que recibe.

Aumary Triaud, coautor del estudio, remarcó que aún deben «observar más y averiguar si el planeta tiene una atmósfera, y si es así, estudiar su contenido y evaluar su habitabilidad». En el mismo sentido, destacó: «Es importante detectar tantos mundos terrestres templados como sea posible para estudiar la diversidad de los climas de los exoplanetas y, con el tiempo, estar en condiciones de medir la frecuencia con la que ha surgido la biología en el cosmos».