Además de recolectar una enorme cantidad de información de usuarios, a través de un modelo extractivo tech exacerbado, TikTok “puede ser un espacio tóxico y adictivo para niños, niñas y jóvenes que puede influir en su autoimagen, su salud mental y su bienestar, y donde corren el peligro de caer en espirales de contenidos desencadenantes de depresión y autolesiones”, advierte la organización.
El impacto de TikTok en jóvenes es muy grande: según datos de la compañía, de sus 1092 millones de usuarios mensuales activos a abril de 2023, el 71% era menor de 35 años (38,5% era menor de 25 años, mientras que el 32,5% restante pertenece a la franja de 25 a 34 años), de los cuales 53,4% son mujeres y el 46,6% son varones.
Amnistía Internacional presentó un informe de 84 páginas en el que marca ciertas advertencias sobre el uso de la app en Argentina, con la privacidad y la salud mental como principales ejes. A partir de un método etnográfico -es decir, tomando como fuente a usuarios de entre 13 y 25 años-, la organización sacó algunas conclusiones que explican el fenómeno TikTok y a la vez levantan ciertas preocupaciones.
Fue el viernes pasado, en el barrio porteño de Villa Crespo, ante especialistas, periodistas, académicos e interesados en tecnología y redes sociales. Entre ellos estaba Martín Becerra, investigador principal en Conicet y profesor de la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad de Buenos Aires.
La empresa registra datos dentro y fuera de TikTok. Dentro de la plataforma, a través de lo más obvio que son los videos vistos, el tiempo de exposición, las reacciones (comentarios, guardado, etc.), así como otras variables como los géneros y temáticas, palabras clave buscadas u operadas”, explicó Becerra.
“Fuera de la plataforma a través del acceso a geolocalización (incluso si el teléfono la tiene desactivada o si el usuario no lo autoriza explícitamente), lo que comprende la ubicación basada en tarjeta SIM o dirección IP, contactos, compras y transacciones, búsquedas externas y otros datos personales”, agregó.
Pero una de las cuestiones más llamativas es que el “espionaje” que hace TikTok del dispositivo no puede ser desactivado: “TikTok reconoce el resto de aplicaciones instaladas en un dispositivo móvil y accede a datos del sistema operativo Android e iOS. También puede leer mensajes de correo electrónico y de aplicaciones que no encriptan end to end los mismos. La extracción de datos de la plataforma no puede desactivarse”, suma. Esto es mucho más normal de lo que se cree: muchas apps reconocen el ecosistema de programas en el que están operando.
Fuente: Clarín