Iguazú (LaVozDeCataratas) El 2 de julio se recordó  a los policías federales caídos en cumplimiento del deber a raíz de un hecho sangriento ocurrido un 2 de julio de la década del 70 en dependencias de la entonces Seguridad Federal, razón por la cual se la instituyó como Día del Policía Caído en Cumplimento del Deber.

  En el homenaje expresaron:  «Cada uno de los hombres que honran el cenotafio de nuestros mártires, está escrito en la crónica cotidiana de nuestro pueblo y es Héroe silencioso y anónimo de las vigilias que custodian el orden, la libertad y la seguridad pública»

Ellos, han muerto para que sigan vigentes las cosas sencillas de cada día, o las trascendencias que hacen a la grandeza  misma de la Nación. Cuando muere un policía, algo también muere y se estremece en un lugar de su ciudad y el extenso paisaje de la Patria.

El policía sabe que su vida está permanentemente en juego y que es escudo sólido entre el delito, la violencia y la intemperancia y la sociedad e instituciones que protege.

El 2 DE Julio, a los policías federales, nos convoca el homenaje más caro, simbólico y genuino de nuestra llamada vocación de servicio.

«Esa fecha representa un acto sincero de memoria sin resentimiento, lleno de afecto, camaradería y entrañable admiración, amor y respeto hacia todos los camaradas en la larga historia de nuestras crónicas cotidianas de servicio dieron su vida para que la ley y el derecho, indivisibles representantes de la democracia de los pueblos tuvieran vigencia en la tierra de los argentinos.

Es trascendente la muerte cuando se vive con honor y la vida se ofrenda, cada madrugada para mantener el imperio de los derechos humanos de toda la gente, la convivencia social y la libertad ciudadana.

Es trascendente la muerte cuando el destino busca el alma de un policía para elevarla al pedestal inmortal de la gloria y solo importa morir, alta la mirada en el  único interés que ha habitado su existencia, la abnegación y el valor hasta las últimas consecuencias.

Quizás nuestro mayor orgullo sea tener ese monumento que se eleva en memoria de nuestros caídos para responder con la humilde clarividencia que solo da la luz de la eternidad a toda crítica poco constructiva sobre cuál es la mágica razón de ser anima el alma de un policía.

Por eso el recuerdo de uno de los días de más luto y gloria en la historia de la Policía Federal Argentina, junto con el Eterno homenaje a la memoria de quienes murieron de pie en el cumplimiento del deber, nuestra gratitud, admiración y reconocimiento se extiende a los seres queridos, amigos y camaradas que los han acompañado siempre y son acreedores al mayor respeto, reconocimiento y afecto, pues ellos conocieron sus anhelos, sus sueños, sus éxitos, sus angustias y asumen, en cada espacio que ha quedado lleno de sus memorias y recuerdos cuál fue el alto precio que pagaron por su alta vocación de servicio»