Las razones por las que distinguir la izquierda y la derecha sigue siendo difícil para algunas personas

Según estudios recientes, varias tienen dificultades para saber cuál es cuál, mientras que para otras es tan fácil distinguirlas como especificar qué es arriba y qué abajo.

La confusión entre la izquierda y la derecha es algo que puede ocurrirnos en cualquier momento, ya que, por ejemplo, basta con que alguien nos dé una instrucción durante una clase de yoga o mientras manejamos, para dudar de nuestra intuición.

Más allá de calificarnos como torpes, debemos entender que, incluso para aquellos que creen que no tienen problemas, las distracciones como el ruido ambiental o tener que responder preguntas no relacionadas con lo que se está haciendo, pueden obstaculizar la toma de la decisión correcta.

“Nadie tiene dificultad para decir que algo está adelante o atrás, o que está arriba o abajo”, señaló Ineke Van der Ham, profesora de Neuropsicología en la Universidad de Leiden en Países Bajos, pero diferenciar la izquierda de la derecha es distinto: “Es por la simetría y porque, cuando te das vuelta, es al revés, y eso lo hace muy confuso”.

Varias partes de nuestra biología involucradas al distinguir la derecha y la izquierda: La distinción entre izquierda-derecha es en realidad un proceso bastante complejo, que requiere memoria, lenguaje, procesamiento visual y espacial y rotación mental. De hecho, los investigadores están empezando a llegar al fondo de lo que sucede exactamente en nuestro cerebro cuando lo hacemos y por qué es mucho más fácil para algunas personas que para otras.

“Algunas personas pueden distinguir la derecha de la izquierda de forma innata, simplemente pueden hacerlo sin pensar, pero otras tienen que pasar por un proceso”, señaló Gerard Gormley, médico y profesor en la Universidad Queen’s de Belfast, en Irlanda del Norte. Para comprender qué sucede, Gormley y sus colegas realizaron una investigación sobre la experiencia de los estudiantes de medicina al tomar decisiones de izquierda y derecha y examinaron el proceso.

Para los niños sería más fácil distinguir entre la izquierda o la derecha. (Foto: Adobe Stock)
Para los niños sería más fácil distinguir entre la izquierda o la derecha. (Foto: Adobe Stock)

En primer lugar, tenés que orientarte de derecha a izquierda en vos mismo”, expresó. “Cuando la respuesta no llega al instante, los participantes describieron varias técnicas, desde hacer una L con el pulgar y el índice, hasta pensar en qué mano usan para escribir o tocar la guitarra. Para algunas personas, la distinción es a través de un tatuaje en el cuerpo o una perforación”, expresó Gormley.

El especialista señaló luego: “Cuando descubrís de qué lado está el izquierdo o el derecho de otra persona, el siguiente paso es girarte mentalmente para mirar en la misma dirección que la otra persona. Si estoy frente a vos, mi mano izquierda estará frente a tu mano derecha”.

Otro estudio sobre cómo discriminar derecha-izquierda: Una investigación realizada por Van der Ham y sus colegas encontró que alrededor del 15% de las personas se califican a sí mismas como insuficientes cuando se trata de identificar la izquierda y la derecha. Casi la mitad de los 400 participantes en el estudio dijeron que usaron una estrategia relacionada con la mano para identificar cuál es cuál.

Los investigadores utilizaron la llamada prueba de discriminación derecha-izquierda de Bergen para profundizar en cómo funcionan estas estrategias. Los participantes miraron imágenes de personas dibujadas como muñecos de palitos, unas figuritas miraban hacia ellos y otras no, estaban con los brazos en varias posiciones y ellos tenían que identificar la mano que se resaltaba como la izquierda o la derecha.

Para algunas personas no es fácil identificar el sentido izquierdo o el derecho hacia donde deben dirigirse. (Foto: Adobe Stock)
Para algunas personas no es fácil identificar el sentido izquierdo o el derecho hacia donde deben dirigirse. (Foto: Adobe Stock)

Parece simple, pero es un poco frustrante si tenés que hacer 100 de estos lo más rápido posible”, indicó Van der Ham. En el primer experimento, los participantes se sentaron con las manos sobre una mesa frente a ellos y la especialista manifestó: “Hubo un efecto muy claro en relación a la forma en que se colocó esta pequeña figura de palo: si miraban la parte posterior de la cabeza, de modo que estuvieran alineadas con ella, las personas eran mucho más rápidas y precisas al responder”.

Estrategias para poder distinguir derecha-izquierda:

La siguiente pregunta fue si los participantes estaban usando señales de su cuerpo en el momento de la prueba para identificar la izquierda y la derecha, o si se referían a una idea almacenada sobre su cuerpo.

Para responder a eso, los investigadores repitieron su experimento, pero esta vez probaron escenarios diferentes: los participantes se sentaron con las manos cruzadas o sin cruzar sobre la mesa frente a ellos y tenían las manos visibles durante la prueba o cubiertas con un paño negro. Pero los especialistas encontraron que ninguno de esos cambios influyó en el rendimiento de la prueba. En otras palabras, los participantes no necesitaban ver sus manos para usar su propio cuerpo para distinguir la derecha de la izquierda.

“No hemos resuelto completamente el problema, pero pudimos identificar nuestros cuerpos como un elemento clave para reconocer la izquierda de la derecha y consultamos nuestra representación corporal tal como la tenemos de una manera más estática”, dijo Van der Ham.

Los primeros años son clave para aprender a distinguir el lado derecho del izquierdo y viceversa:  “También podría ser algo que aprendemos en la infancia, como otros aspectos de la cognición espacial”, manifestó Van der Ham y añadió: “Si los niños están a cargo de encontrar el camino, si simplemente los dejás caminar frente a vos por un par de metros y tomar las decisiones, esos son los niños que terminan siendo mejores”.

La investigación realizada por la psicóloga Alice Gómez y sus colegas en el Centro de Investigación de Neurociencia de Lyon en Francia sugiere que la discriminación de izquierda a derecha es algo que los niños pueden aprender rápidamente. Gómez diseñó un programa de intervención de dos semanas, impartido por maestros, para aumentar la representación corporal y las habilidades motoras de menores de cinco a siete años.

Cuando se evaluó después del programa su capacidad para ubicar la parte correcta del cuerpo en sí mismos o en un compañero (su rodilla derecha, por ejemplo), el número de errores de diferenciación izquierda-derecha se redujo casi a la mitad. “Fue muy fácil para nosotros aumentar las habilidades de los niños para poder localizar la parte del cuerpo sobre la base del nombre”, expresó Gómez.

Una razón para esto podría ser que a los niños se les enseñó una estrategia: pensar en la mano que usan para escribir, cuando no pudieran recordar la derecha y la izquierda.

 

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