«Quiero hacer la ultima mención a Diego. Hoy es el cumpleaños y no hay mejor lugar para decirle feliz cumpleaños, rodeado de jugadores, entrenadores y como le gustaba y donde quieras que estes, feliz cumpleaños, esto es para vos y lo comparto con vos y toda Argentina», indicó Messi en sus palabras tras recibir el galardón del Balón de Oro.
«Ya está, ya está», levantaba los brazos en el campo de juego en Qatar, luego de la final más brillante de un Mundial. Les decía a los suyos que ya había cumplido con todo, pero el fútbol le quiere dar más. El fútbol no quiere que se vaya. Entonces, cuando aún no se cumplieron 11 meses de la gesta del 18 de diciembre del 2022, a Leo le siguen llegando reconocimientos. Y este Octavo Balón de Oro tiene la trascendencia de la unanimidad. Por supuesto que hubo votos para Erling Haaland y Kylian Mbappé, pero desde la previa había una sensación inequívoca de que Leo se iba a quedar con la estatuilla porque simplemente es el mejor de este siglo y, por qué no, el mejor de la historia.
El que explica de manera didáctica el fenómeno Lionel Messi y este nuevo nuevo récord es Pep Guardiola. Lo hizo mucho antes de esta noche mágica en París. «El Balón de Oro debería tener dos secciones: una sola para Leo y otra para los demás». Y habrá que entenderlo de esa manera. Del 2006, cuando fue nominado por primera vez (salió 21° y el oro fue para Fabio Cannavaro), a este 2023 que se lleva el Octavo para su museo en Barcelona, Leo nos acostumbró a lo extraordinario. No parece real que un deportista se mantenga en la cresta de la ola durante casi 20 años…
Messi y el Balón de Oro más completo
Se podría hacer un repaso de los anteriores siete que ganó (2009, 2010, 2011, 2012, 2015, 2019 y 2021), se podría recordar que insólitamente en la edición 2022 no estuvo entre los 30 nominados, se podría caer en la tentación de la revancha de Leo en París, justo en ese lugar donde no la pasó bien, pero quizás ese combustible fue el perfecto para prepararse para Qatar, la batalla final que por suerte no fue final. No hace falta: el fútbol (que le debía un Mundial) puso las cosas en su lugar.
Messi con Antonela y sus hijos en la gala del Balón de Oro. EFE/EPA/MOHAMMED BADRA
Leo, sentado durante el evento con Julián Álvarez y Lautaro Martínez, es todo sonrisa y humildad. Del pibe al hombre cambiaron muchas cosas. Del que jugaba a la pelota en la habitación con Oscar Ustari en Alemania 2006 al padre que va a observar a su hijo mayor (Thiago) jugar a la pelota. La esencia no se modifica, las ganas de ganar tampoco. Esas que su papá Jorge le contó que tenía Maradona y justo en el día del cumple 63 del Diego, como otro guiño del destino, Messi bate otra marca para que Argentina sea el país con más Balones de Oro y eso que Maradóna no lo pudo lograr porque hasta 1995 no lo podían obtener los sudamericanos.
La Pulga, el futbolista con más títulos de la historia, decidió retirarse de la elite europea para disfrutar de su familia en Miami, aunque el animal competitivo está intacto. En julio llegó a Estados Unidos, en agosto le dio el primer título de su vida al Inter de Miami con la Leagues Cup, estuvo cerca de obtener el segundo con la US Open y ya metió otra página en los libros porque se convirtió en el primer jugador que se queda con el Balón de Oro que no juega en Europa. Así, la MLS se anota un poroto gigante y sigue creciendo…
Este Balón de Oro completará el círculo virtuoso. A Leo le había pasado siete veces de recibirlo y sentir que no podía disfrutarlo como debía. Le faltaba algo: levantar la copa más deseada. Nunca se dio por vencido. Lo intentó, sufrió y lloró mucho. Podía haber elegido otro camino, pero la pasión y el amor por la Selección pudo más. Ahora ya no le falta nada. Por eso no busquen más, la Octava Maravilla en este mundo es Lionel Messi.