Este lunes, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOC) 20 de la Ciudad condenó a prisión perpetua a las dos jóvenes que robaron y asesinaron a Adrián Enrique Muñoz en su departamento del barrio de Núñez en 2021.
Se trata de Rocío Celeste Barreto Vera, de 22 años; y de Ariana Belén Domínguez, de 21, quienes fueron condenadas como coautoras de “homicidio doblemente agravado por haber sido cometido con ensañamiento y para facilitar, consumar otro delito y procurar su impunidad, en concurso ideal con el delito de robo con armas”.
Según los jueces, las dos mujeres asesinaron al jubilado para robarle dinero y algunas pertenencias de valor. Tanto Barreto Vera como Domínguez quedaron implicadas, ya que habían visitado el domicilio de Muñoz una semana antes del hecho.
Las dos asesinas quedaron filmadas por distintas cámaras de seguridad cuando salieron del edificio con bolsas. Estas imágenes fueron la clave para que, a pocos días del crimen, ambas fueran detenidas por detectives del División Homicidios de la Policía de la Ciudad y por la policía bonaerense, en el partido de La Matanza, de donde eran oriundas.
Las mujeres, que llegaron al debate detenidas con prisión preventiva, cumplirán su sentencia en el Complejo Penitenciario IV de Ezeiza.
Cómo fue el crimen del jubilado Adrián Muñoz: El cuerpo de Adrián Muñoz fue encontrado por su hija el 13 de mayo de 2021 en el departamento de Núñez donde vivía. Estaba desnudo, boca abajo y tirado en el living de su casa con dos cuchillos clavados en la espalda. La autopsia determinó que el jubilado murió por una hemorragia luego de recibir 22 puñaladas.
Su hermano le había contado que durante esos últimos dos días, el hombre no había ido a trabajar y que, cuando había pasado a la mañana a tocarle el timbre por el departamento, nadie lo había atendido. Por ese motivo, la hija fue a visitarlo y se topó con una terrible escena.
Apenas horas más tarde, detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad consiguieron las declaraciones de tres vecinos, cuyos testimonios orientaron la investigación hacia dos sospechosas.
Si bien la propia hija de Muñoz había contado en un primer momento que su padre solía llevar a su casa a mujeres con las que tenía relaciones ocasionales, fue un vecino quien les dijo a los agentes que el día anterior, alrededor de las 19.30, vio entrar al hombre al edificio con dos jóvenes.
Un segundo testigo relató que alrededor de las 22.30 del mismo día escuchó ruidos provenientes del departamento donde vivía el jubilado; y un tercero informó que un familiar suyo le contó que el martes, alrededor de las 14.30, vio salir del edificio a dos mujeres con valijas usando la llave de la puerta principal, lo que le llamó la atención porque no las conocía como vecinas, ni como familiares de alguno de los propietarios.
Fuentes policiales habían confirmado que faltaban el celular de la víctima, plata y varios objetos de valor en el departamento. El testimonio de los vecinos junto a las cámaras de seguridad permitieron dar con las autoras del crimen.