El gobierno de Corea del Sur se vio obligado esta semana a repensar un plan que habría aumentado su límite de horas de trabajo a 69 por semana, desde el límite actual de 52, luego de provocar una reacción violenta entre los trabajadores de la Generación Z y los Millennials.
Los trabajadores en la poderosa economía del este de Asia ya enfrentan algunas de las horas más largas del mundo –al ocupar el cuarto lugar solo detrás de México, Costa Rica y Chile en 2021, según la OCDE– y se cree que la muerte por exceso de trabajo («gwarosa») mata a decenas de personas cada año.
Sin embargo, el gobierno respaldó el plan para aumentar el tope luego de la presión de los grupos empresariales que buscaban un aumento en la productividad, hasta que, es decir, se topó con la oposición vociferante de la generación más joven y los sindicatos.
El secretario principal del presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, dijo este miércoles que el gobierno tomaría una nueva «dirección» después de escuchar la opinión pública y dijo que estaba comprometido con la protección de los derechos e intereses de los trabajadores Millennial, Generación Z y no sindicalizados.
Pero la medida fue ampliamente criticada por quienes argumentaron que apretar el tornillo a los trabajadores solo empeoraría las cosas; los expertos citan con frecuencia la exigente cultura laboral del país y la creciente desilusión entre las generaciones más jóvenes como factores impulsores de sus problemas demográficos.
Recién en 2018, debido a la demanda popular, el país redujo el límite de 68 horas a la semana a las 52 actuales, una medida que en ese momento recibió un apoyo abrumador en la Asamblea Nacional.
La ley actual limita la semana laboral a 40 horas más hasta 12 horas extra remuneradas, aunque en realidad, dicen los críticos, muchos trabajadores se encuentran bajo presión para trabajar más tiempo.
“La propuesta no tiene ningún sentido… y está tan lejos de lo que los trabajadores realmente quieren”, dijo Jung Junsik, un estudiante universitario de 25 años de la capital Seúl, quien agregó que incluso con el cambio de sentido del gobierno, muchos trabajadores seguirán siendo presionados para trabajar más allá del máximo legal.
“Mi propio padre trabaja en exceso todas las semanas y no hay límite entre el trabajo y la vida”, dijo.
“Desafortunadamente, esto es bastante común en la fuerza laboral. Los inspectores del trabajo no pueden vigilar todos los lugares de trabajo las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Los surcoreanos (seguirán siendo) vulnerables a las horas extraordinarias mortales”.
Según la OCDE, los surcoreanos trabajaron un promedio de 1.915 horas en 2021, muy por encima del promedio de la OCDE de 1.716 y el promedio estadounidense de 1.767.
Las largas horas de trabajo –junto con los altos niveles de educación y el aumento de mujeres que ingresan a la fuerza laboral– alguna vez fueron ampliamente reconocidas como el impulso del notable crecimiento económico del país después de la Guerra de Corea en la década de 1950, cuando pasó de ser una economía pobre a una de las más ricas del mundo.
Sin embargo, los críticos dicen que la otra cara de esas largas horas se puede ver claramente en las decenas de casos de «gwarosa» –»muerte por exceso de trabajo»– en los que las personas exhaustas pagan con sus vidas a través de ataques cardíacos, accidentes industriales o conducción sin dormir.
Haein Shim, portavoz del grupo feminista con sede en Seúl Haeil, dijo que el rápido crecimiento y el éxito económico del país tuvieron un costo y que la propuesta de extender las horas de trabajo reflejaba la “renuencia del gobierno a reconocer las realidades de la sociedad surcoreana”.
Shim dijo que el “aislamiento y la falta de comunidad derivados de las largas horas de trabajo y los intensos días de trabajo” ya estaba pasando factura a muchos trabajadores y que “las horas de trabajo insensatas exacerbarán aún más los desafíos que enfrentan las mujeres coreanas”.
Además de los casos de «gwarosa», el país también tiene la tasa de suicidios más alta entre las naciones desarrolladas, según datos de la Oficina Nacional de Estadística, señaló.
“Es crucial que el gobierno (y las empresas) aborden los problemas urgentes que ya están afectando vidas”, dijo Shim. “La necesidad de apoyo y un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal no se puede pasar por alto si queremos garantizar el bienestar de las personas con la tasa de suicidio más alta de la OCDE”.
En 2017, el año anterior a que el gobierno redujera el límite de horas de trabajo, cientos de personas murieron por exceso de trabajo, según datos del gobierno. Incluso cuando el límite se redujo a 52 horas, los casos de “gwarosa” continuaron ocupando los titulares. En 2020, los sindicatos dijeron que 14 repartidores habían muerto debido al exceso de trabajo, sacrificando su salud mental y bienestar para mantener el país en marcha durante el apogeo de la pandemia del covid-19.
Fuente CNN