La imagen pertenece a la capilla San Pantaleón, que está ubicada en el lote lindero, que fue cubierto por el agua al igual que el humilde edificio del pequeño templo. Sin embargo, la Virgen apareció en el patio de la escuela, en perfectas condiciones, solamente cubierta por un poco de barro.
Nadie sabe cómo llegó hasta allí ni cómo se mantuvo intacta ante la fuerza del agua. “Es como si la Virgen quisiera acompañar y proteger a las maestras y a los alumnos de la escuela”, manifestó Guillermo Viera, también docente, cuya esposa, Marcia Minosso, debe enfrentar muchas veces -junto a sus colegas Mariali Ferraz (directora), Mariela Mendoza, Claudia García, Andrea Detzel, Daiana Rodríguez y el personal del servicio, Ramona Rodríguez- un camino lleno de dificultades para llegar a su lugar de trabajo y brindar educación a los niños de la zona rural.
La institución se ubica casi al pie del Cerro Monje, que, de por sí, “tiene algo místico”.
A través de sus redes sociales, Viera visibilizó la aparición de la Virgen y, de paso, mostró las condiciones en las que las maestras acuden a cumplir con su tarea. “Como saben, este año sufrimos cuatro inundaciones consecutivas del río Uruguay, que dejaron el camino de acceso a la escuela en pésimas condiciones. Hay mucho barro y grandes charcos de agua que dificultan el paso de los vehículos y obligan a las maestras a caminar largas distancias. A pesar de esto, ellas no se rinden y siguen adelante con su vocación de enseñar y aprender”, manifestó.
“Para mi esposa y sus colegas, es una señal porque se trata de una escuela rural que pasó por muchas dificultades por su misma condición. Creen que es un indicio para que sigan adelante, para que sigan con la lucha, más allá de estas peripecias ocasionadas por las inundaciones y otras complicaciones”.
Tras la primera inundación fueron con el unimog del Ejército Argentino que está preparado para atravesar terrenos difíciles e hicieron una calle alternativa por entre las chacras para poder llegar, sacar algunas cosas de valor, y acomodar otras en una parte más alta, en caso que la crecida llegara hasta la escuela, “cosa que no pasó. Bajó el río, ellas fueron durante unos días y el agua volvió a subir. Esta escena se repitió varias veces. En esta última ocasión, que superó los 14 metros, fue lo más cerca que el agua estuvo de la escuela en lo que va del año”, graficó.
Y enseguida hizo mención a la sorpresa que le produjo “el hecho casi milagroso que les ocurrió, cuando llegaron a la escuela el viernes 25, alrededor de las 8, y encontraron la estatua. Me parece una señal de esperanza y de bendición para toda la comunidad educativa de la Escuela 563, y para todos los docentes de escuelas rurales que cada día hacen un gran sacrificio para cumplir con su noble misión”.
Felicitó y agradeció a las maestras “por su compromiso y su entrega”, y pidió que “sigan adelante con su labor, que es tan importante y valiosa para el desarrollo de nuestra provincia”.
También invitó “a todos a rezar por ellas y por todos los que sufren las consecuencias de las inundaciones, y a pedirle a la Virgen de Itatí que nos ayude a superar esta situación y a salir adelante con fe y esperanza”.
“Los vecinos encargados de mantener y cuidar la capilla San Pantaleón, ubicada a unos 50 metros de la escuela, estaban buscando a la Virgen. Estaban preocupados porque presumían que había desparecido con la inundación”.
Fuente: Primera Edición