Iguazú (LaVozDeCataratas-Kelly Ferreyra) Tradicionalmente, estas fechas eran sinónimo de un ajetreo constante, con visitantes extranjeros aprovechando la ventaja cambiaria para realizar compras y abastecerse de combustible. Sin embargo, este año presenta un panorama diferente, con la depreciación de la moneda local afectando la llegada masiva de turistas de Brasil y Paraguay.
Las estaciones de servicio, que solían ser testigos de largas filas de vehículos con matrículas extranjeras, se encuentran notoriamente más tranquilas. El sonido de los motores y las risas de los visitantes apenas comenzaba a amanecer están ausentes, creando un ambiente atípico en la ciudad de las cataratas.
Los supermercados, por su parte, también experimentan una disminución en la afluencia de compradores internacionales. Los pasillos que solían resonar con diferentes idiomas ahora reflejan una calma inusual, desafiando la imagen típica de la temporada festiva en Iguazú.
Esta realidad, aunque marcada por la ausencia de turistas, también invita a la reflexión sobre la complejidad económica y las interconexiones entre las naciones. A medida que el panorama cambiario impacta los patrones de consumo, Iguazú se adapta a un nuevo escenario, esperando tiempos de mayor estabilidad y aumento de visitantes. En estas festividades, la ciudad se encuentra en un compás de espera, e incertidumbre…
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