Somatización: los síntomas físicos sin causa aparente son consecuencia del estrés, la ansiedad o la depresión

Es un trastorno cada vez más frecuente entre la población. Para detectarla, el primer paso es descartar que haya una patología médica. Después, hay que ver cuáles son los factores que contribuyen a que se generen esos signos clínicos en una consulta psicológica.

Partamos de una base: la diferencias entre la hipocondría y la somatización. Una persona hipocondríaca se caracteriza por la preocupación constante de padecer una enfermedad. Da igual el consejo médico que reciba esa persona, nunca se quedará tranquila. Mientras que en la somatización los síntomas son completamente reales.

Lo más frecuente es escuchar los síntomas de la somatización a través de frases como:

  • “Me duele la panza… Seguro estoy somatizando”.
  • “Debo estar nervioso… No tengo hambre, se me cerró el estómago”.

También ocurre que nos ponemos colorados cuando algo nos da vergüenza o nos vemos expuestos frente a otros.

Incluso hay una extensa serie de expresiones idiomáticas populares que, a través de referencias a partes del cuerpo, órganos y actitudes corporales, aluden a emociones e ideales propios de nuestra cultura, por ejemplo, “Tener un nudo en la garganta”, “Ojos que no ven corazón que no siente”.

“Podemos definirlas como somatizaciones porque cuerpo-mente es una unidad: las emociones aparecen reflejadas en nuestro cuerpo y los procesos corporales como un dolor de muelas, por ejemplo, repercuten en nuestro ánimo. Son manifestaciones normales y en general pasajeras. Hay personas que por su historia vital tienen a expresar sus emociones predominantemente con una parte de su cuerpo.”, señala Paola Bonelli (M.N.14.727), psicóloga y miembro de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires.

Somatización: los síntomas físicos sin causa aparente son consecuencia del estrés, la ansiedad o la depresión

El primer paso es descartar que haya una patología médica. Después, hay que ver cuáles son los factores de estrés que contribuyen a que se generen esos síntomas físicos en consulta psicológica. Por lo general, hay que analizar la forma de ver el mundo que tiene la persona y reorganizar la manera de pensamiento.

“Estos cuadros afectan a niños, adolescentes y adultos. Muchas veces, hay toda una historia de estos trastornos, por ejemplo, personas con psoriasis en la infancia y en la juventud presentan colitis ulcerosa”, describe la experta.

El perfil de una persona que somatiza

El psicoanalista David Liberman describió a estas personas como aquellas que se sobreadaptan a la realidad ambiental en forma disociada de sus necesidades y posibilidades emocionales. Estas personas presentan ciertas características:

  • Valoran el rendimiento laboral, son hiperexigentes (trabajan muchas horas al día, incluso fines de semana) pero no pueden escuchar los mensajes de su cuerpo, ni a su familia cuando les dice que paren.
  • Separan los procesos intelectuales de los corporales, como si la mente y el cuerpo anduvieran por carriles separados.
  • En general, llegan a la consulta derivados por su médico, pero sin conciencia de su sufrimiento.

Una buena forma de aliviar los síntomas es la de empezar por expresar lo que se siente y buscar apoyo. Ambos aspectos no solo van a mejorar la salud mental, sino que también ayudarán a reducir los niveles de estrés que provoca la somatización.

Si a esto, además, se lo acompaña de un estilo de vida saludable, haciendo ejercicio, durmiendo bien y cuidando la alimentación, se podrán obtener muchos más beneficios para la salud, tanto física como mental.

 

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