Iguazú (LaVozDeCataratas) El evento se realizará el sábado 22 de julio a las 11hs en el puesto Uruzú del Parque Provincial Urugua-í.
La historia de este Chesapeake Bay Retriever que fue abandonado en Estados Unidos, luego entrenado para detectar droga y finalmente para buscar heces de cinco carnívoros que viven en nuestra provincia está ligada a la bióloga de la Universidad de Missouri, Karen Dematteo.
Su trabajo tenaz e incansable abrió sin precedentes para la conservación sentando bases para un enfoque colaborativo, comunitario y multifacético que apunta a equilibrar las necesidades entre humanos y la vida silvestre, con el firme propósito de hacer realidad el corredor verde de Misiones.
Train fue un aliado para la conservación en la provincia de Misiones. El inigualable olfato de este perro permitió determinar la presencia de distintos carnívoros en la selva misionera. Los números de su tarea hablan por sí solos: durante cinco temporadas, caminó 4.500 kilómetros, localizando 1.000 heces de cinco especies (yaguareté, puma, ocelote, tirica y zorro pitoco) con lo que fue posible ubicar una zona óptima en el Corredor Verde donde potenciar las labores de preservación. Entre 2016 y 2018, sumó la identificación de cuatro presas de esos carnívoros (tapir, pecarí labiado, pecarí de collar y paca), localizando cientos de muestras. En esos dos años, supo alertar acerca de una disminución en el número de muestras, además de un aumento preocupante en la evidencia de caza furtiva.
En 2022, este Chasapeake Bay Retriever dejó este mundo. Sin embargo, vive en el recuerdo de mucha gente ligada al cuidado de nuestros recursos naturales. Por eso, en el puesto Uruzú del Parque Provincial Urugua-í tendrá un homenaje permanente.
Karen DeMatteo, destacada científica y bióloga conservacionista perteneciente a WildCare Institute-Saint Louis Zoo (EE.UU.), fue quien trabajó codo a codo con este perro entrenado y quien lo cuidó desde 2009. Ella es una profesional conocida en nuestra tierra, porque es la referente del proyecto Zorro Pitoco, cuyo objetivo es promover la conservación de los carnívoros y la coexistencia entre humanos y vida silvestre en uno de los remanentes más grandes del Bosque Atlántico con un enfoque múltiple que restaura la conectividad del paisaje, mejora la salud de las personas y la tierra, desalienta la caza furtiva y aumenta el valor intrínseco de los recursos naturales.
“Train fue un gran trabajador. Fue el segundo perro entrenado que tuve. Empezó su tarea en 2009. Su historia comenzó en el estado de Whasington, al norte de los Estados Unidos, donde lo encontró una adiestradora llamada Bárbara. Él tenía dos años cuando lo abandonaron. Esta instructora lo entrenó para que se sumara a la División Narcóticos de la Policía de ese estado, pero él no aprobó los exámenes en las tres veces que se presentó. Tenía demasiada energía. Sin embargo, Bárbara estaba convencida de que podía serme útil para la detección de heces de zorro Pitoco”, recordó Karen.
El destino quiso que ambos se cruzaran. Karen quería un can para su recién nacido Proyecto Zorro Pitoco y Train era un diamante en bruto para esa actividad. Por eso la conexión fue instantánea. “Era como un labrador marrón con rulitos y grande, muy grande. Pesaba más de 35 kilos. Su motivación para ubicar las muestras era una pelota de tenis. Su recompensa era jugar con la pelotita. Así fue entrenado”, describió.
La vida de Karen siempre estuvo ligada al zorro pitoco. Los investigó para su Doctorado, también en el zoológico donde trabajó y luego en un proyecto que desarrolló en Brasil. La ayuda de Train a su tarea fue fundamental.
“Con la información que recabó entre 2009 y 2011, se determinó un corredor biológico de 400 mil hectáreas para la conservación. Es un área donde viven los cinco carnívoros que él detectó, un sector que conecta el Parque Provincial Urugua-í con la Reserva de la Biosfera Yabotí”, detalló la bióloga.
La prestigiosa investigadora, que reside en Saint Louis, Missouri, comentó que luego de establecer ese corredor había que dar un paso más. “Ahí surgió la necesidad de registrar la presencia de las presas de esos carnívoros, fundamentales para que estos existan. Eso lo empezamos en 2016, tiempo en el que detectamos muchos indicios de la presión de caza furtiva. Entendíamos que sin presas no habría corredor. Además, el trabajo de Train nos daba un pantallazo no sólo de lo que sucedía dentro de las áreas naturales protegidas, sino que también alrededor”, aseguró.
Fueron precisamente aportes del equipo del Proyecto Zorro Pitoco los que terminaron de convencer en su momento a las autoridades para la creación del Grupo de Operaciones en Selva, conformado por guardaparques de las distintas ANP, que reforzaran los patrullajes monte adentro para desalentar la presencia de los cazadores.
“La utilización de canes detectores es muy importante. Tanto que desde otros puntos de la Argentina, como la Patagonia, han decidido contar con sus servicios. No existe una raza en especial para este trabajo. Depende del lugar donde se desarrollará la búsqueda”, confió Karen, quien apuntó dos requisitos fundamentales: no perseguir a los animales silvestres o tocarlos y no orinar sobre las muestras de heces halladas.
Especies como el zorro pitoco no suelen dejarse ver por las cámaras trampa. No transitan los senderos habituales. Por eso el olfato de Train fue tan importante.
En paralelo al trabajo en Misiones, Karen y su fiel compañero llevaron adelante un monitoreo en Nebraska, donde se buscaba implementar un plan de manejo del puma. “Era incansable. Y eso que allí la geografía es escarpada, siempre uno está subiendo cerros y montañas. Jamás perdió la energía y, como sucedía desde 2009, siempre lo impulsó la recompensa de jugar con su pelota de tenis”, apuntó.
Train compartió trabajo con distintos perros entrenados, pero estos nunca igualaron su destreza. Se hizo tan conocido en cada una de sus campañas que chicos y grandes disfrutaban verlo olfatear el monte y sus alrededores. Y más aún cuando obtenía su ansiado premio.