“Nos besaba, pellizcaba, nos tocaba los pechos. Lo hacía en cualquier lugar y cuando orábamos”

El Tribunal Penal 1 de Eldorado halló al joven de 23 años autor del homicidio calificado agravado por alevosía de Daniel Eduardo De La Vega (44), ultimado a puñaladas el 1 de octubre de 2020 en Puerto Iguazú.

Las víctimas de Baldemiro Runge (56) no declararon ayer en el juicio. Buscaron evitar que fueran revictimizadas al tener que recordar lo sucedido mientras estuvieron bajo la guarda en el hogar que dirigía este pastor de iglesia de San Vicente.

Los jueces lo hallaron responsable de acceder carnalmente a una menor que entonces tenía 13 años y haber manosedado a otras en reiteradas oportunidades, siempre bajo el silencio sostenido en amenazas a las niñas.

Francisco Aguirre, presidente del Tribunal Penal de Oberá, y los vocales subrogantes Jorge Erasmo Villalba y Miguel Orlando Moreira, escucharon a nueve testigos, de los cuales uno fue una joven que se quebró al dar testimonio. Pidió que su relato sea tomado como una denuncia que antes no se había animado a hacerla.

El acusado aceptó hablar y se dijo inocente. Alegó que solamente se dedicó a trabajar para mantener el hogar y asistir a los niños y que jamás cometió abusos.

Alegatos: Al momento de fundamentar su pedido de pena de 18 años de prisión, la fiscal Estela Salguero manifestó lo vivido por la primer denunciante, quien en el 2004 se lo confesó a un Defensor de Menores.

En ese momento la víctima ya se había ido del hogar y empezó a convivir con un joven. Un día él observó que una camioneta la había seguido. Cuando le preguntó que pasaba ella rompió en llanto y se lo contó. Fue ahí que quien era su novio la impulsó a que contara los abusos a la justicia.

Ella había estado allí desde los 2 años. Se crió con Runge y su esposa a los que les decía “ma” y “pa”. Esta cercanía con el acusado manifestada por la fiscal, sirvió para relatar el abuso con acceso carnal. Una noche, cuando la esposa estaba enferma, la menor fue llevada a la casa del pastor para que la ayudara. Por la noche estaba en la misma habitación que las hijas. “El hombre entró, se subió sobre ella, la quitó las ropas y la accedió”.

“La menor no tenía parientes ni nadie a quién contárselo y además Runge la amenazó con romperle la cara a piñas si lo hacía”, dijo Salguero.

Amplió el número de víctimas del pastor en base a los testimonios obrados en el expediente. “Aparte de eso nos manoseaba. Se ponía detrás de nosotras y nos levantaba la ropa. Nos besaba, pellizcaba, nos tocaba los pechos, en cualquier lugar. Y con mayor razón cuando orábamos porque teníamos los ojos cerrados”, contó al citar el testimonio de una de las víctimas.

Mencionó también a una joven que declaró ayer, quien sostuvo que lo ocultó por temor. Que verlo la ponía muy mal. Que vivieron un infierno. “Nunca lo contó por las amenazas. Y dijo, yo no era la única. A mí me accedió carnalmente a los 9 años”, dijo la fiscal al citar a la víctima.

Por su parte la defensa de Runge, encabezada por el doctor Víctor Sánchez, argumentó que su defendido nunca estuvo prófugo, solamente siguió el consejo de su abogado de no presentarse.

Cuestionó la etapa de instrucción, puesto que “si bien en esa época aún no existía la pericia de Cámara Gesell, la declaración de la menor fue inducida por el Defensor”.

“Nunca se hicieron pruebas psicológicas. La única prueba es una denuncia”. Pidieron la absolución de Runge.

En su sentencia los jueces condenaron a Runge a 18 años de prisión, al hallarlo responsable de los delitos de “abuso sexual con acceso carnal agravado por haber sido cometido por el ministro de un culto y encargado de la guarda y abuso sexual simple reiterado agravado por haber sido cometido por el ministro de un culto y amenazas en concurso real”.

TRIBUNAL. Miguel Orlando Moreira, Francisco Aguirre y Jorge Villalba, al momento de la lectura de la sentencia.

Fuente: Primera Edición

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