Así funciona el cerebro de un mentiroso

Una investigación demostró que cuando mentimos interesadamente, la amígdala produce una sensación negativa que limita el grado en que estamos dispuestos a mentir.

Existe en el ambiente ese deseo por descubrir a los mentirosos. La mentira comienza desde la niñez y siempre tiene un propósito, un objetivo. Pero, ¿qué sucede cuando uno miente? ¿Cuáles son los mecanismos neurológicos que implica faltar a la verdad?

Esta materia fue abordada por investigadores y científicos que se plantearon la pregunta de cómo descubrir a aquellos que mienten.

En la comunicación no verbal, se estudian gestos, como indicadores de mentira, que no son fáciles de controlar para el mentiroso. Siempre con el cuidado que se requiere, por las múltiples equivocaciones que se pueden dar.

Hay otras miradas que han hecho científicos y estudiosos del tema, como por ejemplo el investigador LeDoux, que, en su obra El Cerebro Emocional demuestra la existencia de sistemas que transmiten información sensorial desde el tálamo a la amígdala, sin intervención de la parte cortical, así que, el cerebro prefiere actuar de forma inconsciente. De no hacerlo estaría colapsado calculando, por ejemplo, cada respiración.

Los investigadores, mediante resonancia magnética funcional, escanearon el cerebro de 80 voluntarios de 18 a 65 años mientras participaban en tareas en las que podían mentir para obtener beneficios personales. Se observó que la amígdala, la parte del cerebro asociada con la emoción, se activaba cuando las personas mentían para lograr un beneficio, pero la respuesta de la amígdala a la mentira disminuía con cada engaño, mientras que la magnitud de las mentiras se intensificaba.

En consecuencia: para mentir, el ser humano necesita hacer uso de su parte más racional, de su neocórtex, de lo contrario le sería imposible mentir, porque automáticamente diría la verdad, pero al hacer consciente que no quiere decir la verdad, por cualquier razón debe ser consciente de cada frase que evoca.

Cuáles son los mecanismos psicológicos que actúan a la hora de faltar a la verdad. (Foto: Adobe Stock / DC Studio)
Cuáles son los mecanismos psicológicos que actúan a la hora de faltar a la verdad. (Foto: Adobe Stock / DC Studio)

Las primeras preguntas o afirmaciones pueden ser muy sencillas y sin mucho esfuerzo por parte del mentiroso, pero a medida que avance la conversación y se requiera contestar a las preguntas que hacen los interlocutores, el cerebro debe empezar a esforzarse.

Se requiere más esfuerzo para mantener consistencia en su trama. Por ello, cuando preguntamos, ponemos al mentiroso en situación incómoda, quien miente debe utilizar más energía para responder y lograr salir airoso.

Qué se necesita para mentir: Para mentir, necesitamos utilizar varias zonas del cerebro. Por esa razón ese órgano se vuelve más lento, debe hacer consultas para dar respuestas. Cuando eso ocurre, la persona desata una serie de mensajes en su sistema hormonal, que podemos evidenciar en las emociones que produce: miedo, ira, asco, etcétera.

Con ello, se produce un desgaste que genera niveles estresantes en la persona y probablemente detectamos sudor, agitación, dilatación de pupila. Todo ello demanda más energía, que debe generar el cerebro y el cuerpo lo manifiesta. Por todo esto, hoy sabemos que al cerebro no le gustan los mentirosos.

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