Iguazú (LaVozDeCataratas) Hace tres años, se adquirieron los materiales necesarios para la construcción de la sala de costura con fondos recaudados entre amigos y conocidos. Sin embargo, debido a la pandemia, promesas políticas incumplidas y dificultades económicas, el proyecto se vio pausado temporalmente.
Recientemente, al intentar retomar el proyecto y retirar los materiales adquiridos en una reconocida maderera local, se encontraron con una situación desalentadora. La maderera se negó a entregar la mercadería pagada en tiempo y forma, alegando inicialmente falta de disponibilidad y posteriormente argumentando el transcurso del tiempo como razón para no cumplir con el acuerdo original.
«Es especialmente preocupante que la maderera, a pesar de haber recibido el pago completo y en el tiempo establecido, haya utilizado los materiales adquiridos para sus propios fines comerciales», contó a LaVozDeCataratas. La negativa a entregar la madera comprometida no solo afecta los derechos de Gilda Scévola como consumidora, sino también los derechos de la comunidad Mbya Guaraní, que lleva años esperando la concreción de este proyecto que beneficiaría significativamente a su calidad de vida.
La frustración se intensifica al encontrar cerrada la posibilidad de realizar una denuncia en Defensa del Consumidor. Ante esta situación, Gilda Scévola se enfrenta a un dilema injusto y la vulneración de los derechos de quienes esperan ansiosos la realización de la sala de costura. «Se trata de proyectos solidarios que buscan mejorar las condiciones de vida de comunidades vulnerables. La comunidad Mbya Guaraní merece ver realizado este proyecto y la denuncia de estas prácticas irregulares es esencial para abogar por la justicia y la equidad», concluyó