Iguazú (LaVozDeCataratas) Tanto el Parque Nacional Iguazú, como el Provincial Puerto Península sson blanco constante de intrusiones con este objetivo. En el Parque Nacional Iguazú trabajan actualmente 26 guardaparques y 4 brigadistas contra incendios forestales cuyas tareas son el «Control y fiscalización de las actividades que se hacen en el parque, mientras que los brigadistas colaboran en el combate de incendios. En el caso de PNI donde no es muy común que haya incendios, colaboran en todo lo que tenga que ver con la atención de emergencias en el área cataratas y de las radiocomunicaciónes» explicó a LaVozDeCataratas, Hector Ball, Jefe de Guardaparques del PNI.
Además de ello, son los encargados de «las actividades en el monte, previniendo que se cometan ilícitos pesca y caza furtiva, extracción de madera nativa, de palmito y plantas ornamentales. Para prevenir este tipo de actividades se realizan recorridas periódicas por sectores del Parque ya sea en camioneta, a pie o en mbarcación para desactivar las zonas de caza o los lugares donde hayamos registrado ingresos de personas no autorizadas» comentó.
En las recorridas en el monte son acompañados por colegas del Ministerio de Ecología, Fuerzas Armadas y otras «instituciones con las cuales tenemos intereses en común y colaboramos mutuamente según la jurisdicción en la que se esté trabajando».
Las recorridas demandan mucho desgaste físico, por el calor, la humedad: «Uno va camiando por dentro de la selva sin romper la vegetación, vamos esquivando las plantas y eso genera que uno termine bastante cansado. La parte linda es poder andar por lugares que no mucha gente anda y nos cruzamos con animales que no son tan fáciles de ver, tiene su parte linda» relató.
La caza no solo influye en los animales que mueren sino en las presas, depredadores y plantas que conforman el entorno dando lugar a una mala calidad del suelo y a la escasez de nutrientes. Además de ello, la extinción de numerosas especies de animales, lo cual trae consigo importantes y gravísimos cambios en el ecosistema. La desaparición de fauna salvaje altera de forma considerable la calidad del agua, dando lugar a la aparición de bacterias perjudiciales para la salud, manifestación de distintas plagas y enfermedades zoonóticas transmisibles entre animales y humanos que terminan suponiendo un gran riesgo para la salud. La caza furtiva también acaba siendo responsable en gran medida de la proliferación de siniestros como los incendios.
Por ello, Ball mencionó que: «La mejor forma en que la comunidad puede colaborar con nosotros es no comporando productos que puedan venir de caza, pesca o extracción ilegal. Al no contribuir en ese negocio estan minimizando el impacto que se genera en el Parque».