Misofobia: cómo sobrellevar la obsesión con los gérmenes y la suciedad

Se trata del miedo a la contaminación y genera hábitos de higiene exagerados. Requiere de un tratamiento para que no afecte la calidad de vida.

La pandemia de coronavirus nos hizo mucho más conscientes de la necesidad de higiene y del peligro que pueden suponer los gérmenes, virus y bacterias de nuestro entorno, lo cual, es considerado como algo positivo. Sin embargo, hay personas en las que esa preocupación por la limpieza y la desinfección puede ir un paso más allá y convertirse en una obsesión: no se trata de una simple manía, sino un trastorno serio y tipificado conocido como misofobia.

Etimológicamente, misofobia significa miedo a la contaminación, pero los afectados por este trastorno pueden desarrollar un temor patológico diverso.” Hay pacientes que tienen temor a cualquier producto contaminante que pueda entrar en contacto con ellos y otros que únicamente tienen miedo a los microbios y bacterias. Otros a la suciedad o incluso a los olores corporales”, dijo el psicólogo español Ángel Pozo.

Las personas con misofobia pueden lavarse las manos varias veces al día y, en algunos casos, en un número par. (Foto: Adobe Stock)
Las personas con misofobia pueden lavarse las manos varias veces al día y, en algunos casos, en un número par. (Foto: Adobe Stock)

Esta enfermedad recibe otros nombres: rupofobia (cuando el miedo, principalmente, es a la suciedad), o bacteriofobia (fobia a los gérmenes “En algunas ocasiones pueden formar parte, también, de los cuadros de ansiedad por la salud, lo que popularmente se conoce como hipocondría, pero la mayor parte de ellos se consideran un TOC”, aclaró Pozo.

La mayoría de las veces, es normal tener un poco de miedo en situaciones que te hacen sentir incómodo o que son peligrosas, pero las personas con misofobia, a menudo, se ponen ansiosas por lo que pueda interrumpir sus actividades diarias: esto incluye experimentar preocupación por eventos que podrían afectar su bienestar, como enfermedades o dolencias, señalan los expertos

Síntomas de la misofobia:  El especialista en psicología clínica de Valencia, señaló: “En los afectados aparecen lo que llamamos pensamientos intrusivos, normalmente en forma de duda. Así, por ejemplo, la persona puede pensar ‘si toqué el pomo de la puerta, ¿habré contraído alguna enfermedad y me podrá pasar algo?, ¿se la podré transmitir a mis hijos?, ¿les podrá pasar algo a ellos?”.

Algunas personas con misofobia pueden usar pañuelos para evitar entrar en contacto directo con ciertas superficies. (Foto: Adobe Stock)
Algunas personas con misofobia pueden usar pañuelos para evitar entrar en contacto directo con ciertas superficies. (Foto: Adobe Stock)

Ante estos escenarios de duda, la persona “genera numerosas conductas de evitación de las situaciones o de las actividades donde teme que puede contaminarse” y añadió: “Siguiendo con el ejemplo anterior, si la persona piensa que podría haberse contaminado tocando el pomo de la puerta, puede pensar también: ‘Me tengo que lavar las manos siempre un número par de veces, empezando por el pulgar y usando mucho jabón’”.

Cómo puede afectar la misofobia

Este trastornos pueden afectar de muchas maneras:

  • Puede provocar ansiedad o miedo.
  • Afectación física: latidos más rápidos, respiración exagerada.
  • Sensación de impotencia, de no poder hacer nada para evitarlo.

Cómo se trata la misofobia: El psicólogo sugirió que, a nivel terapéutico, se recomienda tratar al paciente con misofobia mediante herramientas de terapia cognitivo conductual. “La más utilizada y, probablemente, la más eficaz es la exposición con prevención de respuesta”, dijo.

“Se elabora, junto al paciente, lo que conocemos como jerarquía de ítems, es decir, una especie de lista con las situaciones, lugares, objetos o personas que el afectado teme. En base a ella se marcan unas pautas para exponerle de forma gradual”, explicó.

Asimismo, agregó: “Esta exposición gradual a los estímulos que generan la sensación de contaminación tiene que ir acompañada de una prevención, reducción o eliminación de lo que llamamos ‘conductas de neutralización’. Por ejemplo, lavarse las manos inmediatamente después de tocar cualquier cosa”

Pozo dijo que, en cuanto a la duración del tratamiento, suele ser largo y destacó la importancia de tratarlo a tiempo: “En la mayoría de las ocasiones, el afectado raramente acude a solicitar ayuda profesional en las etapas iniciales del problema y, a veces, esperan años. Esto, sin duda, puede agravar el problema”.

Fuente TN

 

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