Hace aproximadamente dos semanas, la pacífica convivencia en el vecindario se vio alterada con la llegada de la pareja a una vivienda contigua a la de la denunciante. Desde entonces, los disturbios y comportamientos extraños han sido moneda corriente, poniendo en alerta a los habitantes de Villa Ema.
La denunciante manifestó en su declaración policial que los vecinos perturbadores han estado molestando con música estruendosa que retumba en los muros de su hogar. Sin embargo, lo más alarmante fue un incidente ocurrido la noche anterior, donde los “quilomberos” fueron sorprendidos observando de manera inapropiada a las hijas de la denunciante. Como un acto siniestro, la pareja efectuó un gesto religioso, cruzando sus manos y besándose en una macabra señal.
Pero la escalofriante escena no terminó ahí: los hijos menores de la pareja, en un comportamiento desconcertante, gritaron “van a morir”, sumergiendo a la denunciante en un profundo temor por la integridad física y emocional de su numerosa familia, compuesta por seis hijos menores de edad.
Ante la gravedad de los hechos relatados, las autoridades de la Comisaría de San Ignacio UR-XIII han tomado cartas en el asunto, iniciando un expediente. La investigación ha comenzado para determinar la veracidad de las denuncias y evaluar la conducta sospechosa de los vecinos en cuestión.
La incertidumbre y la preocupación se han extendido por todo el barrio Villa Ema, donde los residentes se preguntan qué oscuros secretos podrían esconderse detrás de los comportamientos inquietantes de los denunciados.
Fuente Mol