Bleisure travel, cambio de tendencia frente a los viajes tradicionales

Los cambios generacionales tienen impacto en el comportamiento y en las costumbres sociales. Unos años atrás el valor de la estabilidad y seguridad económica primaba por encima de las experiencias vividas. Todo lo relacionado con el trabajo se blindaba para evitar riesgos en el sustento económico y el bienestar de la unidad familiar.

Iguazú (LaVozDeCataratas) Con el paso del tiempo las personas y las costumbres han cambiado. De forma complementaria al valor económico, las nuevas generaciones valoran la experiencia vital como algo realmente importante. Disfrutar, participar en actividades, conocer cosas nuevas y abrirse al mundo debe ser parte de la vida. Ya no está de moda la cultura del sacrificio continuado para disfrutar puntualmente, ahora es necesario disfrutar durante el viaje y desarrollarnos como personas.

Esta tendencia en el comportamiento también ha tenido un impacto claro en el mercado de viajes y su relación con el mundo laboral. Si pasamos la mayor parte de nuestra vida adulta trabajando, y además queremos viajar y conocer nuevos horizontes, ¿qué mejor manera de aunar ambos conceptos que aprovechando los viajes de trabajo para dedicar parte de los mismos a actividades de ocio personal?

Esta es la idea que subyace debajo del denominado Bleisure Travel: la combinación de viajes de negocios con tiempo para el ocio (business + leisure). Aprovechar que por motivos de trabajo nos debemos desplazar para alargar la estancia unos días y conocer ese destino, utilizarlo como punto de salto a otra localización o para realizar otra actividad que sea de nuestro interés.

Más económico, pero con restricciones

La principal ventaja de este tipo de viajes es clara: dado que parte del coste del viaje es asumido por el empleador (por ejemplo, los medios de transporte que permiten llegar al destino), la persona que viaja puede dedicar más recursos económicos a disfrutar de experiencias en la zona a las que tal vez no accedería, a mejores servicios, o directamente a conocer un lugar al que de forma personal no hubiese sido probable ir.

No obstante, disfrutar de esta posibilidad implica que, por el lado del trabajo, la empresa nos debe permitir disfrutar de tiempo libre adicional en las fechas concretas del viaje de trabajo (lo que no siempre es posible), además de permitirnos aprovechar la logística y organización de la empresa para nuestro uso particular.

Por el lado personal, es importante tener en cuenta que no es muy frecuente poder compartir ese tipo de viajes con las personas de la unidad familiar o nuestro círculo social, y que no es fácil coordinar periodos vacacionales de distintas personas fuera de las fechas habituales.

Economías de plataforma impulsando la transición del sector.

Uno de los catalizadores de este mercado de viajes han sido las distintas plataformas de servicios relacionados con los viajes. Estas permiten reservar o utilizar directamente los recursos necesarios para nuestros viajes de ocio, minimizando intermediarios y reduciendo costes. Si bien es posible que desde nuestra empresa, a través de alguna agencia de viajes, tengamos todo el viaje profesional organizado, es habitual acudir a distintas plataformas como
Booking, Expedia, Airbnb, Uber… para cerrar nuestras propias necesidades. De esta forma podemos aislar la parte personal y de ocio, de la profesional.

Estos operadores están desbancando a las compañías de viajes tradicionales. En muchos casos basan su funcionamiento en economías colaborativas donde el valor de las aportaciones de los propios usuarios es crucial. Además, cuentan con estructuras más ligeras y ágiles que las empresas tradicionales lo que les permite reducir costes fijos y en consecuencia obtener un margen adecuado con precios finales más bajos.

Una vez más, el cambio generacional ha contribuido al despegue de este tipo de plataformas al cambiar el esquema mental y la forma de comunicarnos. Las propias personas contribuyen al mercado poniendo a disposición de otros usuarios activos que anteriormente estarían infrautilizados (apartamentos vacíos, coches aparcados…), y proporcionando toda la información que otros necesiten para decantarse por un alojamiento o servicio concreto a
través de comentarios, opiniones y valoraciones.

La evolución de internet y la masiva adopción de los servicios que se ofrecen hace que la población sea tendente a operar de forma autónoma. Las personas buscan, deciden y ejecutan, desde internet y por su cuenta, qué ropa comprarse, dónde cenar, cuál será su próximo coche, dónde realizar trading online, incluso cuál puede ser su próxima pareja. El mundo de los viajes no está fuera de esta tendencia y las empresas tradicionales deberán
buscar  la forma de ofrecer servicios diferenciales para poder sobrevivir en un mercado en constante evolución.

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Pan de la abuela

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