Iguazú posee Mujeres inteligentes, pujantes, valientes, pero los hombres tienen el poder de decisión.

La única forma de cambiarlo es participando, insistiendo, empoderarnos como las mujeres sentipensante que somos, el cual nos hace única, pero si no damos ese paso necesario vamos a seguir estancados en no poder realizar los cambios que hacen falta a nivel político.

Opinión

Por Marcela Santos 

El mundo laboral se encuentra en un momento de muchos cambios y avances, tendencias, y oportunidades. El lugar de las mujeres en el trabajo expresa aún la brecha de género que existe en el mercado laboral.

Si bien la actividad femenina en el mundo laboral creció notablemente en los últimos años, las mujeres aún enfrentan condiciones no favorables, más obstáculos y problemas que los hombres para acceder al trabajo y lograr un crecimiento en el mismo.

Iguazú, la ciudad turística por excelencia, sobresale por pertenecer al mundo masculino, con hombres con poder de decisión, aunque haya mujeres ocupando cargos sobresalientes que tienden a mimetizarse para sobrevivir. Cambian su personalidad y pierden parte del entusiasmo por lograr los cambios deseados.

Las mujeres y los hombres no somos iguales en la conducción. Hay un talento típicamente femenino, que cada vez se valora más en algunos sectores. Las mujeres son distintas no sólo en lo biológico, sino también en lo psicológico, en la forma de ver la realidad. Básicamente, un hombre suele ser más rápido para pensar en estrategias de futuro.

La mujer es más rápida para llegar al fondo de las cosas y anticipar mejor las consecuencias. Además, una mujer suele establecer una conducción más cercana a las personas y suele trabajar mejor en equipo, porque le importa más trabajar en un ambiente cálido de intercambio de ideas que el poder en sí. El hombre se distancia más y toma decisiones estratégicas con mayor rapidez.

Los que están en la conducción, arriba son hombres, referentes femeninos muy pocos, hasta donde la dejen llegar, entonces ¿a quién vamos a emular? Eso es lo que ha venido ocurriendo y lo que tiende a empezar a cambiar, cada vez más mujeres que sí son agentes de cambio, que son capaces de conducir sin perder su feminidad y que son tan talentosas y tan valientes que logran que su capacidad de mandar sea aceptada, particularmente Iguazú lo posee en el ámbito privado.

No pasa lo mismo en el aspecto político, culturalmente hay allí, por decirlo con elegancia, un machismo interesante, impera un machismo de alto nivel y lo peor es que no se hace nada por cambiarlo. El primer problema es que la mayoría no son conscientes de que existe. Y los que se dan cuenta no saben cómo cambiar las cosas.

Una mujer que tenga un cargo con un poco de nivel pagará matándose por ser al mismo tiempo un ama de casa casi perfecta. Ellas son las que trabajan, pero las medallas son de ellos, que están más alto siendo el reconocimiento poco o nada, aunque la mujer carga más de lo que puede. Hay una serie de modos de pensar y de estructuras internas que cuesta romper. Sobre todo, cuando han tenido éxito.

La única forma de cambiarlo es participando, insistiendo, empoderarnos como las mujeres sentipensante que somos, el cual nos hace única, pero si no damos ese paso necesario vamos a seguir estancados en no poder realizar los cambios que hacen falta a nivel político. Iguazú posee Mujeres inteligente, pujante, valientes es hora que obtengamos el lugar que nos merecemos.

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