Iguazú (LaVozDeCataratas) El caso se descubrió cuando un ciudadano paraguayo se presentó en el control aduanero en el puerto, con intención de salir de la Argentina hacia Presidente Franco, a bordo de una balsa. Consultado sobre si tenía mercaderías para declarar en el vehículo que llevaba matrículas de su país de origen, respondió que no, que solo llevaba un poco de basura que había olvidado descargar en su domicilio.
Cuando los aduaneros inspeccionaron el baúl, encontraron una llamativa cantidad de metal pesado. La misma escena encontraron en los ocho automóviles siguientes, entre ellos un Toyota Station Wagon.
Se trataba de 10 toneladas de plomo acondicionado en bloques y 8 toneladas de restos de cables y caños de cobre. El valor total de la carga supera la suma de 7 millones de pesos.
La Aduana procedió al secuestro de la totalidad de la mercadería, ya que la cantidad detectada permitía presumir que estaba siendo exportada con fines comerciales, suponiendo una transgresión al régimen de equipaje. Esto constituye una infracción en los términos del artículo 979 del Código Aduanero y, en ese marco, podría caber una multa de $21.297.500,40.
Fuentes de la causa, en manos del juez federal de Eldorado Miguel Ángel Guerrero, creen que el intento de contrabando podría estar relacionado al creciente robo de cables de cobre en Rosario, un negocio que crece en el hampa. Queda por determinar si este tipo de maniobras de contrabando hacia Paraguay están relacionadas con ese negocio ilegal.